Yolanda Díaz se ha convertido en una de las protagonistas del ya denominado "escándalo Errejón" precisamente por su ausencia en la gestión del problema dentro de Sumar. Aunque Ernest Urtasun, ministro de Cultura y portavoz del partido, se ha encargado de defender que ella ha tenido peso en la gestión de la crisis -"la primera en exigir responsabilidades", ha dicho-, lo cierto es que lleva de viaje oficial en Colombia desde el jueves y no ha mostrado intención de acortar su estancia para viajar a España. Tampoco ha aprovechado ninguna comparecencia para dar explicaciones sobre lo sucedido.
No hará una aparición pública para hablar de lo sucedido hasta este lunes, cinco días después del estallido del escándalo, cuando encabece la reunión de su grupo parlamentario para ver qué sucede con la portavocía del Congreso. Hasta entonces, sus reacciones a lo ocurrido se limitan a un tuit y un desaire hacia una periodista que le preguntó en un acto oficial en Colombia.
"Le estoy contestando que para el resto de cuestiones, yo estoy aquí como vicepresidenta del Gobierno de España y se dirijan ustedes a Sumar", afirmó Yolanda Díaz a una periodista que le preguntó por Errejón en una rueda de prensa desde Colombia junto a la ministra del Trabajo del país. Es su única referencia pública al caso, además de un tuit el mismo día del estallido del caso. "Esta semana, Sumar ha iniciado un proceso para recabar información sobre los testimonios surgidos en redes sobre Iñigo Errejón. Como resultado del proceso, hoy deja todos sus cargos", afirmó. Por lo demás, silencio absoluto, delegando en cargos como Ernest Urtasun o Amanda Andrades la responsabilidad de dar la cara ante los medios de comunicación.
Pese a que la oposición acusa a Yolanda Díaz de encubrir a Errejón y existen dudas dentro de la propia formación sobre si sabía con antelación la situación del ya exportavoz, la ministra de Trabajo ha decidido utilizar una técnica ya conocida: la estrategia de la tortuga. Ya es habitual en Sumar que su líder se borre de las fotos que afectan de forma negativa a su partido. Para ejemplo, los últimos resultados electorales de su formación. Si Díaz se volcó a la hora de arropar a Marta Lois en las anteriores elecciones gallegas o de respaldar a Albiach en Cataluña, cambió de actitud cuando primero las encuestas y después los resultados reflejaban una dura derrota. Dejó a ambas solas ante los medios de comunicación y tampoco les acompañó durante el recuento.
Una situación similar a la vivida en las elecciones europeas. Pese a que el recuento y posterior rueda de prensa se celebró en Madrid, fue Ernest Urtasun quien dio la cara ante los medios. Díaz optó por quedarse en el ministerio de Trabajo para después anunciar algo que no terminó de llevar a cabo: anunció su dimisión de todos los cargos en Sumar, una decisión que revocó al día siguiente.
Esa es la misma estrategia que quiso seguir en las anteriores elecciones generales, cuando los sondeos y las encuestas a pie de urna daban una clara victoria al binomio formado por PP y Vox. La posterior posibilidad de formar gobierno junto a Pedro Sánchez fue lo que provocó que la vicepresidenta se apresurase a abandonar la soledad de su hogar y se dirigiera a la sede de Sumar para encabezar la rueda de prensa postelectoral. De huir de la derrota a salir, en primera plana, en la foto de la victoria.
Lo cierto es que este 'escándalo Errejón' es un serio batacazo para una Yolanda Díaz que buscaba, ya a la desesperada, dar un golpe sobre la mesa que permitiera a Sumar coger aire. Acumula varias derrotas electorales consecutivas y, pese a ocupar una vicepresidencia y el Ministerio de Trabajo, no está siendo capaz de implantar la agenda de su partido en Moncloa, lo que está consiguiendo que la popularidad que alcanzó la ministra durante la pasada legislatura -lo que le llevó a separarse del entorno de Podemos y fundar su propio partido- caiga de forma súbita, poniendo así en entredicho su futura presencia y la de su formación en el Congreso.
