Resulta curioso apreciar lo que nos influyen las "modas" a la hora de salir a comer y cenar; cómo por el mero de hecho de que un restaurante esté situado dentro de una zona de tendencia o fuera de ella, la afluencia de público actúe en uno u otro sentido.
Al final está claro que ese concepto "zona de confort" lo aplicamos a facetas de nuestra vida que no hubiéramos sospechado. Esto en ocasiones es terriblemente injusto y provoca al fin y a la postre que lugares en los que se come de forma excelente, queden postergados y suplantados por modas efímeras.
Viene esta introducción al caso de la reciente visita que hicimos al restaurante San Francisco situado en la casi olvidada zona de El Pardo. Pese a su cercanía con Madrid y a su privilegiado entorno, El Pardo es un barrio de Madrid y no una localidad próxima y lo es porque fue anexionada a Madrid en el año 1950 y que administrativamente se integra en el distrito Fuencarral-El Pardo.
El restaurante San Francisco fue originariamente allá por los años cincuenta del pasado siglo un merendero en el que se servían productos de caza propios de la zona. En 1980 fue adquirido por Roberto Serrano, su actual propietario, que lo convirtió en restaurante. Desde entonces ha venido funcionando como restaurante, así como espacio destinado a la celebración de bodas y otro tipo de eventos por sus características.
En cuanto a la propuesta gastronómica de San Francisco la misma se basa fundamentalmente en la exquisita selección de su materia prima, en elaboraciones en las que prima sobre todo el respeto al producto y en platos de esos que todos tenemos en nuestra memoria y que por desconocidas razones han ido desapareciendo de las cartas.
Pescados traídos directamente de la lonja de Vigo tres veces por semana, carnes rojas de la zona del Bierzo, productos hortícolas seleccionados en los mejores proveedores de la ribera navarra...
No quiere ello decir que la carta sea clásica, puesto que San Francisco se ha ocupado de ir incorporando a su carta nuevos platos que en principio uno no imaginaría en un restaurante de corte clásico. El otro día pudimos probar una excelente ensalada templada de algas y gambas que confirma esa renovación constante; pero también es cierto que pudimos probar platos mucho más tradicionales como la paletilla de cordero, las chuletillas de lechal (cada vez más difíciles de encontrar en las cartas de los restaurantes madrileños) o un exquisito rape a la bilbaína en un excelente punto. Mención aparte para el arroz meloso con bogavante que nos sirvieron y que alcanza un nivel difícil de encontrar en Madrid.
Pescados traídos directamente de la lonja de Vigo tres veces por semana, carnes rojas de la zona del Bierzo, productos hortícolas seleccionados en los mejores proveedores de la ribera navarra, hígados de pato frescos que provienen de granjas ecológicas en Lleida... confirman que en San Francisco la búsqueda del mejor producto es un tema capital.
Sus 5.500 metros cuadrados son perfectos para cualquier celebración tenga el tamaño que tenga
Su oferta hostelera se complementa con animación infantil los fines de semana. Señalar también su importancia en organización de bodas, así como en eventos tanto particulares como de empresa. Sus 5.500 metros cuadrados son perfectos para cualquier celebración tenga el tamaño que tenga.
Conviene de vez en cuando salir de esa zona de confort que todos nos creamos y comprobar que fuera de ella hay opciones más que interesantes. San Francisco no defrauda y mantiene un nivel ciertamente elogiable.