El levantamiento del secreto de sumario sobre las relaciones entre el BBVA y el comisario José Manuel Villarejo ha permitido conocer cuál era la revelación del exmando policial sobre el 11-M. Fue hace un año cuando anunció su intención de revelar datos relacionados con “luctuosos acontecimientos” de la historia de España. Con ello apenas logró desviar la atención sobre los numerosos delitos que se le imputan. Tampoco nadie le creyó. Nada de lo que dijo en sede judicial ha merecido a los investigadores ordenar ninguna diligencia, ni siquiera para descartar su versión.
Sus explicaciones conforman un relato impreciso. En líneas generales, Villarejo ahondó en la tesis nunca confirmada que relaciona a los servicios secretos de Francia y Marruecos con la matanza que ha cumplido este miércoles 16 años. Esta fue una de las sospechas de la llamada teoría de la conspiración que pone en cuestión la versión judicial. El Tribunal Supremo condenó en 2008 a una veintena de personas por integrar o colaborar con una célula yihadista. Los jueces consideraron que varios de los autores materiales de la matanza murieron inmolados en un piso de Leganés días después del atentado.
Según Villarejo, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero se había comprometido con Francia a entregarle un gran banco español y una gran empresa constructora. También a retirarse de posiciones estratégicas en Marruecos. Pero en su declaración ante el juez de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, no llegó a verbalizar a qué respondía ese compromiso del presidente socialista, vencedor de las elecciones celebradas tres días después de la masacre de Atocha.
BBVA y Sacyr Vallehermoso en manos francesas
El banco elegido, según Villarejo, era el BBVA y la constructora, Sacyr Vallehermoso. El presidente entonces de Sacyr era Luis del Rivero y quería hacerse con el control del BBVA. Según su versión, el Ejecutivo socialista controlaba a Del Rivero y estaba interesado en que esa operación llegase a buen puerto para cumplir así su compromiso con Francia. El excomisario declaró que el país galo, por medio de la entidad financiera Credite General, era la que le iba a prestar el dinero a Luis del Rivero para acometer el asalto al BBVA con el visto bueno del Gobierno español.
Finalmente aquella compra no se produjo pero entre medias Villarejo cobró grandes sumas de dinero por investigar las bambalinas de la operación. Corría el año 2005 y ese fue el primer gran encargo de la entidad que dirigía Francisco González a Villarejo. Las empresas del polémico mando llegaron a cobrar más de 10 millones de euros por ese y otros trabajos a lo largo de casi 15 años de relación. La Audiencia Nacional investiga actualmente esos vínculos ante la sospecha de que el mando hacía valer su ascendencia en la Policía para vender datos confidenciales al banco.
El presunto cabecilla de “un clan policial mafioso” en la Policía -según lo define la Fiscalía- admitió que su trabajo para el BBVA partió como un negocio privado, pero acabó como una misión de Estado para salvar un banco español. Aseguró haber informado de todo esto en distintos foros. Confía en que se le levante la prohibición que impone la ley de secretos oficiales para desvelar ciertos datos: “Yo creo que es de interés que se aclare el cierre en falso del atentado más luctuoso que ha tenido España”.
Fuentes del entorno de Luis del Rivero tachan de "falacias y mentiras" las tesis de Villarejo. "Aquello no fue una operación política, sino meramente empresarial participada por antiguos accionistas del banco del País Vasco. ¿Cómo unos señores vascos y españoles de toda la vida iban a estar de acuerdo con una operación para entregarle el banco a Francia?", responde una persona implicada directamente en aquellas negociaciones.
"Coroneles" del CNI y una cabina en Beirut
Villarejo le dijo al juez que los planes del Gobierno de satisfacer a Francia se los contaron varios miembros del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) a los que acudió en busca de ayuda para su investigación sobre Sacyr. El excomisario no aportó muchos detalles sobre quiénes eran sus interlocutores, pero les describió como personas descontentas con la reestructuración que el Gobierno socialista estaba acometiendo en los servicios secretos. “Yo me reúno con una serie de coroneles que me dicen: ‘cuenta con que nosotros te vamos a ayudar’", relató Villarejo.
