El viento y la lluvia rompieron durante la noche una ventana del Juzgado de Instrucción número 29 de Madrid, situado en la octava planta de los juzgados de Plaza de Castilla, al Norte de la capital, y una parte de la documentación judicial apilada salió desprendida al exterior, según ha confirmado a Vozpópuli una portavoz de la Comunidad de Madrid, la institución responsable del inmueble.
Estos documentos acabaron en un aparcamiento o patio interior, pero no en la calle, matiza la mencionada portavoz del Gobierno madrileño, que destaca que los papeles fueron recogidos por los responsables de seguridad del edificio.
Fuentes de los trabajadores han confirmado a este diario que algunos documentos fueron encontrados en la repisa del edificio, en el que también han sufrido en mayor o menor medida las consecuencias del temporal los juzgados número 10, 28 y 30, así como la cubierta del salón de actos.
Entre los expedientes que llevan los funcionarios de este Juzgado se encuentra la querella interpuesta contra el presunto cabecilla de la 'Púnica', Francisco Granados, contra seis de los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que le investigan en la Audiencia Nacional.
Granados acusa a los guardias de no investigar supuestos indicios de que su exsocio David Marjaliza se había relacionado con el narcotráfico. Los sindicatos no han querido ni confirmar ni desmentir, por razones de confidencialidad, si el sumario de la querella de Granados es uno de los afectados por los hechos.
Granados y la UCO
El titular del Juzgado, el magistrado Pedro Antonio Domínguez Morales, está a la espera de que el exconsejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid Francisco Granados, del que durante una etapa dependía la financiación de los edificios de Justicia en esta Comunidad, abone una fianza de 6.000 euros para ejercer la acusación popular en el procedimiento que inició con una querella contra los agentes de la UCO adscritos a la investigación del caso 'Púnica', que se instruye en la Audiencia Nacional.
Durante la tormenta del jueves por la tarde, según la información recabada por este periódico, las placas que forman el techo del Juzgado número 29 comenzaron a desplomarse, provocando goteras, que han deteriorado numerosos folios de los sumarios que investiga el titular del Juzgado, según se puede comprobar en las imágenes publicadas por Vozpópuli en esta información.
El edificio tiene filtraciones en el techo, por lo que las lluvias provocan de forma frecuente goteras en todo el inmueble. Además, explican las mismas fuentes, durante la noche del jueves, por la fuerza del viento, las ventanas, que habían sido cerradas por los funcionarios, se abrieron, derrumbando las pilas de folios que se acumulaban en las mesas y ventanas del local judicial.
Plásticos y paraguas
De nada les valió en esta ocasión a los funcionarios poner plásticos sobre los ordenadores y los sumarios, y mucho menos el paraguas abierto con el que otro trabajador trataba de evitar, a la desesperada, que el agua estropeara su mesa y documentación. Al llegar a su puesto de trabajo a primera hora del viernes, los funcionarios se encontraron con que la sala era un conglomerado de folios mojados, y muchos de ellos habían caído al exterior desde el octavo piso.
Una de estas funcionarias del Juzgado número 29 de Madrid ya sufrió en el pasado el desprendimiento de una parte del techo, según explican a Vozpópuli fuentes sindicales, que destacan que los trabajadores públicos utilizan un "hornillo" para secar los documentos que se han mojado. Otros de los funcionarios ya han acudido en el pasado al Juzgado durante los fines de semana, en los que ha habido fuertes lluvias, para inspeccionar los posibles desperfectos.
Sin embargo, la citada portavoz de la Comunidad de Madrid ha explicado a este diario que el arquitecto de la Dirección General de Justicia de la Comunidad de Madrid ha pedido al decanato que envíe una circular a los juzgados y también avise al servicio de limpieza desde Administración para que las ventanas del edificio se dejen siempre cerradas, con la manilla. al acabar la jornada de trabajo. Y todo ello con la finalidad de evitar que se reproduzca en el futuro el problema que ha sufrido el Juzgado de Instrucción número 29, que investiga la querella de Granados.