Después de los enfrentamientos por el desalojo de un centro cultural de izquierdas, Hamburgo ha establecido una llamada zona de peligro que ofrece a la policía el derecho a detener y registrar a las personas. Los críticos advierten de que esta medida supone una violación de derechos.
Tres distritos de Hamburgo han sido puestos puestos bajo esta "vigilancia policial especial", después de los enfrentamientos registrados en los últimos días entre grupos de la extrema izquierda y las fuerzas de seguridad.
Esta especie de estado de excepción permite a los policías registrar y detener a cualquier persona sin ninguna sospecha concreta. Los agentes efectúan, de hecho, numerosos controles callejeros, pidiendo la documentación aleatoriamente a los ciudadanos que van encontrando en su camino con el objetivo de "controlar a grupos de personas relevantes", según el portavoz de la policía, Mirko Streiber.
Desde el sábado los policías han estado actuando en virtud de los poderes que les han sido conferidos para detener, buscar y comprobar las llamadas zonas de peligro.
Los barrios de Altona, St. Pauli y Sternschanze han sido declarados "lugares peligrosos" y desde este fin de semana están sujetos a una vigilancia especial equiparable a un estado de excepción, según un comunicado de la policía de Hamburgo.
"En las últimas semanas, agentes y edificios policiales han sido objeto de repetidas agresiones", ha argumentado la policía, que ha denunciado que el 28 de diciembre "varios policías sufrieron heridas graves".
Según el sindicato de la policía de Hamburgo, un grupo de unas 40 personas atacó a los policías con piedras, botellas y gases lacrimógenos e hirió a tres agentes. El sindicato policial ha ofrecido una recompensa de 10.000 euros a quien proporcione pistas sobre los autores de las agresiones.
La policía declaró el centro de Hamburgo como zona peligrosa, lo que permite a los policías registrar y detener a cualquier persona sin ninguna sospecha concreta.