El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, ha anunciado el inicio de una investigación a cargo de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios, organismo dependiente del ministerio que dirige, por el accidente por descarrilamiento que sufrió un tren del operador público ferroviario el pasado sábado.
El tren había sufrido días atrás una avería y estaba siendo remolcado para su reparación por otro tren cuando sucedió el incidente. Su transporte se realizó desde la base de mantenimiento de Renfe en La Sagra (Toledo). Al transitar muy cerca de la estación de Chamartín, zona de tránsito a los talleres sitos en el barrio de Fuencarral, el convoy formado por el tren remolcador y el remolcado trataron de subir por una vía que, según fuentes consultadas por este diario, tiene una fuerte inclinación en determinados tramos.
Ante la imposibilidad de ascender, regresaron por la vía para volver a intentarlo, pero en ese segundo intento el tren remolcador sufre un fallo en uno de sus cuatro motores. El incidente se produjo concretamente en el túnel que une la estación de Atocha con la de Chamartín, y que los profesionales ferroviarios llaman coloquialmente 'Chato'.
Las fuentes consultadas por este diario aseguran que el tren, sin control, se habría aproximado a entre 90 o 100 kilómetros por hora con suma facilidad, lo que finalmente tuvo como consecuencia el descarrilamiento
Se desconocen exactamente cuáles fueron las acciones llevadas a cabo por los técnicos de mantenimiento que iban junto al maquinista, pero como resultado de las mismas se produjo el corte de ambos trenes. El tren remolcador y el remolcado se desacoplan y el último comienza a descender sin control hacia Atocha hasta que descarrila cuatro kilómetros después, tal y como ha podido saber en exclusiva este diario. El convoy cruzó gran parte del corazón subterráneo de la ciudad de Madrid.
El accidente se produjo cerca de la estación de Atocha, en una curva en la que la señalización indica que debe ser tomada a 45 kilómetros por hora, pero las fuentes consultadas por este diario aseguran que el tren, sin control, se habría aproximado a entre 90 o 100 kilómetros por hora con suma facilidad, lo que finalmente tuvo como consecuencia el descarrilamiento. "El tren averiado recorrió descontrolado unos cuatro kilómetros de distancia, sin maquinista. Es un milagro que no haya pasado nada más grave", explican las fuentes consultadas por este diario. Dos mecánicos se encontraban en el interior del tren siniestrado resultaron ilesos.
Cortes en los servicios
Por otra parte, el presidente de Renfe, Raül Blanco, ha adelantado que el próximo fin de semana habrá algunos cortes en el servicio ferroviario para retirar el convoy. Así lo ha manifestado en una entrevista en 'Onda Cero', recogida por Europa Press, en la que también ha defendido que lo sucedido el sábado en el túnel de alta velocidad entre Chamartín y Atocha "no es normal" y habrá que analizarlo. La empresa pública ferroviaria ya ha anunciado indemnizaciones para los 17.000 pasajeros afectados por este incidente, que provocó retrasos en diferentes puntos del país.
Al incidente de este tren, que reiteramos no viajaba con pasajeros, se sumó el corte de la tensión que se produjo en la zona de Atocha a petición de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado por la presencia de una persona en las vías, lo que intensificó las incidencias.
Esta semana, de forma temporal, algunos trenes con destino o procedencia el Levante empezarán o acabarán en Atocha, en vez de en Chamartín, aunque se ha habilitado la otra vía del túnel en la que no está el tren descarrilado para que continúen el resto de servicios ferroviarios hasta esta estación al norte de la capital.
Blanco ha defendido que el número de incidencias en la red es menor este año respecto a 2023, aunque ha reconocido que las de este año están siendo más destacadas y mediáticas.