Con un Código Penal en pleno proceso de reforma; con varios políticos en una campaña electoral que ha distado mucho de proponer medidas para mejorar Europa; con España intentando salir del agujero financiero, va Twitter y se convierte en trending topic sin apenas abrir sus alas. Todo comenzó (o no, según la perspectiva desde la que se mire) con los insultos y amenazas en la red social tras el asesinato de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco.
Comunidad de vecinos, bar, ascensor… Lo cierto es que Twitter está recibiendo millones de calificativos al tiempo que le salen detractores y defensores casi a partes iguales. Entre estos últimos se encuentra Enrique Dans, profesor de Sistemas de Información en IE Business School desde el año 1990 y activo tuitero que, en conversación con Vozpópuli, reconoce que “existe un Twitter a dos velocidades”. Y es que, dentro de esos dos parámetros se enmarcan las personas que usan la herramienta como “una más” en su vida diaria y otros que “todavía no han alterado sus patrones de uso”.
Entre ellos, muchas personas, pero especialmente los políticos, a los que “les queda mucho para aprender a vivir en un entorno participativo y 2.0. Todos los políticos saben que detrás de la primavera árabe y los grandes movimientos sociales de estos años atrás estaban las redes sociales y ahora las intentan silenciar sin ser capaces de controlar la bidireccionalidad que éstas proporcionan. Desde el perfil de @CasaReal no contestan porque no saben cómo hacerlo sin que ello genere más debate”.
Mano dura de la Fiscalía
Y es en medio del debate abierto cuando la Fiscalía General del Estado ha anunciado mano dura contra cierto tipo de comentarios que susciten el odio en las redes. Torres-Dulce ha asegurado que los fiscales serán "muy activos" en perseguir este tipo de delitos en la red porque afectan "a todo aquello que puede distorsionar la convivencia". El fiscal general del Estado ha afirmado que los fiscales actuarán con el "máximo rigor y prudencia" a la hora de combatir cualquier delito de apología de crímenes o de genocidios en las redes sociales.
Fuentes de la Policía han evitado hacer comentarios a Vozpópuli sobre estos hechos para mantenerse alejados del epicentro de la polémica. Sin embargo, la Unión Federal de Policía (UFP) ha pedido esta semana al Gobierno que incluya en la reforma del Código Penal un nuevo delito que tipifique las injurias "masivas" de Twitter y que buscan "no solo atacar el honor de una persona, sino destruir su personalidad".
“Las redes sociales ya están maduras, es hora de que maduren los usuarios”
"La nueva realidad social que ha aparecido con Twitter requiere una nueva tipificación de delitos", ha señalado el portavoz del sindicato, Serafín Giraldo, quien considera que el actual delito de injurias no abarca los insultos vertidos por una multitud en las redes sociales. Y el Gobierno, con la pelota en su tejado, no tiene sobre la mesa modificar o crear nuevas figuras delictivas. “Los tribunales tienen cosas más importantes que juzgar que un chiste entre tuiteros”, comenta a este diario Clara Ávila, social media strategist en The Cocktail y gran avezada en esto de las redes sociales.
Patricia Salgado, digital #reputation manager y activa tuitera, sin embargo comenta con este diario que “las redes sociales ya están maduras, es hora de que maduren los usuarios”. Y también cree que es “un momento idóneo para establecer unas normas de conducta en la red”.
Insultos y amenazas, armas de doble filo
“Los protocolos de uso tienen que ir cambiando con el tiempo y la gente debe darse cuenta de lo que está compartiendo en 140 caracteres”. Así de claro se mostraba Enrique Dans en conversación con este diario. Y es que los insultos y amenazas no son nuevos, siempre han estado ahí. Desde cualquier periodista español (véase el caso denunciado por Ana Pastor la pasada semana) hasta cantantes como David Bisbal, con sus famosas pirámides de Egipto, deportistas y demás personajes de la esfera social.
“A todos nos ha caído algún insulto y la respuesta normal era bloquear y a correr. Salvo que sea algo especialmente grave”, dice Dans, que reconoce que el Gobierno está demonizando una simple herramienta y convirtiéndola en un “fenómeno mucho más peligroso”. Para él, y muchas otras voces discrepantes, el Gobierno está intentando poner control “a un medio que es difícilmente controlable y que les asusta”.
Y pese a estas ganas por controlar, Twitter como compañía parece mantenerse al margen. “Las redes sociales ya están controladas con las leyes que funcionan fuera de ellas, y como quieras hacer alguna más se pone de relieve tu vocación por controlar”.
Sea como fuere la fiscal coordinadora en materia de Criminalidad Informática, Elvira Tejada de la Fuente, ha empezado a recabar datos de toda España. ¿El principio del fin?