Los policías que detuvieron a los dos titiriteros por la obra que representaron en el Carnaval de Madrid han relatado este jueves al juez que decidieron intervenir por miedo a que los padres que se indignaron con lo que estaban viendo decidieran agredirles, tal y como ha explicado uno de los abogados de los titiriteros.
Los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía y de la Policía Municipal de Madrid que intervinieron en la detención de los titiriteros -Alfonso Lázaro de la Torre y Raúl García Pérez- han declarado como testigos ante el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, que les investiga por un delito de enaltecimiento del terrorismo y otro de incitación al odio, tal y como recoge la agencia Efe.
Según ha explicado el abogado de uno de ellos, Jaime Montero, los agentes han relatado que alguno llegó a ver una parte de la obra, pero que dado que ellos estaban para prevenir la comisión de delitos, ningunos de ellos ha contado nada de utilidad "sobre qué se representó o que se dejó de representar". No obstante, según el letrado del otro titiritero, Eric Sanz de Bremond, los agentes han asegurado también que al inicio de la representación se avisó al público del contenido.
El abogado de uno de los titiriteros reclama que el archivo de la causa se debería producir "de una santa vez"
"Miedo del tumulto formado"
Por su parte, Jaime Montero ha destacado que los policías han señalado que la intervención "se realizó cuando tuvieron miedo del tumulto que se había formado por los padres y temieron que fueran a agredir a los propios titiriteros". Según el abogado, esos padres indignados fueron los que se ofrecieron para declarar como testigos en esta causa en contra de los titiriteros.
Montero cree que tras todas las diligencias que se han practicado en esta causa se debería producir el archivo de "una santa vez", teniendo en cuenta que el criterio de la Fiscalía de la Audiencia Nacional es que ya no es delito, ya que todo ha sido "un malentendido de cómo se dio la noticia".
Los dos titiriteros estuvieron en prisión cinco días tras ser detenidos a raíz de la representación de la obra "La bruja y Don Cristóbal" en la que exhibieron un cartel de "Gora Alka-ETA" y en la escenificaron acciones violentas, como el ahorcamiento de un guiñol vestido de juez, el apuñalamiento de un policía o la violación de una monja.