Alerta máxima, órdenes precisas. El Ministerio del Interior ha emitido en los dos últimos días diversas instrucciones internas a raiz de los atentados de París en los que da instrucciones a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para hacer frente a un eventual ataque en nuestro país del autodenominado Estado Islámico (EI). Vozpópuli ha tenido acceso a dos de estas comunicaciones en las que el departamento de Jorge Fernández Díaz da diversas directrices en este sentido. Entre ellas, la de reforzar de modo concreto la seguridad de los intereses franceses en nuestro país y la dirigida a policías y guardias civiles para que usen obligatoriamente chalecos antibalas ante el convencimiento de que los agentes son uno de los objetivos prioritarios de los yihadistas.
En una nota "reservada", el 'número 2' de Interior ordena dedicar "especial atención" a la protección de "los intereses franceses en nuestro territorio"
La primera de esas órdenes tiene fecha del pasado sábado 14 de noviembre y lleva el sello de "reservado". Firmada por el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, en la misma el 'número 2' de Interior marca las líneas generales para el "reforzamiento de medidas correspondientes al nivel 4 del plan de prevención y protección antiterrorista". En el texto, y "como consecuencia de los graves atentados terroristas ocurridos en París en el día de ayer -por el viernes-, que evidencian la gravedad de la amenaza yihadista contra nuestra seguridad colectiva", el Ministerio determina "extremar las medidas preventivas. Aunque destaca que dicho refuerzo "con carácter inmediato" afecta a "todos los dispositivos de seguridad", señala cuatro sobre los que hay que prestar "especial atención".
En primer lugar cita el "reforzamiento de zonas de tránsito de viajeros en puertos, aeropuertos, estaciones e intercambiadores de medios de transportes". En segundo, la "intensificación de la presencia policial en lugares de alta concentración de personas, especialmente en grandes eventos deportivos, culturales y sociales, así como en zonas comerciales y de ocio". El siguiente, destaca la necesidad de un "incremento de controles en la frontera francesa", para finalmente ordenar el "reforzamiento de las medidas de protección de los intereses franceses en nuestro territorio".
Autoprotección de los agentes
Este documento "reservado" se ha traducido, a su vez, en una sucesión de órdenes más concretas que han sido repartidas a las Fuerzas de Seguridad del Estado. Una de ellas, a la que también ha tenido acceso este diario, recoge las "medidas de seguridad" que deben adoptar los agentes, convertidos en destinatarios directos de las amenazas lanzadas por el Estado Islámico. En concreto, en dicha orden se destaca que los policías y guardias civiles que compongan "el primer filtro de seguridad" de comisarías, casas cuarteles y edificios públicos deberán hacer "uso obligatorio del chaleco antibalas". Incluso se autoriza a que sustituyan la uniformidad de 'paseo' habitual en estos lugares por las prendas "de servicio" para así poder usar dichas prendas blindadas.
Interior ordena usar el chaleco antibalas a los agentes que protegen comisarías, casas cuartel y edificios públicos, así como a los que patrullen las calles
Esa obligación de usar medidas de autoprotección se extienden también a "los servicios de seguridad ciudadana en los que existe un contacto directo con el ciudadano en la vía pública". Además, se pide a los agentes que extremen la minuciosidad a la hora de hacer las comprobaciones de antecedentes e identifidades a las personas sospechosas que paren en la calle, para lo que se les invita a que, incluso, se pongan en contacto con los agentes expertos en la lucha antiterrorista "si fuera preciso" para ampliar datos. En este sentido, la orden prohíbe que los agentes que se encuentren solos realicen labores de identificación. Para ello, les piden que si ven necesario intervenir, que soliciten "apoyo antes de actuar".
El antecedente de enero
No es la primera vez que Interior pide a los agentes extremen las medidas de autoprotección tras un atentado islamista en el extranjero. El pasado 8 de enero, tras el sangriento ataque a la sede de la revista Charlie Hebdo y un supermercado de comida 'kosher' (judía) también en París, el Ministerio ya repartió instrucciones en este sentido, aunque mucho más vagas. Entonces, alertaba de "la posibilidad de que pueda llevarse a cabo algún hecho de esta naturaleza" en referencia a un ataque yihadista. Por ello, recordaba a los agentes "la necesidad de cumplir las medidas de seguridad dictadas en prevención de la comisión de acciones terroristas".
Cinco días después dictaba una segunda instrucción, en este caso para "reiterar" el contenido de la anterior "tanto en lo concerniente a la autoprotección de los funcionarios policiales como en lo que atañe a la proteción y seguridad de personas, organismos o entidades oficiales suscpetibles de ser objeto de dichas acciones", añade la misma. Por todo ello, Interior ordenaba la difusión de la misma así como el "estricto cumplimiento, adoptando a este respecto todas las medidas policiales que resulten pertinentes". Entonces, sin embargo, no se hacía ninguna mención expresa al uso de chalecos antibalas. Ahora sí. Alerta máxima, órdenes precisas.
UNA ANTIGUA RECLAMACIÓN DE LOS AGENTES
La orden de usar de modo obligatorio chalecos antibalas se produce un año después de que los sindicatos de la Policía y las asociaciones de guardias civiles protestaran precisamente por la falta de unidades de esta prenda para todos los agentes que realizan servicios operativos. Aquellas protestas se produjeron tras la muerte de una policía que no la portaba tiroteada por un atracador en Vigo. El suceso provocó la distribución urgente de miles de unidades durante el primer semestre de 2015 y la elaboración de una circular interna para fijar las condiciones de su uso ante el más "mínimo riesgo". Eso sí, en la misma se aprovechaba para culpar de modo implícito de la falta de estos equipos de protección al anterior gobierno socialista ya que recalcaba que "desde 2011 [....] se ha iniciado el proceso de asignación y dotación individual" de los mismos a los agentes.