Los sindicatos franceses han convocado hoy una nueva jornada de manifestaciones contra la reforma de las pensiones del presidente, Emmanuel Macron, la cuarta desde el inicio de la protesta el 31 de enero, con la que quieren demostrar una capacidad de movilización todavía más masiva y sin fisuras, según informa EFE.
Por primera vez en este pulso entre todas las centrales sindicales y el Gobierno, los cerca de 250 desfiles previstos por todo el país se organizan en sábado para permitir también a muchos trabajadores que no habían podido manifestarse en días laborables sumarse al movimiento, con el objetivo de superar un millón de personas en las calles.
Además, en esta ocasión apenas se han convocado huelgas y eso debería facilitar los desplazamientos para acudir a las marchas y superar así ampliamente las cifras del pasado martes, que marcó un ligero retroceso en la participación, con 757.000 manifestantes según la policía (dos millones, de acuerdo con la Confederación General del Trabajo, CGT).
El secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT, primer central del país), Laurent Berger, dijo el viernes esperar "una movilización muy grande", con la vista puesta en los 1,27 millones de personas que contabilizaron las fuerzas del orden el 31 de enero (más de 2,5 millones, de acuerdo con los organizadores).
Berger y el líder de la CGT (segundo sindicato del país), Philippe Martínez, han conseguido mantener la unidad pese a sus diferentes sensibilidades, reformista el primero y rupturista el segundo, que no se ha privado de mostrar su voluntad de lanzar acciones más duras, en particular paros convocados con carácter indefinido en sectores estratégicos como los transportes y la energía.
Sindicatos acusan a Macros de "hacer oídos sordos"
Las manifestaciones se han desarrollado sin apenas actos de violencia y eso ha impedido que el Ejecutivo pueda utilizar eso como argumento contra la protesta, aunque Macron no se ha privado de hacer llamamientos a la responsabilidad a los sindicatos, que le han respondido que él es el "responsable" de los posibles desórdenes.
Berger y Martínez le han reprochado, sobre todo, "hacer oídos sordos" a las repetidas movilizaciones masivas en la calle contra una reforma cuyo eje principal es retrasar la edad mínima de jubilación de los 62 años actualmente a 64.
Los sindicatos se reúnen tras las manifestaciones de hoy para diseñar su estrategia en las próximas semanas. Ya han anunciado otra jornada de huelgas y manifestaciones el 16 de febrero y se da por hecho que añadirán otras fechas en marzo, probablemente el 7 y el 8 de ese mes, una vez que hayan terminado las vacaciones escolares de invierno.
El Gobierno asegura que sí escucha lo que se dice en la calle y que ha sido capaz de hacer evolucionar su plan inicial. En realidad, los cambios en su proyecto responden, sobre todo, a algunas reivindicaciones de los parlamentarios conservadores de Los Republicanos, cuyos votos serán fundamentales para que la reforma salga adelante.
Tanto la izquierda en bloque, cuyos líderes se manifiestan este sábado con los sindicatos, como la extrema derecha de Marine Le Pen se oponen al proyecto de ley de Macron, que prosigue su tramitación en el plenario de la Asamblea Nacional desde el lunes.