La guerra de Ucrania ha vivido en la mañana de este sábado un giro de guión inesperado: el grupo de mercenarios Wagner anunció que iba a llevar a cabo una "marcha por la justicia" hacia Moscú tras tomar el control de varias ciudades, entre las que destaca Rostov. Un suceso que escenifica la ruptura de esta empresa privada y el gobierno ruso, a quien acusa de haber bombardeado sus bases en la retaguardia del frente con Ucrania. Putin ha calificado esta actuación como una "traición" y ha asegurado que "responderán por esto".
Esta rebelión podría suponer el principio del fin de la guerra en Ucrania, ya que si las intenciones de Prigozhin prosperan, podría hacer que Putin saque a sus tropas del suelo ucraniano para defender el país. Fuentes ucranianas consultadas por Vozpópuli lo ven de esta misma manera y catalogan como clave que sean capaces de aguantar su dominio sobre Rostov para conseguirlo. El general en la reserva Juan Carlos Domingo discrepa: en entrevista con Vozpópuli no ve factible que Putin retire sus tropas de Ucrania.
Las fuerzas chechenas ya han tomado partido a favor de Putin y marcharán hacia Rostov para combatir contra Wagner en un nuevo capítulo de tensiones entre ambas facciones. En este periódico ya contamos cómo se enfrentaron en Jerson por el saqueo de la propia ciudad tras tomarla y reducir gran parte de ella a cenizas.
Lo que demuestra esta rebelión es que Putin pierde apoyos dentro de su propio país, hasta el punto de que Rusia está a las puertas de uno de sus mayores periodos de inestabilidad de los últimos años. Desde Ucrania ven en este levantamiento de Wagner un signo de debilidad. El asesor de la Presidencia ucraniana, Mijailo Podoliak, ha asegurado que aunque Putin conserve el poder, este es "un episodio antes de la siguiente fase de la caída de Vladimir Putin".
Kiev cree que las próximas 48 horas son clave para conocer el destino a corto plazo de Rusia. Los escenarios que se podrían abrir, según bajaran los líderes ucranianos, son tres: una guerra civil, una transición de poder negociada o una conservación del poder por parte de Putin, pero de una manera debilitada.
La impresión es que el Kremlin no cederá ante las presiones ahora impuestas por Wagner, mientras Prigozhin mantiene su versión tras la comparecencia de Putin: "Nadie piensa entregarse por exigencia del presidente, del Servicio Federal de Seguridad (FSB) o quien sea". La rebelión llega cuando se cumplen 16 meses del comienzo de la guerra y este avance del pelotón, liderado por Yevgueni Prigozhin, agravará aún más el contexto del conflicto.
Europa, expectante
La comunidad internacional observa con expectación la rebelión de Wagner. La UE, según las palabras del portavoz de la Comisión Europea, Eric Mamer, considera lo sucedido como "un asunto interno de Rusia" y que no se van a tomar, de momento, medidas, ya que de momento la unión se está limitando a "supervisar la situación".
Estonia ha dado orden de reforzar sus fronteras con Rusia, mientras Polonia, muy cerca del país liderado por Putin, ha anunciado una reunión entre presidente, primer ministro y ministro de Defensa para evaluar la situación.
También han reaccionado con cautela el presidente francés, Emmanuel Macron quien, según el Elíseo, está siguiendo también de cerca lo ocurrido, así como la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, quien ha querido apuntar que la rebelión de Wagner "es un testimonio de cómo la agresión a Ucrania también está causando inestabilidad dentro de la Federación Rusa".