España

Díaz, dispuesta a dejar caer a la candidata de Podemos en la negociación del CGPJ

La vicepresidenta segunda y líder morada en Moncloa antepone el acuerdo para despolitizar la Justicia, lo que descarta a la juez Victoria Rosell

  • La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y la secretaria de Estado de Agenda 2030,, Lilith Verstrynge, en una imagen de archivo. -

La negociación entre el Ejecutivo y el PP para pactar la renovación del Poder Judicial está en su última etapa, la más difícil, según reconocen fuentes gubernamentales. Desde hace días se suceden nombres y vetos a los perfiles que deben renovar a los vocales del CGPJ. Unidas Podemos pelea porque la juez Victoria Rosell, delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, sea una de las aceptadas. Pero tiene un veto por parte del PP que la líder morada en Moncloa, Yolanda Díaz, está dispuesta a aceptar, según ha sabido este diario, en aras de cumplir con una de las recomendaciones que el comisario europeo de Justicia dejó por escrito: despolitizar la Justicia española.

Lo cierto es que Podemos, la formación más beligerante para sentar a Rosell en el órgano de gobierno de los jueces, confía en que Yolanda Díaz pelee por su candidata. La presión que están ejerciendo los morados es fuerte. Pero todo apunta a que Rosell no superará el veto del PP. Los morados desconfían del PSOE, al que no le han escuchado en público posicionarse sobre la juez Rosell. Los socialistas son una tumba y ni en público ni en privado comentan nada de las negociaciones.

El problema que enfrentan los morados es que es Yolanda Díaz y su compañero del Partido Comunista Enrique Santiago quien tiene línea directa con el negociador del Ejecutivo, el socialista Félix Bolaños. Y la líder morada en el Consejo de Ministros margina a sus 'aliados' de Podemos. El trasfondo del cabreo de Podemos está en el compromiso adquirido por Bolaños.

Nada de perfiles políticos para el CGPJ

El pacto entre populares y socialistas estipula que el PSOE cede dos nombres a Unidas Podemos que no tengan relación directa alguna con cualquier fuerza política. Yolanda Díaz pone por encima ese punto al apoyo "hasta las últimas consecuencias" a Rosell. Y eso ha revolucionado a Podemos. Aunque Moncloa, por el momento, ignora los lamentos morados.

Los morados, además, no se fían de Santiago. Pese a que el líder comunista pertenece al núcleo duro de coordinación del grupo parlamentario de Unidas Podemos (donde están los de Ione Belarra), lo cierto es que la cabeza visible de Podemos en el Congreso, el portavoz parlamentario, Pablo Echenique, no tuvo constancia alguna de la cita 'clave' en Moncloa entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo para desatascar la renovación.

Cabe recordar que, en el caso de que Podemos decida no votar en el Congreso los nombres de la renovación, esta estaría igualmente garantizada con el apoyo del PP. Por eso, en Moncloa no se dan por aludidos ante las provocaciones de Podemos. Y es que el portavoz parlamentario, Pablo Echenique, volvió a defender a la juez. Es más, dejó ver que la condición de aceptar perfiles no adscritos a partidos, es en realidad, un veto ad hoc, al que bautizó como "cláusula Rosell". Echenique no defendió la presencia de perfiles políticos en tanto que el Poder Judicial "no es un órgano jurisdiccional", que imparta sentencias, sino que "es un órgano político".

La batalla por el pacto

Pese a los líos, todo apunta a que esta vez el acuerdo está más cerca que nunca. Ese es el ambiente que también se respira en la judicatura. Y es que casi todas las fuentes consultadas, tanto en Moncloa, como en Ferraz, apuntan a la competición entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su némesis popular, Alberto Núñez Feijóo, por erigirse como estrellas del pacto de Estado. Sánchez y Feijóo tienen a sus partidos batallando por los votos de la moderación. Ambas centrales saben que no pueden llegar a las elecciones atrincheradas en posturas inamovibles, porque el gran centro electoral aplaude, según casi todas las encuestas, los acuerdos de país.

En verdad, en Podemos perciben que el presidente puede estar barruntando poner fin a la coalición. Los morados saben que las opciones de Sánchez son cada vez más limitadas. La obsesión es, por el momento, sacar adelante las cuentas en el Congreso para que entren "en tiempo y forma" el 1 de enero. Pero mirar más allá de esa fecha, es asomarse al precipicio de un final abrupto de Legislatura que tiene a los principales partidos del país trabajando en todos los escenarios posibles. 

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