La relación de este relato con el mayor atentado de la historia de Europa hasta la fecha era una remota cabina de teléfono en Beirut tal y como adelantó El Español. Villarejo declaró que “los servicios secretos sirios libaneses” le señalaron la existencia de una cabina de teléfono en un barrio de la capital del país de los cedros controlada por la milicia prosiria Hezbulla. Desde allí se habían recibido y habían realizado llamadas a los autores de la matanza de Atocha en 2004. El comisario, entonces en activo, dijo que comunicó esta información al comisario general de Información de aquel momento, Telesforo Rubio.
Villarejo dijo haber organizado junto a Telesforo un viaje a Líbano para que les diesen el tráfico de llamadas. En sus explicaciones, aludió a la participación de un viejo confidente suyo, el traficante de armas Monzer Al Kassar, condenado en 2008 a 30 años de cárcel en EEUU. A última hora, siempre según la versión del exmando, Telesforo decidió acudir en solitario pese a las pegas de Villarejo. Le advirtió de que no se iban a fiar de él. “Efectivamente cuando él (Telesforo Rubio) vuelve, vuelve con la lista de teléfonos capada, faltando bastantes números. El servicio secreto sirio y el propio comisario general me dicen que han estado antes los servicios secretos franceses y se han llevado la mitad de los números”, declaró.
Telesforo Rubio: "Fue un fraude"
Telesforo Rubio niega a este periódico la versión ofrecida por el polémico mando: "Si hubiera sido así, ha tenido muchos años para decirlo. Es verdad que estuve en Siria, acompañado por un comisario muy experto y nada, no sacamos nada. Fue un fraude, él (Villarejo) pretendía otra jugada", dice el exresponsable de la Comisaría General de Información sin entrar en más detalles.
"Fui por cuenta de la Dirección, llevaba pocos meses en el cargo y estaba previsto que fuese mi antecesor. No sé si nos engañó. Él tenía esas teorías y esas cosas. No es que yo fuera porque él me lo dijera. Se trató de comprobar lo que había, pero no había nada", sentencia.
Villarejo declaró en la Audiencia Nacional que informó de todo esto a sus contactos en el CNI y lo que le dijeron es que ya tenían conocimiento de una serie de episodios que no estaban dispuestos permitir. El excomisario reprodujo así lo que le dijeron: “No tenemos ni idea de cual es la razón o cuál es la implicación que ha tenido el servicio secreto francés o el servicio secreto marroquí en este atentado, pero nos han pedido que desmontemos una serie de cosas. Es más, un experto del Magreb que es el jefe del CNI, (Jorge) Dezcallar le han mandado a tomar viento”.
En ese momento es cuando le hicieron conocedor de los planes del Gobierno de Zapatero de entregar a Francia un gran banco, una gran constructora y retirarse del Magreb. Explicó que los coroneles del CNI le dieron material para frenar la operación porque la querían reventar. Entre la documentación había varias transcripciones de conversaciones de miembros del Gobierno. “Y esa operación, afortunadamente para todos, se frustró”, zanjó Villarejo. Añadió que los coroneles -”ese grupo de patriotas”- acabaron "depurados”.
Dezcallar: "No me merece ningún respeto"
Dezcallar estaba al frente de los servicios secretos cuando se produjeron los atentados del 11-M. En declaraciones a este periódico dijo que nunca tuvo ningún contacto con el polémico mando, pero no da ninguna credibilidad a sus revelaciones. "No me merece ningún respeto", afirma.
Dezcallar ha dado su opinión en diversas ocasiones acerca de lo que sucedió el 11-M, tanto en entrevistas como en un libro publicado en 2015 bajo el título Valió la pena (Península) en el que repasa su trayectoria. "No son como los atentados de Nueva York ni de Washington. No hay unas instrucciones jerárquicas enviadas desde una cueva. Lo que hay es un grupo de gente local, que creen que deben hacer algo (...) Pero no hay unas instrucciones,unos télex que vengan de fuera, con unas órdenes. Eso no se ha encontrado. Como tampoco hay financiación que venga de fuera. Todo surge dentro", comentó en una entrevista concedida a ABC.
Durante los cerca de 20 minutos que duró esta exposición de Villarejo en sede judicial sobre este tema, la Fiscalía anticorrupción trató de cortar su narración apelando a la ley de secretos oficiales. Sin embargo el juez se mostró interesado. “Yo quiero oírlo”, llegó a decir el magistrado, quien le pidió varias aclaraciones al excomisario. Sin embargo, fuentes conocedoras de la investigación afirman que no le han dado ninguna credibilidad a este relato.