Los colegios electorales de la segunda vuelta de las municipales francesas han cerrado a las ocho de la tarde con un desplome de la participación que, según varias estimaciones, puede marcar un récord en el país en cualquier tipo de comicios.
La participación puede rondar el 40 %, indicaron las proyecciones demoscópicas, después de que a falta de tres horas para que cerraran las urnas hubiera votado menos del 35 % del censo, 18 puntos menos que en la segunda ronda de las pasadas municipales de 2014.
La segunda vuelta se ha desarrollado tres meses después de lo previsto, después de que el Ejecutivo la suspendiera a causa de la propagación de la pandemia de coronavirus.
El miedo a contagiarse ya provocó que en la primera vuelta acabara con una abstención de más del 55 % del censo, una tendencia que se ha agudizado en la segunda ronda, en la que apenas ha habido campaña electoral por la epidemia.
"La participación será baja y lo lamento como ministro y como ciudadano", aseguró el titular del Interior, Christophe Castaner, quien mostró la voluntad de mantener el 27 de septiembre, como estaba previsto, los comicios al Senado.
Las primeras estimaciones de los institutos de sondeo muestran un gran avance de los ecologistas y un revés del partido del presidente, Emmanuel Macron.
Solo el primer ministro, Édouard Philippe, puede felicitarse de haber conservado la ciudad de Le Havre (norte), de la que ya era alcalde antes de entrar en el Gobierno y donde encabezó de nuevo la candidatura "macronista".
En medio de los rumores que apuntan a que puede abandonar el Ejecutivo en los próximos días dentro de una amplia remodelación para dar un giro más social y ecologista al mandato del presidente, Philippe aseguró haber conseguido una victoria "clara".
Casi el 60 % de los votos, según las estimaciones, frente al ecologista Jean-Paul Lecoq. "Quiero agradecer a los ciudadanos que nos hayan renovado la confianza", aseguró Philippe, que no dio ninguna pista sobre si seguirá al frente del Gobierno o se ocupará de su ciudad.
Los sondeos apuntan también a sorpresas como la derrota de la exministra socialista Martine Aubry en Lille, feudo de su partido y que ella dirigía desde 2001, pero que podría pasar a manos del ecologista Stéphane Baly.