España

El PP y el PSOE activan por separado el voto del miedo contra Podemos para frenar a Pablo Iglesias

No habrá, probablemente, de aquí a las elecciones generales un frente común del PP con el PSOE para frenar a Podemos, pero los argumentos que esgrimen las direcciones de ambos partidos sobre los riesgos de que la organización de Pablo Iglesias tome fuerza son bastante coincidentes. La activación del voto del miedo es un hecho.

Una veterana parlamentaria del PP pone en valor la importancia de que las instituciones – léanse Fuerzas de Seguridad, Fiscalía, Audiencia Nacional, juzgados ordinarios…– estén actuando con eficacia contra la corrupción, contribuyendo a levantar las alfombras que cobijaban algunos de los grandes escándalos del pasado. “Esto es lo que hay que acentuar, sin facilitar altavoces a un jovenzuelo que solo vende la felicidad a través de la revolución, como yo escuchaba en la universidad en mis tiempos mozos”, refiere la misma diputada en alusión al empuje mediático de Pablo Iglesias, fomentado por varias televisiones genéricas.

"No hay que facilitar altavoces a un jovenzuelo que solo vende la felicidad a través de la revolución", dice una diputada del PP

Dentro del PP hay otros dirigentes que mezclan esta misma denuncia con la convicción de que el mejor método para frenar a Podemos es activar el voto del miedo. “La lógica dice que vamos a conducirnos por el ciclo electoral explicando que si gana el PSOE las próximas elecciones, acabará pactando con Podemos y con Izquierda Unida en lo que supondría, con todos los matices que se quiera, la formación de un nuevo Frente Popular”, asegura un alto cargo del partido. Ante este peligro, hay ministros que no ven otra salida que presentar a Mariano Rajoy y al PP en las próximas elecciones generales como los únicos garantes de la salida de la crisis y de la cohesión territorial, “ante el caos que nacería de una coalición de izquierdas mal avenida y peor dirigida”.

Si bien la amenaza que representa Podemos para los dos grandes partidos ha sido abordada en profundidad por altos cargos del Gobierno y del PSOE, es difícil que vaya a fabricarse por ambos un frente común para combatir el arrojo de Pablo Iglesias, entre otras razones porque el sociólogo de cabecera de Rajoy, Pedro Arriola, sigue insistiendo a quien quiere oírle que el de los indignados puede ser un “fenómeno pasajero”, que lo ocurrido en las europeas de mayo no es extrapolable a unas legislativas y que el vértigo electoral de la mayoría de los ciudadanos evitará la debacle del PP en las próximas elecciones generales.

Entre la alternativa bolivariana y la quiebra del sistema financiero

Pese a lo improbable de una operación conjunta en esta dirección contra el ‘efecto Pablo Iglesias’, el PSOE comparte la mayoría de los argumentos que esgrime el PP sobre la catástrofe que se originaría para España en caso de que Podemos ganase una posición parlamentaria capaz de condicionar al futuro Gobierno. Quienes más claro se han expresado hasta ahora han sido el expresidente Felipe González y la presidenta andaluza, Susana Díaz. Para el primero, “una alternativa bolivariana sería una catástrofe sin paliativos para España”. La segunda, tampoco se anda con rodeos. “A los ciudadanos les puede sonar bien la música de Podemos, pero hay que mirar la letra porque supondría la quiebra del sistema financiero y del país”. En su opinión, el apoyo a Pablo Iglesias se explica por el paro, la desigualdad y la corrupción, “un cóctel explosivo”.

Susana Díaz advierte: "Podemos traería la quiebra del sistema financiero y la del país"

Los dos grandes partidos están de acuerdo en la urgencia de dar una respuesta contundente a la ola de cambio que se detecta en la sociedad española, aunque hay voces potentes en su interior que avisan, en contra del criterio de Arriola, que “puede llegar tarde”, a la vista de lo que anticipan algunas encuestas de opinión. Esta premura no era compartida por Susana Díaz hasta antes del verano. De hecho, el primer consejo que le dio a Pedro Sánchez nada más acceder a la secretaría general fue que no situara a Podemos en la diana principal, ya que el enemigo a batir era el PP. Cuatro meses después, la lideresa andaluza ha entrado en el cuerpo a cuerpo con Pablo Iglesias. Su “cesarismo”, dijo ayer, es antagónico con la democracia de la que hace gala. Los españoles, a su juicio, no necesitan “un catálogo de desgracias, sino de soluciones”. Mientras tanto, todos atentos al barómetro que el Centro de Investigaciones Sociológicas dará a conocer la próxima semana a partir de una encuesta hecha con el escándalo de las 'tarjetas negras' de Caja Madrid en pleno apogeo.

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