“No tengo ni idea de cuántos kilos de droga he podido incautar”. Quien habla es un agente de la Policía Nacional que se ha pasado casi una década velando para que cuando viajemos lo hagamos lo más seguros posibles.
La Semana Santa que comienza es una de las fechas preferidas por los españoles para realizar viajes. Si estos días cogemos un tren, autobús, avión o barco, entre el ruido y las despedidas, nos encontraremos con un policía como el que arranca las líneas de esta información. Son los componentes de la Brigada Móvil, la más antigua de España.
En los últimos años se ha incrementado la presencia policial en los puntos de salida de medios de transporte. La alerta terrorista, que se mantiene en un nivel cuatro de cinco desde 2015, ha obligado a incrementar la presencia de efectivos.
De uniforme o de paisano, estos agentes tiene que estar atentos a todo lo que pase a su alrededor: un movimiento sospechoso, una cara familiar o un comportamiento fuera de lo normal
Los agentes más vistosos llevan fusiles que, por suerte, no han tenido que utilizar hasta el momento. Pero los de la Móvil realizan un trabajo de hormiguita que resulta fundamental. De hecho, en el plan publicado por la Dirección General de la Policía para estas semanas, se destaca el papel de los antidisturbios y de los agentes del subsuelo, pero no se menciona a los de la Móvil.
De uniforme o de paisano, estos agentes tiene que estar atentos a todo lo que pase a su alrededor. Un movimiento sospechoso, una cara familiar, un comportamiento fuera de lo normal. Todo es poco para incautar un cargamento de hachís o armas, para detener una red de trata de personas o parar a los cacos que pretendan sustraernos la cartera. Muchas veces se tienen que basar en su intuición para parar a una persona, abrirle la bolsa de viaje y encontrar el pastel.
Muchas veces se tienen que basar en su intuición para parar a una persona, abrirle la bolsa de viaje y encontrar el pastel
En noviembre del año pasado, una hebilla de cinturón con forma de granada hizo desalojar las estaciones de Atocha en Madrid y la de Sants en Barcelona. Fue una falsa alarma, pero si hubiera sido de verdad, no hubiera pasado nada gracias al dispositivo silencioso que se desplegó en apenas segundos. “Muchas veces tenemos que hacerlo así, no podemos alarmar a la ciudadanía”.
Los policías van equipados con su arma reglamentaria y su porra. “Cuando vamos en un barco o en un tren no podemos tener apoyo externos. Sólo estamos nosotros, y a veces las situaciones tienen una alta carga de tensión”. Recientemente se ha optado por darles un gas pimienta, pero su utilización en un espacio cerrado como un vagón o el interior de un ferri podría ser “caótica”. Desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP), el mayoritario en el cuerpo, reclaman que se les dote de una pistola eléctrica, más conocido como táser, para poder neutralizar a los delincuentes.
También reclaman la especialización de la unidad, una circunstancia que se nota en el bolsillo de los agentes y en los méritos de estos para cambiar de destino o ascender, en comparación con quienes trabajan en los antidisturbios o en policía judicial.
Detenciones y hurtos
“El año pasado, sólo en Madrid, hicimos más de 2.000 detenciones. Hay jefaturas superiores, con todos sus operativos, que no hacen esos números en todo un año”. Una de las claves que explican este número tan alto de arrestos es la cercanía de los agentes de la Móvil. “Trabajamos in situ, no es como ir en una patrulla o que te llamen. Si se produce un hurto en una estación de tren nosotros ya estamos allí, no tienen que hacernos ir”.
El de los pequeños hurtos es un problema que se ha ido acrecentando en nuestro país. Los carteristas aprovechaban nuestros despistes para darse un festín. Eso ha cambiado. “Hemos podido reducir el número de estos hurtos en Madrid y Barcelona, que es donde más se daban. Ahora los vemos menos”.
En el día a día es fácil recordar una cara que has detenido previamente, por lo que cuando detectan a alguno de estos individuos rápidamente se ponen en alerta y no le quitan un ojo de encima. Por eso muchos de estos cacos ya no merodea en las estaciones de metro.
La unidad más antigua de España
El primer antecedente data de 1924, cuando se creó la División de Ferrocarriles y Fronteras. Este equipo se dedicaba a la vigilancia en las estaciones y control de los puestos fronterizos. Se suprimió en 1933, momento en el que sus funciones se reparten entre varios servicios operativos, dando paso, entonces sí, a la primera Brigada Móvil.
Se formaron entonces sectores en Madrid y Barcelona, aunque en la actualidad se cuenta con presencia en Zaragoza, Valencia, Sevilla, Granada, La Coruña, Oviedo, Valladolid, Burgos y Málaga.
En 1985, Orden Ministerial mediante, se desarrolló la actual estructura orgánica y funcional de los servicios centrales y periféricos de la dirección general de la Policía. Entonces se decidió también descentralizar la Brigada Móvil para que pudiese operar de manera más funcional en el territorio español.
Intromisión de competencias
La Policía Nacional comparte espacio con la Guardia Civil en los puertos. Mientras los primeros se ocupan de extranjería y control de pasajeros, los segundos tienen la competencia de las aduanas. Pero la convivencia no es siempre fácil.
Muchos agentes denuncian que desde el Instituto Armado se entrometen en competencias que son exclusivas de la Policía. “A veces interfieren en nuestras áreas. Esta es una de las principales quejas que muestran los agentes que tienen que ver a compañeros con otros uniformes en sus lugares de trabajo, un problema reconocido también desde las asociaciones de la Benemérita.