Un hombre amanece tumbado en una plaza de Chueca. No se ha pasado con la ingesta del alcohol. Le han drogado para robarle mediante la sumisión química. Es una de las víctimas de la banda del 'basilísco', que busca engatusar a turistas extranjeros en locales de ocio nocturno para desvalijarles. En su historial ya tienen una víctima, aunque esta problemática es conocida por los vecinos desde hace años.
Su golpe más sonado fue en octubre del 2021. El cuerpo del empresario estadounidense José Ismael Rosado fue hallado en una habitación del conocido Hotel Palace. Había sufrido una sobredosis pero los investigadores del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional desde el primer momento sospecharon que no fue accidental. Dos meses después detuvieron a dos jóvenes que habían drogado a la víctima para robarle sus pertenencias esa noche.
Unos meses después la historia ha vuelto a repetirse, aunque esta vez sin víctimas mortales. La Policía Nacional ha detenido a otros dos hombres, que tenían vinculaciones con los que cometieron el homicidio del Palace.
En este caso, los dos arrestados metían a las víctimas documentos robados a otras personas para dificultar su identificación, según han informado fuentes policiales a Vozpópuli. Utilizaban benzodiacepinas, metanfetaminas, escalopamina (burundanga) y ketamina. Con estas mezclas, las víctimas quedaban totalmente desatendidas, generalmente en la Plaza del Rey.
Algunos, como un español de 43 años residente en Estados Unidos, llegaron a sufrir convulsiones en el suelo. Ese hombre entró en parada cardiorrespiratoria. Otro puertorriqueño de 68 años fue encontrado cuatro horas después por los vigilantes de seguridad del Ministerio de Cultura. Ellos fueron los que le hicieron unas maniobras de reanimación.
A todos les desvalijaron lo que llevaban de valor. Desde cadenas, medallas, relojes y hasta les sacaron dinero de la tarjeta de crédito. En uno de los casos, los ladrones también hicieron compras.
Mucha droga en Chueca
"No nos resulta novedosa esta prácticas, es más, teníamos la certeza de que pasaban cosas así", explica a Vozpópuli un representante de la Asociación de Vecinos de Chueca. Este portavoz detalla que esta zona es un sitio muy turístico de jueves a sábado.
"Se aprovechan de esa circunstancia del perfil del turista gay con con más poder adquisitivo. La cantidad de droga que se mueve en el barrio es brutal. También las utilizaciones que se hacen de los pisos turísticos", critica este hombre.
Estos vecinos se sienten "desatendidos" y considera que el barrio ha sufrido un "deterioro de la convivencia" y no hay control policial. "Es normal ver a la gente el sábado o el domingo por la mañana durmiendo en la calle o teniendo sexo", ha detallado.
Por "todas esas razones" esta asociación pide que el Ayuntamiento instale ya las cámaras que prometió ya que tienen el propósito de disuadir la delincuencia y de ayudar en las investigaciones en casos como las sumisiones químicas donde se pueden identificar con estas imágenes a los responsables.
El Ayuntamiento de Madrid autorizó el pasado mes de octubre la instalación de 24 nuevas cámaras en el barrio de Chueca. Si los plazos van de la forma prevista en un año estarán disponibles estas vigilancias.
"Han pillado a estos pero supongo que habrá mucha más gente que haga esto. Hay mucha prostitución masculina. Es lamentable que en esa ciudad todo se organiza en torno al alcohol. Cada año es peor", critica.
El testimonio de una víctima
La noche que Alex (nombre ficticio) no olvidará ocurrió en navidad del año 2016. Tras una cena de amigos decidieron salir por los locales de ocio nocturno de Chueca. Allí conoció a un hombre con el que intimó. A las puerta del garito donde se conocieron apareció un amigo de este hombre. Después de eso solo recuerda amanecer la mañana después en su casa.
No recuerda cuándo ni cómo regresó a su vivienda. Lo que nunca olvidará es que al día siguiente tenía dos retiradas de efectivo en su cuenta corriente: cada una de ellas del máximos que eran 300 euros. Lo denunció a la Policía Nacional pero nunca se dio con los culpables. No haber sido atendido sanitariamente pudo ser clave para determinar que fue drogado. Varios años más tarde, justo antes de la pandemia, un amigo de Alex volvió a ser víctima de un robo con el mismo método. Una táctica que se sigue repitiendo en la actualidad.
"Tienes una sensación de culpabilidad que te hace que no hables de ello", explica este hombre a Vozpópuli. "No sé si serán los mismos que me hicieron eso a mí pero todos actúan igual", lamenta este joven que en cada caso nuevo de sumisión química revive la peor experiencia de su vida.