Desde Silicon Valley ha llegado a España una peculiar dieta, llamada 'el ayuno de la dopamina'. Esta moda trata de alejarnos, por periodos de tiempo, de todo lo que produce placer, desde la alimentación, el alcohol y el sexo hasta las redes sociales y las nuevas tecnologías. Esta tendencia de salud puede llegar a ser perjudicial para la salud.
El llamado ayuno de dopamina (dopamine fasting, en inglés) se basa, entre otras cosas, en la idea de que estamos tan sobreestimulados que segregamos más dopamina de la recomendable y eso hace que nos volvamos tolerantes a sus efectos y necesitemos seguir sobreestimulándonos para no dejar de lograrlos, con la correspondiente saturación de nuestro cerebro que esto estaría ocasionando. Por ello propone periodos de ayuno de 'placeres'.
El ayuno de la dopamina de Sillicon Valley, a debate
Cada vez más personas en España están siguiendo esta nueva “dieta”, convirtiéndola en retos para el comienzo de año, algo que, según los psicólogos de Ifeel, no es recomendable, por varias cosas:
1) No se puede jugar con la dopamina
La dopamina es un neurotransmisor que nuestro cerebro produce con diferentes objetivos. Normalmente solo se asocia esta sustancia a todo lo relacionado con el placer, pero lo cierto es que la dopamina tiene diversas funciones que se refieren también a la motivación, la afectividad y el control motor. Un nivel alterado de dopamina, tanto por exceso como por defecto, está relacionado con la enfermedad de Parkinson, la esquizofrenia y la adicción a las drogas, entre otros problemas de salud.
2) La pescadilla que se muerde la cola
"Todo estímulo novedoso, por definición, deja de serlo con su repetición en el tiempo. Si dicha repetición continuada del mismo estímulo se interrumpe durante y se retoma posteriormente, la respuesta que había ido disminuyendo tiende a recuperarse: el organismo ha descansado de la repetición y considera al estímulo otra vez como novedoso", asegura el psicólogo Rafael San Román.
El concepto de ayuno de dopamina juega con las ideas de “habituación”, “desintoxicación” y de “disfrute por contraste”, es decir: me abstengo de ciertas actividades placenteras para disfrutarlas más cuando las retome… antes de volver a habituarme a ellas. Es la pescadilla que se muerde la cola.
3) Suposiciones y no certezas
Siempre que se habla de “ayuno emocional” se insiste en el hecho de que dicho concepto y sus efectos no se sustentan en ninguna base científica rigurosa. Es decir, son suposiciones extraídas de observaciones clínicas realizadas en el interior del despacho del psicólogo que ha acuñado la supuesta terapia.
En muchos casos, no son observaciones en el sentido estricto de la palabra, sino deducciones que el profesional hace a partir del testimonio de sus pacientes, lejos de ser certezas.
4) Una alternativa
Si el llamado ayuno de dopamina consiste en no llevar a cabo algunas actividades que sobreestimulan la actividad cerebral, entonces ¿por qué no llamarlo simplemente descansar del ordenador y dedicarse a pasear, descansar de redes sociales y salir a correr, no trabajar ni chatear hasta las dos de la mañana y por eso dormir mejor y trabajar mejor al día siguiente?
"No podemos estar seguros de qué efecto real estamos causando sobre nuestros niveles de dopamina con nuestras restricciones conductuales. Este tipo de etiquetas no deben ser utilizadas como el último grito en salud para ejecutivos estresados, porque carece de veracidad", aseguran los psicólogos consultados.
La otra cara de la moneda
Los defensores del ayuno de la dopamina aseguran que funciona y que se basa en una técnica de terapia conductual conocida como "control del estímulo", utilizada en psicología para tratar las adicciones.
Cameron Sepah, un psicólogo de Silicon Valley, afirma que esta es la última moda entre ejecutivos de gran poder. El doctor considera que esta técnica es perfecta para sus clientes, personas importantes, ya que les ha visto "mejorar en su estado de ánimo, en su concentración y en su productividad", dijo a la BBC.
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