Romano van der Dussen es un ciudadano holandés al que de repente el mundo se le vino encima. Tres chicas jóvenes fueron violadas por un delincuente en serie, provocándoles toda clase de lesiones derivadas del abuso sexual. La Policía comenzó a buscar entre sus archivos de sospechosos, y ahí apareció él. Según relata el diario El País, Van der Dussen fue reconocido por dos de las chicas, a pesar de que era de noche y una de ellas no recordaba su cara. Fue acusado formalmente de un delito de lesiones, robo con violencia, intento de violación y tres agresiones sexuales.
De nada sirvió asegurar que en el día de los hechos estaba en Torremolinos, no en Fuengirola. Fue condenado por la Audiencia Provincial de Málaga a 15 años y medio de cárcel en 2005, y en aquel momento, ya llevaba un año y 7 meses en prisión preventiva. Las únicas pruebas de la agresión eran los reconocimientos de dos de las víctimas y una de las testigos. La más fuerte de ellas, el ADN no coincidía con el de van der Dussen. Pero la Policía entendió que podía ser el de una tercera persona no involucrada en la agresión. También aparecieron unas huellas dactilares en el coche de una de las chicas, que tampoco eran del acusado.
Siete años de retraso
Mark Phillip Dixie cumple hoy cadena perpetua en Reino Unido. Celebró sus 35 años asesinando a la modelo Sally Anne Bowman. Australia también le ha buscado como violador y asesino. En 2007, al incorporar el ADN a los ficheros de material genético y cruzarse los datos, los restos orgánicos que se hallaron en la agresión atribuida a Van der Dussen coincidían de pleno con los de Dixie. Los agentes sabían que Dixie vivió en Málaga cuando sucedieron los hechos. Informaron directamente al juzgado que se había encargado del caso y se solicitó información adicional.
Una nueva magistrada de la localidad malagueña ha reabierto el caso, siete años después del recurso. Ha solicitado a Interpol las huellas dactilares de Dixie y al Reino Unido su código genético. Quince años después se va a hacer justicia a un precio muy elevado; la libertad secuestrada de un hombre inocente durante más de una década.