Las relaciones entre la Administración Trump y el Gobierno de Sánchez no han sido muy cercanas; tampoco fue un secreto la preferencia del socialista de los candidatos demócratas sobre el presidente republicano, además de las constantes descalificaciones. El primer encuentro entre Trump y Sánchez fue polémico, con un gesto del estadounidense hacia el español mandándole sentar en la sesión planaria del G-20 en 2019, que Moncloa aseguró fue una borma entre ambos presidentes. Desde entonces faltarían los encuentros entre dos socios tan cercanos, hasta tal punto que Pedro Sánchez no fue invitado por Trump a la Casa Blanca.
En estos nuevos comicios presidenciales, Sánchez no ha ocultado su voluntad de que sea Kamala Harris quien se alce con la victoria, por lo que estos desprecios desde Estados Unidos hacia España podrían repetirse estos próximos cuatro años si Trump consigue volver a La Casa Blanca. Bien es cierto que con la Administración Biden las relaciones entre ambos países han sido más cordiales y más fluidas.
Las cuestiones en materia de defensa podrían ser el principal punto de fricción entre Madrid y Washington. Pese a sus preferencias proteccionistas y su voluntad de acabar con la guerras con celeridad, como la de Ucrania-, Donald Trump no ha dado señales de querer romper el convenio firmado entre ambos países que establece las bases militares, como Morón y Rotam, en suelo español; por lo que no hay señales de que una hipotética Administración Trump fuera a retirar las tropas estadounidenses de España.
España, relegada como aliada
Con Trump sentado en el Despacho Oval, España podría dejar de ser el fiel aliado -uno de ellos- de los Estados Unidos, ya que el republicano, Donald Trump, podría seguir aupando a Marruecos como socio principal, algo que progresivamente ha estado haciendo Joe Biden estos últimos cuatro años. Ya lo anunció a comienzos de este mismo año el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN), un organismo perteneciente al Ministerio de Defensa, quien hizo público un análisis que decía que EE.UU. habría antepuesto la relación con Marruecos sobre España señalándolo como "socio regional" en el Mediterráneo.
De esta forma, y aunque España albergue una de las principales bases militares norteaméricanas en el extranjero -la de Rota- Trump preferirá desarrollar las relaciones con el Reino alauita, continuando el comercio de armas y vehículos militares que bien podrían hacer frente a los medios españoles. Según el mencionado informe de principios de 2024 del CESEDEN, las vínculos políticos entre Marruecos e Israel podría haber sido la razón para elegir a su nuevo socio mediterráneo.
Nuevos -y no tan nuevos -aranceles
La economía española podría verse afectada con la vuelta de los aranceles con los que Donald Trump ha amenazado imponer, 10 % a todas las importaciones. Desde UE miran con preocupación esta futura perspectiva ya que su mayor socio comercial son los Estados Unidos. La Comisión Europea ya estaría planeado posibes represalias a estas nuevas tarifas, en caso de que lleguen a materializarse los aranceles que el republicano lleva anunciado en su campaña.
Productos de origen español como el aceite de oliva, las aceitunas, el calzado o los productos derivados del cerdo, podrían ser los principales afectados de estas posibles tasas del próximo gobierno de Estados Unidos.
El declive de la OTAN
La dependencia europea -y española- de Estados Unidos en materia de defensa dejaría a la Unión Europea con poco margen de maniobra respecto al futuro de la OTAN, aunque, pese a las críticas del republicano a los países del Viejo Continente por la falta de inversión en defensa y el proteccionismo que defiende la Administración Trump es poco probable que abandone la Alianza, aunque no imposible, ya amenazó, Trump, durante su mandato que saldría de la Alianza del Atlántico Norte.
Y es que su política internacional será más dura, al igual que su futuro -e hipotético Secretario de Estado- por lo que además de elevar las exigencias a sus aliados, podría dejar de prestarle atención a la OTAN y centrar sus esfuerzos en casa. Aunque “veremos a un Donald Trump mucho más desatado”, asegura a EFE el director para Europa del centro de estudios estadounidense Atlantic Council, Jörn Fleck, quien también opina que las amenazas que profirió en febrero alentando a Rusia a invadir otros países europeos podrían materializarse: "En general, hay que tomarle la palabra a Donald Trump".
Una Unión (Europea) debilitada
El republicano tendría un aliado clave Europa, concretamente en Hungría, donde el primer ministro Viktor Orbán ha prometido que si gana abrirá “muchas botellas de champán”; junto con Austria, Eslovaquia y la Italia de Giorgia Meloni. “Trump intentará usar a líderes populistas como Orbán para dividir a la UE y lograr sus objetivos en Europa”, señaló a EFE el director para Estados Unidos del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR), Jeremy Shapiro.
A su vez, esos líderes ultraconservadores “recibirán apoyo político de Estados Unidos en sus pugnas con Bruselas”, lo que “debilitará la unidad de la UE” y podría tener un impacto en elecciones como las de Alemania en 2025 y Francia en 2027, auguró. La preferencia del Gabinete Trump de unos estados europeos sobre otros será en detrimento de los que queden abandonados por el histórico aliado de Occidente.