Internacional

La comunidad judía de Francia declara a Macron persona non grata

Las palabras del presidente de la República en las que apoyaba el embargo de armas a Israel ha dado alas a la agitación de la izquierda en un país en el que los ataques antisemitas han aumentado un 192% en los últimos meses

Nunca un presidente francés, desde la época del socialista François Mitterrand, había concitado la decepción, y en buena parte el rechazo, de sus compatriotas judíos. Emmanuel Macron no tuvo mejor idea para conmemorar el pogromo del 7 de octubre a manos de los terroristas de Hamás que apoyar el embargo de armas a Israel. La consecuencia inmediata es que la comunidad judía de Francia ha declarado persona non grata al jefe del Estado galo. 

En la ceremonia celebrada este pasado lunes por el Consejo Representativo de las Instituciones judías de Francia (Crif), las dos menciones al presidente Macron fueron acogidas con atronadores abucheos, reflejo de la incomprensión de los asistentes un año después de las matanzas y captura de más de mil judíos de varias nacionalidades, entre ellos 65 franceses de los cuales 48 murieron asesinados. 

A sólo dos días de los homenajes a las víctimas del 7-O, Emmanuel Macron había aprovechado la 'cumbre' de la Francofonía, en la que se integran países que no ocultan su enemistad con Israel, para afirmar que "si se hace un llamamiento al alto el fuego, lo coherente es no suministrar armas a Israel". Para los franceses judíos y muchos de sus compatriotas de otras creencias o ateos, el apoyo presidencial al embargo de armas a Israel fue recibido como una enorme bofetada: "Llamar a privar de armas a Israel no es hacer el ayudar a la paz, sino a Hamás y Hezbolá", respondió el CRIF.

El aplauso de la izquierda radical

La estupefacción general que las palabras de Macon provocaron entre los franceses de toda confesión y pertenencia política tuvo una excepción nada sorprendente. Los únicos que felicitaron al presidente por sus palabras fueron los componentes de 'La Francia Insumisa', comandados por su caudillo, Jean-Luc Melenchón, embarcado en una cruzada antiIsrael y antijudía con vistas a captar el voto de las 'banlieues', donde se concentran los descendientes de inmigrantes musulmanes. 

La declaración de Macron, incomprensible para algunos, inexplicable para otros, en el momento en que Israel hace frente a ataques de Hamás, Hezbolá, Hutíes o Irán, hurgaba en la ofensa que sus compatriotas judíos sufren ya de su parte, desde hace un año. El presidente rechazó entonces participar en una marcha en apoyo a los judíos de Francia, alegando "no querer dividir a los franceses", como si el hecho de condenar una matanza donde fueron asesinados y secuestrados sus propios connacionales pudiera ser interpretado como una ofensa a los musulmanes de Francia; como si una muestra se solidaridad humana pudiera encender la ira de otros franceses; como si Macron quisiera no ser considerado como prosionista o projudío. Como, en definitiva, si tuviera miedo de provocar a una parte de la ciudadanía que la extrema izquierda está agitando desde hace un año en las calles, en los barrios 'populares' o en las universidades.

El Gobierno de Israel ha criticado con contundencia las palabras de Macron, que interpreta como un serio escollo para mantener con Francia unas relaciones bilaterales basadas en la amistad y la confianza mutua

Comprobado el impacto de sus palabras, Macron y su equipo de propaganda, incluidos ministros, salieron a justificar las declaraciones e insistieron en el "apoyo indefectible" de Francia a Israel. Pero pedalear hacia atrás no es sino volver a ahondar la herida. Teniendo en cuenta que Francia exporta sólo por un valor de 30 millones de euros componentes de defensa a Israel, no armas, sus palabras se interpretaron como un mensaje a Estados Unidos y otros países que suplen de armamento al Estado hebreo. Benyamin Netanyahu lo interpretó así y envió a Macron un sonoro "¡vergüenza!". El ministro israelí de Exteriores subrayó que las palabras de Macron dañan la lucha común contra el terrorismo, además de la amistad entre los dos países.  

Melenchón agita a los estudiantes

Confortado en su política, Melenchón aprovechó también el momento para incitar a los estudiantes a inundar este martes de banderas palestinas las sedes universitarias, ya agitadas por una minoría de odiadores de Israel y amantes de grupos terroristas palestinos que implantan el terror ante la inacción cobarde de sus dirigentes. Algunos estudiantes judíos han sido agredidos por colocar carteles de los secuestrados en Gaza; otros son expulsados y privados de palabra en los anfiteatros.

La extrema izquierda melenchonista es acusada de adoptar todos los códigos antisemitas que florecieron en Francia durante los años 30 y tuvieron su esplendor en el periodo de la Ocupación nazi. Si en esa época y en posteriores, ya en democracia, era una parte de la extrema derecha local la que protagonizaba el odio a los judíos, la antorcha la porta hoy una izquierda ultra a la que solo le falta distribuir en la calle “Los protocolos de los sabios de Sión”, tal es el veneno antijudío que supura en manifestaciones y redes sociales, en perfecta armonía con las fuerzas que introducen si dificultades el islam político en el país. 

"Hoy, pocos franceses, incluidos los periodistas, conocen los nombres de los franceses judíos secuestrados por Hamás". Así lo denuncia Rachel Binhas en su libro 'Víctimas francesas de Hamás, su historia, nuestro silencio'. Para la reportera del semanario 'Marianne', en Francia, para una parte de la izquierda, "el judío está asociado a una minoría opresora y no poder ser una víctima. El judío es culpable por ser judío. Representa un sistema pretendidamente imperialista, colonizador, incluso genocida. Por eso, reconocer a un francés judío como víctima, es ir contra el relato de esa izquierda".

Antisemitismo social

En el primer semestre de este año, los actos antisemitas en Francia han aumentado en un 192% en relación con el mismo periodo de 2023; un 1000% entre el último trimestre de 2022 y el último de 2023. Desde el 7 de octubre de 2023 y el final de ese año, se contabilizaron 1.397 actos antisemitas. Pero para Jen-Luc Melenchón, "el antisemitismo es residual". 

Hoy en Francia, muchos progresistas esconden su judeofobia bajo la bandera del antisionismo. Pero esa postura ya la denunció en los años 70 el filósofo francés de origen ruso, Vladímir Jankelevich: "El antisionismo ofrece por fin a todos los ciudadanos la posibilidad de ser antisemita sin dejar de considerarse demócrata". 

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