Vale la pena ser un pensionista alemán: mientras España, Grecia y Rumania han bajado o bloqueado las pensiones, Alemania, por la voz de su ministra del Trabajo Ursula von der Leyden, ha anunciado el pasado 12 de marzo el aumento de las pensiones en el próximo mes de julio, del 2,18% en el Oeste y del 2,26% en el Este.
Esa ampliación de las retribuciones a los jubilados se explica por una fuerte inflación en 2011 (del 2,3% entre febrero de 2011 y febrero de 2012), pero sobre todo por una mejora de los salarios: ya que las pensiones están relacionadas a los sueldos, todos aumentan a la vez.
Aplazamiento de la reforma
Para los jubilados, otro anuncio podría sin embargo tener muchas más consecuencias para el futuro. En 2007, el Parlamento alemán adoptó la propuesta de ambos partidos nacionales de reformar las pensiones para incrementar gradualmente la edad de jubilación de 65 a 67 años. Decidieron que, a partir de 2012, la edad de jubilación aumentaría de un mes cada año y, a partir de 2024, de dos meses cada año. Eso significaba que en 2029, la gente que ha nacido después de 1964 tendría que trabajar hasta los 67 años para tener pleno derecho a una pensión. España siguió semejante camino, votando que, a partir de 2013, la edad de jubilación aumentaría de un mes cada año, luego de dos meses hasta llegar a los 67 años en 2027.
Pero en Alemania, el Partido Social-Democrático, el SPD, rompe el consenso. La Secretaria general del partido, Andrea Nahles, llamó oficialmente a suspender la reforma desde que ésta se puso en marcha. No quiere que la edad de jubilación se eleve hasta que al menos la mitad de todos los empleados entre 60 y 64 años tengan un trabajo con el que contribuir a la Seguridad social. Propuso, durante el Congreso nacional del SPD en 2011, que el partido piense en alternativas, como la jubilación parcial. Dejó clara su intención de proponer en el Parlamento alemán el aplazamiento de la evolución hacia los 67 años.
Los sindicatos apoyan
En la CSU, el partido bávaro de la CDU y aliado de Angela Merkel, la mayoría de los líderes están a favor de mantener a la reforma tal y como existe, pero el Primer ministro de Bavaria Horst Seehofer también ha subrayado la importancia de favorecer el empleo de los que tienen más de 50 años. Es el elemento clave de la reforma: si los séniores no trabajan más, la reforma llevará a un aumento de las cotizaciones o peor, a una reducción de las pensiones.
Varios miembros del Partido Verde también se han opuesto a la demanda de Andrea Nahles, pero ella puede contar con los sindicatos. La Confederación de las Asociaciones de Empleados, la BDA, y la Confederación de Sindicatos Alemanes (DGB) han entrado en el debate. Annelie Buntenbach, miembro del consejo ejecutivo del DGB declaró a la prensa que la jubilación a los 67 años era un "grave error" cuando las condiciones aun no la permiten. Destacó que sólo 10% de los de 63 y 64 años tienen un trabajo a tiempo completo, y 60% de los que tienen más de 60 años no tienen trabajo. Según ella, la condición sine qua non para seguir con la reforma es que haya al menos la mitad de los trabajadores de más de 60 años cotizando, así se garantizará el futuro del sistema de pensiones.
Un futuro poco viable
El Instituto de Investigación Económica de Colonia ha publicado recientemente que sólo la mitad de la población activa alemana tenía un empleo con el que cotizaba en 2010; pues elevar el número de contribuyentes a la Seguridad social es el gran desafío para llevar a cabo la reforma de pensiones. Ahora bien, los socialdemócratas ya denuncian, apenas la entrada en vigor de la reforma, que las condiciones no están cumplidas del todo y piden su aplazamiento a 2015 como máximo. Pero la ministra del Trabajo sigue optimista y cree que, en 2012, la mayoría de los alemanes entre 55 y 64 años ya trabajará, dando así un futuro a una reforma ahora muy menospreciada.