El tradicional pícnic a base de filetes empanados y tortilla de patatas vive una revolución de la mano de restaurantes con estrellas Michelin y empresas que proponen llevarse al campo o a la montaña focaccia de pato con alioli negro, dimsum, caviar, bombones de queso y jamón ibérico de bellota.
Cenador de Amós, que celebra este año su 25 aniversario y luce dos estrellas Michelin en Villaverde de Pontones (Cantabria), ha lanzado El pícnic de Amós, una propuesta disponible hasta el 15 de septiembre con la que busca "democratizar la alta cocina" y anima a disfrutarla al aire libre en los "parajes únicos cántabros".
Con una caja que se convierte en mantel, el cocinero Jesús Sánchez ofrece tres menús para dos personas -Viajero, Mixto y Vegetariano- con aperitivos para compartir como el quiche de puerros, calabacín y tomate asado; principales como las gyozas de carne con salsa hoisin y puré de boniato o la focaccia de pato con alioli negro, y postres como la tarta de queso y el brownie de chocolate.
Sánchez explica que quiere "reinventar el pícnic", una experiencia "realmente única si se disfruta en buena compañía, en un lugar mágico y con una degustación gastronómica".
Huida de la comida rápida
Por ello huye de la comida rápida y los menús se elaboran a diario en el restaurante El Muelle del Centro Botín de Arte y Cultura de Santander, de cuya dirección culinaria se ha hecho cargo, "siguiendo criterios aplicados a la alta cocina".
El buen resultado de la iniciativa le ha llevado a proyectar menús de pícnic para otoño e invierno junto con otros cocineros "estrellados", para llevar esta tradición al aire libre a otra dimensión culinaria, avanzan a Efe desde el restaurante.
Cuatro estrellas Michelin suman los restaurantes del Grupo Kabuki, con Ricardo Sanz al frente, que ha diseñado la Experiencia Kirei para disfrutar de la mejor cocina nipona en cualquier punto de España, adonde se entrega en 24 horas en una caja que puede incluir sashimi de santiaguiño, usuzukuri de gambón, nigiri de chicharro o dim sum de calamares al curry en esta exótica opción.
Les Cols de Fina Puigdeval está en un entorno idílico en Olot (Girona), por lo que este restaurante con dos estrellas Michelin ha diseñado un servicio de pícnic por encargo para disfrutar a la orilla del río Fluvià, entre chopos y una plantación de plátanos.
Puigdeval, cuya cocina está marcada por su entorno, invita al comensal a descubrirlo en un paquete que incluye ensalada, terrina de verduras, fuet artesanal de Olot, pollo en escabeche y fruta del tiempo, además de bebidas como vino del Empordà y una manta para sentarse sobre la hierba.
Llegar y encontrarse con el mantel y las viandas dispuestas sobre la hierba es una de las propuestas de Picnic! Picnic! en Barcelona, que dispone de varios menús para comer al aire libre, como el Señorito con escalivada, brandada de bacalao, jamón ibérico y macedonia de temporada o el que se compone de caviar beluga, blinis frescos, bocadillitos de jamón Joselito y surtido de dulces.
Desde la empresa aconsejan las mejores bebidas para acompañar sus cestas y permiten personalizar su contenido para una ocasión especial, desde celebrar un cumpleaños a una propuesta matrimonial "para una experiencia inolvidable".
Poncelet, un paraíso para los queseros con unas 320 referencias y su propio Centro Afinador de Quesos en Madrid, también se apunta al pícnic gourmet con cuatro propuestas bases - Genial, Cheese Picnic, Estupendo y Quesos Artesanos- que se pueden personalizar a gusto del cliente.
Selecciones de quesos nacionales e internacionales, bombones de queso manchego, parmentier de patata trufada, humus de queso majorero con pan de pita, focaccia de mozarella trufada y pollo de corral y dulces queseros son algunas de las propuestas de este pícnic temático en el que están "prohibidos" los cubiertos de plástico porque "los detalles, la presentación y la comida marcan la diferencia" en una excursión.
También hoteles como el Wellington de Madrid apuestan por estas versiones elegantes. Caviar Oscietra con blinis, jamón ibérico de bellota, terrina de foie de pato casera, dulces y champagne en uno de los menús del servicio, que incluye bicicletas para desplazarse al cercano Parque del Retiro y atención de un camarero.