El acuerdo de coalición suscrito este martes por el PSOE y Sumar tiene 48 páginas. Y en ninguna aparece no ya la palabra amnistía que tanto le costó decir a Pedro Sánchez en público, sino la palabra Cataluña. Parece que el principal problema político de España no existiera para los partidos que pretenden gobernarla. Aunque según ha sabido este diario por fuentes de Sumar de alto nivel fueron Ferraz y el núcleo duro de Moncloa quienes se negaron a citar referencia alguna al asunto catalán. El presidente dejó claro que quien negocia con Carles Puigdemont es él. Y no quiere que nada torpedee sus conversaciones.
Ni Sánchez ni Díaz hicieron tampoco alusión alguna a Cataluña, a la amnistía o a la negociación con el expresidente Carles Puigdemont durante sus respectivas alocuciones en el Museo Reina Sofía de Madrid, donde presentaron el acuerdo. Del presidente en funciones solo se escuchó un "convivencia" y de su vicepresidenta segunda un elogio del "acuerdo territorial" omo uno de los ejes que vertebran el pacto entre socialistas y Sumar.
Esa opacidad sobre la amnistía de marras, según fuentes gubernamentales socialistas, se debe a que lo que presentaron Sánchez y Díaz "es el corazón de la legislatura" que ambos pretenden continuar al frente de los mandos del país. Y que, por tanto, no cabía explicitarla en el pacto. Eso sí, tampoco permitieron preguntas de la prensa para eludir el asunto que con tanto celo se guarda en el núcleo duro de poder de Pedro Sánchez.
De la foto con Puigdemont a la nada
Cabe recordar que en el acuerdo de coalición que sellaron el PSOE y Unidas Podemos en 2019 sí se hizo mención a la situación en Cataluña: "Abordaremos el conflicto político catalán, impulsando la vía política a través del diálogo, la negociación y el acuerdo entre las partes que permita superar la situación actual". Y eso que Sumar ha hecho gala de la necesidad de abrir cauces para resolver la situación en Cataluña.
Los de Yolanda Díaz apostaron al principio por una consulta pactada que luego matizaron. Los 'comunes', el alma catalana del partido de la vicepresidenta segunda, pusieron el referéndum encima de la mesa. La diputada por Barcelona Aína Vidal anunció que sería una de las propuestas electorales de Sumar. Pero el equipo de Díaz rebjaó el asunto. Su plan es que se vote el acuerdo que salga de la mesa de dialogo con "un nuevo encaje de Cataluña en España".
Además, Sumar propició un encuentro entre Yolanda Díaz y Carles Puigdemont en Bruselas el pasado 5 de septiembre que molestó en Moncloa. Lo cierto es que el asunto de la consulta pactada escuece en la coalición, porque no es un tema sobre el que haya acuerdo. Y, además, perjudica electoralmente en el resto de España, especialmente al PSOE. Las fuentes consultadas en Ferraz explican que justo ahora que el partido logró en las elecciones generales del 23-J uno de sus mejores resultados en Cataluña, en Sumar no pueden imponer ningún tipo de marco al respecto.
El PSOE prepara su maquinaria
Como ya contó este diario, Ferraz someterá a la aprobación de sus bases el acuerdo para formar un Gobierno de coalición con Sumar, pero no el pacto con Carles Puigdemont. El PSOE prepara ya un comité federal que se celebrará este sábado para exponer los detalles del acuerdo y, a puerta cerrada, el estado de las conversaciones con Puigdemont.
Las fuentes consultadas señalan que el pacto con Junts, de producirse, sería de investidura y la consulta a los militantes "no es obligatoria" en ese caso. "Los acuerdos de Gobierno, como el de coalición, sí lo son", admiten. Aunque el logrado con Yolanda Díaz debe ratificarlo la militancia. Y lo hará sin alusiones a la amnistía. Mientras, en Sumar, solo Izquierda Unida y Podemos tiene la obligación de someter a votación el acuerdo.
Casi nadie en Ferraz sabe qué se está negociando y en qué términos. Por eso, la mayoría de dirigentes del partido no emiten su opinión sobre la hipotética ley de amnistía y se escudan en que la darán cuando se conozcan los detalles del acuerdo al que llegue el PSOE con Junts, ERC y el resto de socios independentistas, nacionalistas y de izquierda radical. El Gobierno reitera que será "transparente" y "respetuoso con el marco constitucional", el otro gran axioma socialista.
El calculado hermetismo del presidente del Gobierno persigue dos cosas. Por un lado, tapar hasta dónde está dispuesto a llegar. Sánchez ha escondido sus líneas rojas bajo el mantra del respeto escrupuloso a la Constitución. Y, por otro, el control del partido. El presidente quiere evitar a toda costa revuelo interno. Y sabe que si no suelta prenda de qué habla con Junts, mantiene prietas las filas. Aunque los dirigentes del PSOE consultados no esconden su preocupación por el cariz de los acontecimientos.