"Busco chicas para compartir piso de entre 20 y 30 años", "Solo chicas y universitarias" o "Chicas jóvenes pero no fiesteras". Son algunos de los mensajes que inundan los portales inmobiliarios y tienen un único objetivo: sexo por alquiler. Vozpópuli ha podido hablar con una de estas víctimas que se encontró de forma sorpresiva como el propietario buscaba mantener relaciones con ella a cambio de tener que pagar un precio reducido por la habitación que iban a compartir en la ciudad de Barcelona.
La historia de Beatriz es una como la de tantas jóvenes que buscan alquilar una habitación en una gran ciudad. Esta chica, que es original de Almería, tiene que encontrar un piso en Barcelona por motivos laborales. Esta era la primera vez que tenía que acceder al mercado inmobiliario y lo hizo a través de una conocida plataforma.
"Me escriben 50 chicas al día"
Después de mucho navegar encontró el alquiler de una habitación por un precio sospechosamente bajo de unos 150 euros. Como muchas otras personas fijó su objetivo y decidió hablar con el propietario que le emplazó a seguir la conversación por la aplicación de WhatsApp.
La charla ya comenzó a sospechar por términos el exceso de cariño por términos como "corazón". "Me escriben 50 chicas al día. Así que si eres simpática y tal pues la dejo para ti", afirmó la persona que estaba al otro lado del teléfono. "Guapa, leíste bien el chat no? Donde te dije que compartiríamos juntos habitación", subrayó este individuo.
Al recibir esta propuesta, Beatriz ya se negó a la propuesta. "A mi habitación no me importaría pero cama ya no. Igualmente gracias por avisar", respondió la joven. "Me haces perder el tiempo o que. Tienes mejor opción? Que tu novio te tiene algo mejor", contestó de forma violenta el propietario que buscaba sexo por el alquiler. La conversación se zanjó con el bloqueo de la joven al dueño de la casa de Barcelona.
Insultos por rechazo
"Esta ha sido la vez que han sido más directos", relata la protagonista de esta historia que ha recibido insultos de una cuenta anónima de redes sociales y sospecha que ha sido este individuo tras exponer su vivencia. "Ya verás por amarillista, perra. Eres una golfa", señalaron.
No es la primera vez que ha tenido que lidiar con este tipo de actitudes deleznables del sexo por alquiler. Esta chica considera que un 10% de las ofertas en portales para compartir piso tienen este oscuro deseo en sus entrañas.
La dinámica siempre es la misma. Una oferta por debajo del precio de mercado en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Zaragoza o Valencia. Estos alquileres, que son para compartir piso, tienen una serie de exigencias por parte de los propietarios. Desde mantener sexo hasta ir por la casa en ropa interior.
El objetivo de estos individuos son en su mayoría mujeres jóvenes. Unas chicas que cuentan con pocos recursos económicos que estudian o trabajan y buscan instalarse en estos municipios por un bajo coste. Estos propietarios ni analizan los mensajes
Son unas actitudes deleznables que tienen un difícil encaje en el marco legal si las víctimas aceptan la propuesta. Eso sí, en el momento en el que se fuerza a tener sexo sin consentimiento ya entraría en juego una posible agresión sexual.
Sexo por trabajo
El sexo por el alquiler no es la única práctica indecente que se están practicando en la actualidad. Hace unas semanas, la Policía Nacional detuvo en Madrid a un anciano por agredir con una muleta a su cuidadora, colombiana de 22 años, porque no accedía a sus peticiones de acercamiento sexual. Trabajaba de interna sin ningún tipo de contrato laboral desde inicios de este año.
El anciano tenía problemas de movilidad y necesitaba asistencia cotidiana. Llevaba desde hace semanas con proposiciones sexuales y siempre se negó. Sin embargo, el día de su detención el hombre se puso muy agresivo por este rechazo. Utilizó una muleta para agredirla.
La Policía ahora trata de averiguar cuántas chicas pasaron por ese domicilio en Carabanchel. No se descarta que en otros casos las mujeres accedieran al sexo por el trabajo y la casa que les ofrecía este individuo.