El Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció este miércoles que el próximo lunes 31 de diciembre el gobierno alcanzará su tope de deuda de 16,3 billones de dólares, por lo que entrarán en vigor "medidas extraordinarias" para evitar la suspensión de pagos que durarían entre uno y dos meses. La notificación oficial fue enviada por el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, al líder de la mayoría en el Senado, el demócrata Harry Reid.
"El Departamento del Tesoro comenzará a tomar en breve ciertas medidas extraordinarias autorizadas por ley para posponer temporalmente la fecha en la que Estados Unidos entraría de otro modo en suspensión de pagos", indicó Geithner en una carta al Congreso. Estas medidas ofrecen cerca de 200.000 millones de dólares de margen contable para evitar la suspensión de pagos.
"Bajo circunstancias normales, ese volumen permitiría espacio de maniobra de aproximadamente dos meses", agregó el secretario del Tesoro. "No obstante, dada la significativa incertidumbre existente acerca de las políticas no resueltas sobre ingresos y gastos para 2013, no es posible predecir con efectividad la duración de estas medidas", matizó.
Geithner se refería al temido "precipicio fiscal", una aguda combinación de recortes de gasto y subida de impuestos prevista para comienzos de año próximo, que Gobierno y Congreso tratan de evitar, pero cuya solución enfrenta a republicanos y demócratas.
El aviso por parte del Tesoro es idéntico al emitido en 2011 cuando ambos partidos discutían acerca de los planes de reducción del abultado déficit presupuestario de EE.UU. y que concluyó con la rebaja por primera vez en la historia de la calificación de riesgo del país por la agencia Standard & Poor's. Para tratar de lograr un acuerdo, el presidente estadounidense Barack Obama ha interrumpido sus vacaciones navideñas en Hawai y viaja ya de regreso a Washington.
Este jueves, los legisladores retomarán las actividades en el Congreso, tras el fracaso del plan de la pasada semana del presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, que ofrecía subir los impuestos para las rentas de más de un millón de dólares anuales y al que se opusieron los propios miembros de su partido. De no alcanzarse un acuerdo, los estadounidenses verían elevarse automáticamente sus impuestos, el principal motivo de confrontación entre republicanos y demócratas.
Los republicanos se oponen a cualquier subida de impuestos, mientras que la Casa Blanca ha señalado su disposición a mantener la exención de impuestos aprobadas en 2003 para los hogares con ingresos menores de 400.000 dólares.