"Decidí mirar aquellos papeles que tenía guardados en la caja fuerte, que me había enseñado Bárcenas y de los que había sacado algunas fotocopias. Yo no podía destruir esos documentos, pero no sabía qué hacer con ellos. Tampoco podía llevárselos al juez de instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz. No sabía qué hacer, pero al cabo de un rato se me encendió la luz: Gerardo Viada, el abogado de El País", describe Jorge Trias en un documento de once cuartillas titulado "El espíritu de la corrupción" al que ha tenido acceso el diario ABC.
El relato de Trias explica cómo habían llegado a sus manos unos papeles que pensó utilizar para que convulsionara la política nacional ("¿A ver si tengo guardado, sin haberme dado cuenta, el cuerpo de un delito que puede afectar a la estructura del Estado y a la estabilidad de nuestra democracia?", se preguntaba). Según sus palabras, Bárcenas le habría enseñado unos documentos en 2010 cuando más molesto estaba con el PP tras la imputación de su mujer, habría sacado unas fotocopias y después de ser criticado por señalar a compañeros de partido sin pruebas, decidió entregárselos a Viada: "Era una forma indirecta de hacer llegar esa documentación al periódico sin dárselo a un informador", explicaba.
Sin embargo, antes de tomar esa decisión Trias habría barajado otras opciones, según él mismo confiesa. La primera apuntaba hacia la Fiscalía General del Estado, pero no 'había calibrado la trascendencia de esas fotocopias, ya que los originales no los había visto nunca y Bárcenas siempre le aseguró que los tenía Álvaro Lapuerta'. También había pensado en pasárselos directamente a un periodista de El País. Por último, barajó la idea de enviárselos a Ruz, aunque lo descartó porque 'podría pensar que era una maniobra de distracción de Bárcenas o de alguien'.
Según el relato del propio Trias, Bárcenas había contado a sus amigos, entre los que se encuentra el abogado, que él gestionaba un fondo que pertenecía a diversas personas y que estaba en Suiza, algo a lo que dice no le dieron mucha importancia porque hacía dos años o más que había abandonado la política. "Pero había algo que no me cuadraba. ¿Sería verdad todo lo que estaba apareciendo? ¿Por qué nos dejaba tan mal a quienes, como era mi caso, le habíamos defendido públicamente?", se preguntaba.
Fue entonces cuando habría tomado la decisión de escribir el primer artículo que envió a El País, "¿Sombras o certezas?", que poco después vio convertido en noticia. Por la repercusión que tuvo, se planteó revisar aquellos papeles que guardaba en la caja fuerte, los que finalmente decidió entregar a Gerardo Viada.