España

Yolanda Díaz planta a Sánchez en Rabat: no se atreve a romper con Podemos por el Sáhara

La vicepresidenta segunda, con una apretada agenda internacional, evita esta vez una foto con el gobierno marroquí tras el cambio de postura de Moncloa sobre la excolonia que tanto tensionó la coalición

  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz -

Yolanda Díaz plantará a Pedro Sánchez en Rabat. El presidente del Gobierno viajará a la capital de Marruecos el próximo día 1 de febrero para asistir a la cumbre hispanomarroquí que debió haberse celebrado en diciembre de 2020, pero que la pandemia congeló. Aunque, en el fondo, la covid-19 fue una excusa de Marruecos. Y es que al reino alauí lo que de verdad le molestó tanto como para frenar la cita fue la beligerancia de Podemos, entonces a los mandos de Pablo Iglesias, con el asunto del Sáhara.

En cualquier caso, la del próximo febrero será la primera cumbre de alto nivel entre ambos ejecutivos desde 2015 y estará marcada por la ausencia de la vicepresidenta segunda. La 'dama roja' no está dispuesta a hacerse la foto con Mohamed VI tras el cambio de postura de Moncloa respecto al Sáhara Occidental orquestado por el PSOE y que reconoce la soberanía alauita sobre la excolonia española. España ve ahora la propuesta de autonomía de Rabat como la opción más creíble para resolver el conflicto. Aquella decisión provocó una seria crisis en la coalición de Gobierno. El tema es sensible en la izquierda española y Díaz, con una apretada agenda internacional, no quiere romper con Podemos, muy beligerante con el PSOE en este asunto.

Desde el equipo de Yolanda Díaz tratan de maquillar su ausencia: "Somos conscientes de que Marruecos es un país de enorme importancia para España y, por eso, desde el Ministerio trabajamos y seguiremos trabajando con normalidad con las contrapartes marroquíes. También es conocido el desacuerdo con la nueva posición respecto al Sáhara Occidental y el apoyo incondicional a una solución política justa y duradera para el pueblo saharaui, que es la voluntad de la mayoría de la sociedad española".

El 'abandono' a las temporeras

No obstante, cabe recordar que el cambio de postura promarroquí de España respecto al Sáhara Occidental revolvió los cimientos de las relaciones con Argelia, que siguen tensas. Y lo peor de todo para Madrid es que con Marruecos no terminan de encauzarse. No por casualidad, la reunión de alto nivel con Rabat no se celebrará hasta, al menos, principios de 2023, según ha desvelado el ministerio marroquí de asuntos exteriores.

La propia 'dama roja' atizó en su momento el giro sin precedentes orquestado por el núcleo duro del PSOE y que calificó de "incoherente". La vicepresidenta segunda denunció la opacidad con la que, creía ella, el presidente del Gobierno había tomado esa decisión. Para más inri, los socialistas evitaron este jueves en el Parlamento Europeo una investigación sobre supuestos sobornos de Marruecos en la Eurocámara por indicación del titular de Exteriores.

El propio ministro José Manuel Albares, quitó hierro a la espantada de Díaz, que justificó alegando que solo irán los ministros que tengan temas que tratar con sus homólogos marroquíes. El problema es que la líder de Unidas Podemos en Moncloa sí tiene asuntos que despachar. Y así lo insinúan en el lado socialista del Ejecutivo cuando se les pregunta: las temporeras que cada campaña se trasladan a España para la recogida de la fresa en Huelva.

Las cesiones a Marruecos

Muchas de ellas han protestado estos últimos años porque se han quedado sin poder viajar a España pese a tener contrato y visado. Y todo por el cierre de frontera que decretó Rabat. Hay alrededor de 15.000 temporeras que demandan una solución a su estatus. Y Marruecos cree que Díaz las ha dejado tiradas; hasta el punto de que tiene intención de emprender una campaña contra la ministra de Trabajo en la prensa oficial marroquí.

En Moncloa está instalada política de no molestar a Marruecos. Las relaciones con el país vecino no acaban de carburar pese al cambio de postura sobre el Sáhara. En verdad, Madrid ha cedido ante Rabat no solo con el Sáhara, también con Ceuta, Melilla e incluso con la política gasística. La situación es tan tensa que incluso se sospecha que el Ejecutivo marroquí ha espiado al Gobierno español y ha robado información del presidente, Pedro Sánchez.

Lo cierto es que España ha renunciado a que las dos ciudades autónomas adquieran a ojos del escenario internacional el mismo estatus que los territorios peninsulares. Y es que cabe recordar que Ceuta y Melilla ni están dentro de la OTAN, ni se benefician de Schengen, el espacio de libre circulación de bienes y personas de la Unión Europea. Es más, Madrid no quiere que la agencia europea de fronteras (Frontex) despliegue a sus efectivos porque no quiere que Marruecos monte un numerito en forma de salto masivo.

Marruecos, objetivo prioritario

Cabe recordar que España ha dejado claro que le interesan más las relaciones con Marruecos que con Argelia. Como contó este diario, ex altos cargos diplomáticos del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero explican que a Madrid le unen muchos más lazos, económicos, políticos, de seguridad y defensa y territoriales con Rabat que con Argel. La guerra en Ucrania amenaza con provocar un movimiento masivo de migrantes hacia Europa y el control de fronteras y de flujos se antoja fundamental.

España no puede permitirse una situación si quiera parecida a la crisis de 2021 provocada por Rabat y que puso a Ceuta y Melilla contra la espada y la pared. Sánchez, quien no puede permitirse una sola mala palabra contra el país alauí, enemigo íntimo de Argelia, sabe que la única salida es hacer seguidismo de los intereses marroquíes. El Gobierno, no obstante, se escuda en que los "términos de la relación con Marruecos quedaron escritos en la declaración conjunta del 7 de abril"

La frontera entre Marruecos y Argelia permanece cerrada. Ninguno de los dos países está dispuesto a relacionarse en pleno pulso por la hegemonía. Ambos miran con el colmillo goteante al Sáhara, un territorio rico en hidrocarburos, sulfato, hierro y con salida al Atlántico, zona rica de pesca. Precisamente esa salida al océano es interés primordial de Argel, comprimida entre el desierto y el Mediterráneo, el camino que emprenden los migrantes.

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