Una pequeña dosis de optimismo se ha instalado en la izquierda abertzale. Dirigentes de la antigua batasuna están reiterando a sus bases en las últimas semanas el mensaje de que el Tribunal Constitucional fallará en las próximas semanas a favor de la legalización de Sortu, la marca electoral creada en febrero de 2011 que, sin embargo, no pudo concurrir a las elecciones municipales de mayo de aquel año ni a las generales del 20-N porque el Supremo negó su inscripción en el resgistro de partidos políticos. Idéntico vaticinio se ha hecho llegar allí donde, precisamente, los ánimos están más bajos en los últimos meses, las cárceles, según ha podido confirmar Vozpópuli en fuentes políticas vascas y policiales.
El mensaje de optimismo sobre el futuro de Sortu no es nuevo, pero sí lo es el convencimiento con el que se está transmitiendo la idea de que el pronunciamiento del Alto Tribunal no se demorará más allá de finales de este mes. Y ello a pesar de que el Constitucional ha retrasado ya en dos ocasiones el inicio del debate sobre la ponencia que ha elaborado la magistrada Elisa Pérez Vera y que se inclina, precisamente, por la legalización de la formación. En principio, el recurso de Sortu se iba a ver en el pleno del pasado 22 de mayo y discutido durante otros dos días. Sin embargo, durante esas tres jornadas finalmente no se abordó. La semana pasada la legalización de la izquierda abertzale volvió a estar sobre la mesa del pleno del Tribunal Constitucional, pero relegado al último punto del día, lo que evitó de nuevo que se resolviera.
En el seno de la antigua Batasuna ha cuajado que una posible renovación del Constitucional no afectará al sentido del fallo
Pese a estos retrasos, la izquierda abertzale y sus abogados están convencidos de que la legalización de Sortu es cuestión de semanas y que el sentido del fallo será positivo a sus intereses. Ni siquiera se han planteado que la renovación de un tercio de los magistrados del Constitucional, reclamado a PP y PSOE por el propio Tribunal a finales de mayo, pueda cambir el sentido del fallo. Y ello a pesar de que la misma modificaría la actual relación de fuerzas entre el sector conservador y el progresista, actualmente decantado a favor de éste útlimo, por un empate que podría deparar sorpresas en el debate de una ponencia que deja abiertos muchos puntos de la futura sentencia.
De hecho, desde el Constitucional ya se ha dejado claro que la sentencia que permitió a Bildu, la coalición con la que finalmente concurrió la izquierda abertzale en coalición con otras formaciones a las pasadas elecciones municipales, no es trasladable en este caso, ya que Sortu es un partido al que el Tribunal Supremo declaró sucesor de Batasuna, y la coalición era precisamente eso, una coalición. Entonces, el alto tribunal discutió si la no concurrencia de Bildu podía suponer una vulneración del derecho de sufragio. Ahora, con Sortu, se aborda la violación de otro derecho distinto, el de asociación.
No obstante, la representación legal de la izquierda abertzale considera que la sentencia de la Sala del 61 del Supremo que cerró la puerta a Sortu es, precisamente, su principal punto de apoyo por el escaso margen de nueve a siete votos por el que se falló. Los votos discrepantes de aquella ilegalización, entre ellos los de tres presidentes de sala del alto tribunal, recalcaron entonces que el nuevo partido político se ajustaba "a las exigencias y parámetros constitucionales" y que, por tanto, no era una continuidad del brazo político de ETA.
Tras dos malas noticias
El anuncio lanzado por la izquierda abertzale se produce, además, en un momento especialmente difícil en su seno y, sobre, en las cárceles. El último comunicado del colectivo de presos etarras (EPPK, en sus siglas en esukera), en el que se daba un portazo al nuevo plan de reinserción del Gobierno, supuso un jarro de agua fría para todos, pero sobre todo para los dirigentes de la antigua Batasuna, que esperaban un anuncio "histórico" que finalmente se quedó en una vuelta a conceptos que se creían ya superados como el de "amnistía". Antes, la sentencia del Tribunal Supremo que, aunque rebajada, mantenía la pena de prisión para Arnaldo Otegi y otros cuatro miembros de la izquierda abertzale por el caso Bateragune también habían ayudado a instalar en este sector de la sociedad vasca una sensación de pesimismo, de peligroso estancamiento.
Es, precisamente, contra esa sensación contra la que pretende luchar el anuncio de una hipotética legalización de Sortu en las próximas semanas. Hace tiempo que la izquierda abertzale ha empezado a trabajar ante un posible adelanto de las elecciones vascas tras la ruptura del pacto PSE-PP. Ayer anunció cuál va a ser la marca electoral en la que, de confirmarse sus augurios, incluiría al partido legalizado junto a las otras formaciones que le han acompañado en las últimas citas electorales, Eusko Alkartasuna (EA) y Alternatiba, y Aralar, que se suma al proyecto: Euskal Herria Bildu. Un nombre similar a la que utilizó en las últimas elecciones municipales que cuenta con la gran ventaja de que ya es conocida por la sociedad vasca y, sobre todo, por su electorado.
Tras dicho anuncio, ahora toca buscar un candidato a lehendakari tras asumir hace tiempo que la primera opción, Otegi, no podrá serlo por la sucesión de condenas que le mantendrán en prisión hasta 2016. Se habla de una mujer como cabeza de lista. Sea cual sea, la idea es lanzar cuanto antes una oferta electoral concreta con nombres y apellidos para un cita con las urnas que consideran clave en la actual situación política vasca en la que, incluso, aspiran a disputar al PNV la hegemonía. El primer paso para ello es, precisamente, que el Tribunal Constitucional legalice Sortu en las próximas semanas y poder incluir la formación en la coalición.