El viaje a Bolivia del vicepresidente Pablo Iglesias y el Rey Felipe VI de hace una semana ha hecho aflorar la profunda grieta que existe entre la Jefatura del Estado y los socios de gobierno de Pedro Sánchez. Miembros del partido morado manifiestan públicamente y también extraoficialmente su profundo malestar con el entorno de Felipe VI. Creen que la Zarzuela está “filtrando” a la prensa acontecimientos ocurridos durante el viaje que afectan a la imagen del líder de Podemos, e incluso creen que la Casa del Rey maniobra para limitar la proyección internacional del vicepresidente.
Primero lo hizo Gerardo Pisarello, miembro de Podemos en la mesa del Congreso. El diputado catalán exigió la semana pasada que la Zarzuela desmintiera las informaciones que apuntaban a un veto de la Casa del Rey a Iglesias en la misión diplomática para asistir a la toma de posesión del nuevo presidente de Bolivia, Luis Arce. "Si fuera cierto, estaríamos una vez más ante una vulneración escandalosa del principio de neutralidad de la Monarquía”, dijo Pisarello, quien agregó que Iglesias viajó por "encargo específico" de Sánchez.
Jaume Asens, presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos, habló más claro. En una entrevista en el diario digital PuntAvui calificó de “graves” las “filtraciones” de la Zarzuela sobre su rechazo de la agenda del vicepresidente segundo. “Quien decide adónde va el Rey es el Gobierno, y no al revés. No era Iglesias quien acompañó al Rey, sino que se decidió que el Rey acompañara al vicepresidente”, afirmó.
Dentro del partido morado es palpable la rabia por la cola que ha traído el viaje a Bolivia. Según Podemos, la Casa del Rey obligó a los morados a reducir en el último minuto su delegación, permitiendo incluir en el avión oficial solo a tres acompañantes de Iglesias, y no los ocho previstos. Además, los morados están convencidos de que el Rey llenó la agenda oficial para impedir a Iglesias moverse con libertad durante el viaje.
"Agenda muy apretada"
“Hubo una agenda muy apretada, con encuentros a todas horas. Por ejemplo, añadieron in extremis un encuentro con empresarios locales [fue en la noche del sábado, nada más aterrizar]” al que Iglesias tuvo que acudir poco antes de ir a cenar con el presidente de Argentina Alberto Fernández.
Esa cena, como desveló este diario, irritó tanto al Rey como a Exteriores, puesto que según fuentes gubernamentales la delegación española se enteró tarde y mal del plan de Iglesias, y tuvo que modificar la agenda del Rey para que se reuniera con Fernández antes de que Iglesias llegara a su cena privada.
Los morados creen que la ministra González Laya y también la Zarzuela atacan a Iglesias porque el vicepresidente logró un protagonismo inesperado durante el viaje. “A Iglesias todos le reconocían y le querían saludar. A Laya, no”, resume un cargo del partido del vicepresidente, que aclara que Iglesias solo responde y habla con Sánchez.
El problema de la "agenda doble"
Otro asunto muy polémico del viaje atañe al encuentro de Iglesias con el ministro de Exteriores de Venezuela. Los morados niegan tajantemente que se celebrase una “reunión” entre Iglesias y el canciller del Gobierno de Nicolás Maduro, pero fuentes diplomáticas del equipo de Exteriores afirman que se enteraron por la mañana del domingo 8 de noviembre de que Iglesias había mantenido un encuentro extraoficial con el político venezolano.
Iglesias viajó a Bolivia tras una petición directa del presidente Sánchez, aseguran los morados. Fue Sánchez quien propuso al líder morado ir a la toma de posesión de Arce, reiteró públicamente Pisarello, una versión que corroboran también fuentes internas del partido. Sin embargo, la “agenda doble” del vicepresidente ha creado mucho malestar en Exteriores.
Fuentes diplomáticas españolas sostienen, además, que Iglesias no respetó el protocolo y crecen las sospechas por sus maniobras en un momento muy delicado para Podemos, con una investigación abierta por sus contratos a una empresa mexicana a la que el Gobierno de Evo Morales dio más de un millón de euros.
La propia ministra Laya decidió sumarse al viaje para “vigilar” al vicepresidente, coinciden tanto fuentes diplomáticas como de Podemos. Sectores de Exteriores creen que Iglesias aprovechó la misión diplomática para aclarar la posición del nuevo gobierno de Bolivia sobre la investigación abierta por corrupción contra Neurona y para tejer relaciones diplomáticas al margen de los canales oficiales.
En Podemos reiteran, por su parte, que la actividad de Iglesias responde al "sentido diplomático" de la figura de vicepresidente segundo. Y que es Sánchez quien debe dirimir los conflictos internos. De momento, el Ministerio de Asuntos Exteriores prefiere mantener oficialmente un perfil bajo, pero los morados tienen otro enfoque y todo apunta a que ya están afilando sus espadas.