Pasillos con estantes vacíos. Es la escena a la que se han acostumbrado los británicos cuando van a los supermercados. El desabastecimiento de productos alimenticios se ha convertido en la tónica general de Reino Unido desde su desconexión de la Unión Europea y ha forzado a grandes cadenas de restauración a suprimir determinados platos de sus cartas. No solo como consecuencia del Brexit, sino también debido a la pandemia y a la complejidad de la gestión logística que, en suma, han propiciado una “tormenta perfecta” que previsiblemente se mantendrá a corto y medio plazo.
Es difícil encontrar encontrar agua envasada en los 'súper'. Escasea el papel higiénico. Pan de molde, según el día. Es habitual que falten bebidas refrescantes. O pollo. O queso. O comida para mascotas. La situación no es exclusiva de las grandes superficies y está afectando directamente a los restaurantes, incapaces de conseguir alimentos para seguir ofreciendo su carta habitual. Así ha ocurrido en McDonald's, que ha dejado de vender batidos. También en KFC o Subway, donde están limitando los productos disponibles. Incluso la cadena Nando’s ha tenido que cerrar algunos de sus locales ante la imposibilidad de mantener su actividad de forma regular.
“La cosa pinta mal, pero tampoco está tan mal; aunque no hay que desdramatizar, porque la situación es muy seria”, apunta José Miguel Flavián, socio fundador de GM&Co, un consultor español afincado en el Reino Unido que trabaja para empresas españolas que quieren aproximarse al mercado del gran consumo británico. Conocedor de las particularidades del sector, Flavián recuerda que en este país el mercado alimentario “se canaliza” principalmente a través de las grandes superficies, y tal volumen demanda comporta una dificultad añadida para abastecer a tiempo las estanterías.
Las peculiaridades del sector de los supermercados en Reino Unido hacen más complejo su abastecimiento: "Es un milagro que se repongan diariamente 40.000 referencias"
Sin apenas fruterías, carnicerías o pescaderías independientes, como ocurre en España, los consumidores acuden a los supermercados de Reino Unido, haciendo de este un mercado “muy dinámico”, con tiendas que incluso superan las 40.000 referencias. Es lo que Flavián llama “milagro”: conseguir que, con puntualidad británica, las estanterías de los ‘súper’ estén perfectamente repuestas con los productos que, de acuerdo con las previsiones, vayan a ser comprados ese mismo día. Y todo ello sin olvidar que prácticamente la mitad de todos esos productos son importados.
“Lo que está ocurriendo es la tormenta perfecta”, explica Flavián en declaraciones a Vozpópuli: “Se ha juntado el Brexit, por el que es más difícil y costoso importar productos, con la covid y los problemas de logística que hay a nivel internacional”. La salida de Reino Unido de la UE ha obligado a las empresas a enfrentarse a una mayor carga burocrática en la aduana británica para importar productos. Y además están teniendo que resolver el “complejo problema” de transportar los alimentos en estos tiempos pandémicos.
Sin camioneros tras el Brexit
Los problemas logísticos son dobles: ocurren dentro y fuera del Reino Unido. Por un lado, se mantienen las demoras y los precios disparados -hasta el cuádruple, según fuentes del sector- en el transporte de contenedores por mar desde el bloqueo del Canal de Suez en marzo. Por otro, a ese hándicap global se ha unido un problema local: no hay transportistas suficientes para satisfacer el frenético ritmo de consumo de los supermercados británicos.
“La falta de camioneros está complicando mucho el transporte, y es debido a que eran europeos y que, tras el Brexit y la pandemia, han decidido volver a casa”, apunta GM&Co: “Se junta que es un trabajo poco remunerado con que durante la pandemia se han hecho pocos exámenes de camionero, y que también se ha incrementado la demanda de transportistas de corto recorrido, que prefieren trabajar conduciendo furgonetas que estar en un camión durante tres días”.
Los europeos que hacían el trabajo que no querían hacer los ingleses se han pirado”, comenta Ana Rodríguez, una española residente en Reino Unido desde hace años
“Los europeos que hacían el trabajo que no querían hacer los ingleses se han pirado”, comenta por su parte Ana Rodríguez, una granadina que desde hace años reside en el Reino Unido y ahora también sopesa regresar a España ante el deterioro de la situación: “Esto es una locura, la verdad”. Cuenta como anécdota la imposibilidad de comprar aceite de oliva virgen extra español en los últimos meses: "No lo encontramos en ningún super, y antes había, así es que acabamos pidiéndolo por Amazon". "Quizás hay algo de escasez, pero nada superdramático", comenta a este diario otro español que vive en el país.
El problema de la falta de mano de obra para transportar los alimentos, según Flavián, radica fundamentalmente en que “son puestos por los que se paga poco dinero” y ahora menos dada la depreciación de la libra esterlina. El Brexit, en contra de las soflamas mantenidas durante años, no ha conseguido que sean los británicos quienes ocupen esos puestos en teoría “robados” por los extranjeros.
El sector reclama al Gobierno británico que flexibilice la legislación sobre inmigración para que incrementar el número de transportistas disponibles
La situación ha abierto el debate del incremento de salarios en el sector logístico. “Incluso las empresas están pagando bonus de bienvenida a los camioneros cuando cambian de empresas”, apunta Flavián, que advierte de que las mejoras de los sueldos se traducirán en un aumento del precio de los productos: “Ese coste tienes que repercutirlo”. Para evitarlo, el sector ha reclamado al Gobierno británico un cambio en la legislación en materia de inmigración para que estos puestos de trabajo se consideren prioritarios y los extranjeros tengan más facilidades para acceder a este mercado de trabajo. El Ejecutivo de Boris Johnson se niega, por ahora, a acometer un cambio de este tipo, que supondría reconocer de forma implícita el fracaso del Brexit.
La desconexión de la UE no ha hecho sino acelerar una tendencia previa. “Ya teníamos problemas en Reino Unido para reclutar conductores antes de la pandemia, y antes del Brexit”, contaba esta semana Tom Southall, director de políticas de la Cold Chain Federation, a Newtral. El sindicato de empresas minoristas British Retail Consortium (BRC) ha confirmado a este mismo que “Reino Unido se enfrenta a un déficit de 90.000 conductores de vehículos pesados”, lo que ha incrementado los problemas de desabastecimiento.