España ha reforzado la seguridad de sus tropas desplegadas en Irak tras la escalada de tensión en la zona, agudizada por la muerte del general iraní Qasem Soleimaini en un ataque estadounidense, pero no ha decidido por el momento suspender la misión de entrenamiento a las fuerzas locales como sí han anunciado la OTAN y Alemania.
Las Fuerzas Armadas españolas están presentes en Irak con alrededor de 500 militares dentro de una coalición internacional contra el terrorismo yihadista liderada por Estados Unidos. También cuenta con otra quincena de efectivos como parte de la misión de entrenamiento de la OTAN.
Se encuentran repartidos entre Bagdad --en un complejo junto al aeropuerto donde tuvo lugar la muerte del general iraní--, Taji (al norte de la capital) y Besmayah (45 kilómetros al sureste, donde se encuentra la mayoría).
Según han informado fuentes del Ministerio de Defensa, la ministra en funciones, Margarita Robles, ha hablado este sábado con el coronel al mando de nuestro contingente en Besmaya y con el coronel de la misión OTAN y ambos le han trasmitido que están tomando las medidas adecuadas para garantizar la seguridad de los contingentes.
Tranquilidad en las tropas
Sin embargo, de momento las tropas siguen con su actividad con "tranquilidad" a la espera de cómo evolucionan los acontecimientos. "Nuestras tropas están alertas pero tranquilas, en contacto permanente con la propia OTAN y los demás países miembros de la coalición para actuar conjuntamente", han explicado desde el Ministerio de Defensa.
De momento, tanto la OTAN como Alemania han anunciado la suspensión de sus misiones de entrenamiento a las fuerzas de seguridad iraquíes. "La misión de la OTAN prosigue, pero las actividades de entrenamiento están actualmente suspendidas", ha declarado el portavoz en funciones de la OTAN Dylan White, quien ha resaltado que la decisión es una medida de protección para el despliegue internacional en el país.
La ministra Robles ha estado también en contacto durante las últimas horas con el contingente desplegado en Líbano, donde alrededor de 600 efectivos participan en la misión de la ONU de vigilancia del cese de hostilidades en la frontera con Israel.
