"La hospitalización de Brahim Ghali ha sido la gota que ha colmado el vaso". Son las palabras de Jorge Pérez, un joven español que reside en Marruecos desde hace siete años, sobre lo acontecido esta semana en la frontera con Ceuta.
Él es uno de los voluntarios que en los últimos días se ha trasladado al lugar para ayudar a los miles de migrantes que cruzaron a nado la frontera. "Soy trabajador social y he vivido situaciones de este tipo en Canarias y otros lugares, pero ninguna de esta magnitud. Fue muy duro", relata a Vozpópuli visiblemente emocionado.
Pérez, a quien le ha tocado vivir esta crisis bien de cerca, enumera los distintos acontecimientos que han llevado a esta situación, como el reconocimiento de Trump a la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara o los miles de turistas españoles que se quedaron encerrados en el país africano a finales del mes de marzo. "Ha sido un cóctel molotov", apunta.
A los empresarios, gracia no nos hace a ninguno lo sucedido"
También hace hincapié en la difícil situación económica y social que atraviesa Marruecos por la pandemia de covid-19. "El cierre de fronteras y la falta de turistas han hecho mella en el país. La situación lleva tiempo siendo insostenible y en nuestro caso, como cooperantes, hemos visto aumentar la pobreza y por ello la carga de trabajo ", señala.
"A los empresarios gracia no nos hace a ninguno lo sucedido. Tú imagínate a los grandes constructores, a El Corte inglés o Zara, que cuando llegan sus cosas a la frontera les empiezan a poner pegas", señala en declaraciones a este diario Antonio Gil, zaragozano que vive a caballo entre Tánger y España desde 2003 y que trabaja como asesor para empresarios españoles.
Para él, la crisis diplomática entre España y Marruecos se podía haber evitado con más tacto y prudencia por parte de nuestro país. Cree que la llegada masiva de migrantes a Ceuta ha sido una "respuesta" a la entrada en España del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, y apunta: "Llevaban tiempo avisando de que esto tendría consecuencias".
"Más trabas"
Además, Gil cree que esto "son más trabas" que se añaden a una época pésima, especialmente para aquellos que residen o trabajan en la frontera entre Ceuta y Marruecos y que durante estos meses no han podido desarrollar su actividad con normalidad. "El pequeño comercio se ha ido al garete", asegura en conversación con este diario. Sin embargo, se muestra optimista: "Dentro de unos meses se pasará y la gente que tiene interés vendrá. Va a haber unos meses difíciles, con el tema de la pandemia y todo esto, pero dentro de poco muchos ya ni se acordarán y será una anécdota".