El Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana ya ha encontrado una razón más por la que el precio de los alquileres no deja de subir curso tras curso. Su titular, Isabel Rodríguez, no ha dudado en señalar esta semana a las universidades privadas de nueva creación, que estarían detrás de la migración masiva de jóvenes a algunas capitales de provincia y ciudades periféricas. Por eso, la ministra ha anunciado que quiere más residencias para estudiantes, las cuales aliviarán la presión que experimenta actualmente el mercado inmobiliario.
Rodríguez ya está trabajando en ello. Los jóvenes españoles podrán disponer de más "espacios residenciales" con el fin de que no se queden sin acceder a una titulación por culpa de no encontrar una vivienda asequible, algo que cada vez es más frecuente entre la población que termina de estudiar bachillerato y abandona su pueblo de origen
Por un lado, el Ministerio de Vivienda trabaja de la mano del de Ciencia, Innovación y Universidades para que las públicas puedan contar con este tipo de instalaciones. Por otro, se está "avanzando" para que "las nuevas universidades privadas" hagan lo propio y cuenten con sus residencias desde el momento de su fundación, tal y como ha comunicado Isabel Rodríguez esta semana en Argamasilla de Calatrava (Ciudad Real).
"[A las universidades privadas] se les va a exigir que, antes de su instalación en cualquier ciudad española, vengan con una residencia bajo el brazo", ha dicho esta semana la titular de Vivienda, ya que según ella, se ha comprobado que en muchas ciudades medias el precio de los alquileres se ha tensionado "de forma alarmante" con la creación de nuevas universidades, ya no solo en las grandes capitales.
Sea cual sea la decisión del Gobierno, hay universidades privadas como la Universidad Intercontinental de la Empresa (UIE), creada en Galicia muy recientemente —2001, sin apenas experiencia en la formación de graduados—, que ha movido ficha y se ha adelantado a la posible jugada del Ejecutivo de Pedro Sánchez: la institución ya anuncia su residencia a través de su página web oficial, un asunto sobre el que ha declinado hacer declaraciones a Vozpópuli.
Ubicada en el centro de Pontevedra, la residencia de estudiantes privada de esta universidad tiene capacidad para 140 residentes en un edificio de 5.000 metros cuadrados. Se da la circunstancia de que la suya es la provincia con los alquileres más caros (10,68 €/m2/mes) y en la que más se han incrementado los precios de toda la comunidad autónoma (12,4%) según el Índice Inmobiliario de Fotocasa, por lo que se cumple en su caso la hipótesis de partida de la titular de Vivienda y Agenda Urbana.
Lo mismo ocurre en Segovia, donde acaban de ubicar sus campus las universidades de Valladolid, IE University y UNED. Allí, la presión de la demanda ha aumentado alrededor de un 80% desde 2019 según el barómetro de la Fundación Alquiler Seguro.
Universidades privadas en las periferias
El hecho de que cada vez haya más estudiantes universitarios fuera de las grandes capitales de España, no es óbice para que sigan aumentando el número de campus y edificios en Madrid y Barcelona, sobre todo en sus ciudades dormitorio.
Es lo que sucede, por ejemplo, en Pozuelo de Alarcón (Madrid), el municipio con mayor renta per cápita de España, donde acaban de multiplicar su presencia las privadas Universidad Francisco de Vitoria y ESIC, que se suman al Campus de Somosaguas de la Complutense, presente en el municipio desde 1968.
"En Pozuelo tenemos muchísima demanda de alquileres porque hay gente que quiere venir a vivir aquí", indica a Vozpópuli Gloria Risco, de la inmobiliaria Red Piso. "Sin embargo, la oferta es muy escasa y cada vez menor", añade. Este es el motivo detrás de que los alquileres en esta ciudad de 88.000 habitantes estén por las nubes y que la llegada de este nuevo perfil de inquilino "joven" que "comparte piso" no haga sino aumentarlo: "En alguna que otra ocasión hemos visto chalets divididos por habitaciones donde se les da servicio de comida, lavandería y demás a los alumnos. Eso en su día estaba por 900 euros, pero ahora imagino que estará más caro", asume Risco.
La trabajadora de esta inmobiliaria certifica que la presencia de estudiantes de universidades privadas está aumentando significativamente entre su cartera de clientes, ante lo que tiene que asegurar la "tranquilidad" de los propietarios, por lo que pide las tres últimas nóminas de los padres, y el contrato laboral o la declaración de la renta.
Dinero para la universidad privada, pero no para un alquiler
Teresa tiene 21 años y ha sido "una locura literal" encontrar un piso en Madrid: "Me fui a buscar con tres amigas de mi colegio mayor, pero entre que éramos jóvenes y que nos conocíamos las tres, los pocos arrendadores que veíamos en internet, nos rechazaban". Al final han tenido que conformarse con un piso de 1.590 euros en el barrio de Embajadores en el que "nos sobra espacio y nos falta dinero para pagar los gastos del mes".
El problema con el que se han topado ella y sus dos compañeras de piso, Laura y Soraya, es que los caseros desconfían: "Se piensan que vamos a hacer fiestas todos los fines de semana y romperlo todo, pero no, después de las fiestas siempre dejamos todo en perfecto estado", ironiza. "Además, somos gente limpia. Se piensan que por estar en la universidad somos irresponsables, pero no es eso".
El problema, como coinciden todos los estudiantes consultados por Vozpópuli, es que los precios son excesivamente altos para lo que ellos tienen en mente. La realidad, sin embargo, es que la demanda de vivienda es tan alta, que los propietarios reciben demasiadas llamadas para un solo piso y eso hace que aumente su valor real de mercado.
Los propietarios prefieren no alquilar a estudiantes
María lleva más de una década alquilando sus pisos a estudiantes de universidades privadas y públicas en los barrios más cercanos a la Ciudad Universitaria de Madrid. Si bien nunca ha sufrido un impago, puesto que son los progenitores los que abonan las mensualidades, reconoce que le producen menos confianza que los trabajadores jóvenes, a pesar de ser un pago seguro.
Los últimos chicos que tuvo en casa le causaban problemas con los vecinos, algo que no le ha ocurrido nunca cuando los residentes han sido de mayor edad: robo de una lámpara en el portal, fiestas prohibidas en el patio y ruptura de una puerta. Un "horror", según esta casera afincada en Madrid, que se suma al contratiempo de que este perfil de inquilino "coge vacaciones en junio y no vuelve hasta septiembre", por lo que son meses en los que el piso suele estar vacío.
Por suerte para ella, María puede fijar un precio bajo para lo que se oferta en su zona: "Yo no soy una carera, sé los otros precios que hay por ahí". Sin embargo, en su caso, ha preferido seguir esta estrategia de mercado para poder elegir al inquilino que le da mayor seguridad. Esta propietaria explica a Vozpópuli que cada vez que pone un anuncio consigue una media de entre 10 y 15 visitas: "En solo 48 horas se me inunda el móvil de llamadas y mensajes. Para los anuncios de pisos y habitaciones, internet es una maravilla", señala.
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