La Comisión Europea está estudiando distintas posibilidades para sacar adelante el fondo de recuperación de 750.000 millones de euros diseñado para impulsar la economía europea tras la crisis del coronavirus a pesar del veto que Hungría y Polonia mantienen sobre todo el paquete presupuestario de la UE.
Según han explicado fuentes comunitarias, Bruselas baraja varias opciones "dentro de la legislación europea" para salvar la situación de bloqueo provocada por Budapest y Varsovia. Ambos Estados miembros se niegan a ratificar el Marco Financiero Plurianual (MFP) y el plan anticrisis por su rechazo al mecanismo que vinculará el desembolso de ayudas europeas al respeto del Estado de Derecho.
Además, autoridades comunitarias han avisado a ambos países de que su postura provocaría importantes recortes en el presupuesto comunitario, que comenzaría a aplicarse con una prórroga del actual y sobre la que se aplicaría la condicionalidad a la que se oponen.
Presión sobre Hungría y Polonia
El Ejecutivo comunitario redobla de esta forma la presión sobre los gobiernos de Viktor Orbán y Mateusz Morawiecki a una semana de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno en la que los líderes intentarán resolver el asunto.
El escenario "central" es que ambos mandatarios se sumen al acuerdo del resto de capitales, pero la Comisión Europea está valorando una serie de opciones que permitirían sacar adelante el fondo de recuperación si mantienen su veto. Aunque no ha tomado todavía ninguna decisión firme al respecto, las mismas fuentes insisten en en que son varias las posibilidades para salvar el bloqueo.
Estas "alternativas" pasarían, por ejemplo, por un mecanismo de "cooperación reforzada" en el que avanzarían todos los socios excepto Hungría y Polonia, un acuerdo "intergubernamental" como el que sustenta el fondo europeo de rescates (MEDE) o un sistema de avales públicos por parte de los Estados miembros que permita a Bruselas emitir deuda.
Desde el Ejecutivo comunitario se asegura que sería posible poner "rápido" en marcha la versión alternativa del fondo de recuperación, que requeriría una nueva propuesta legislativa y la posterior aprobación por parte de todas las capitales que participen.
Sin retrasos en el desembolso de ayudas
No obstante, Bruselas considera que el procedimiento no retrasaría el desembolso de las ayudas y podría mantenerse el calendario previsto para el plan de recuperación actual. Es decir, que los primeros desembolsos lleguen a los gobiernos a mitad de 2021.
En cualquier caso, el veto de Orbán y Morawiecki también afecta al MFP para el periodo 2021-2027 y, por tanto, al presupuesto comunitario para 2021. En caso de que no se encuentre una solución, a partir del 1 de enero la UE funcionaría a través de una posibilidad de urgencia que supondría importantes recortes.
En concreto, comenzaría a aplicarse un sistema en el cual cada mes sólo se podrá desembolsar una doceava parte de los créditos presupuestarios previstos en el año anterior, en este caso 2020. Esto implicaría perder unos 30.000 millones de euros, según calculan las autoridades comunitarias.
Pero además, en este escenario no se podrían aprobar nuevos fondos para muchos programas de la UE que ya no contarían con base legal. Esto afectaría principalmente a la Política de Cohesión (de la que Polonia y Hungría son importantes beneficiarios), al Fondo de Transición Justa, al nuevo programa de Salud y a Erasmus, que parará "inmediatamente".
Por contra, sí que podrían adoptarse nuevos desembolsos previstos en el primer pilar de la PAC (ayudas directas para agricultores y ganaderos), el programa de ayuda humanitaria, la política de Exteriores y Seguridad Común o mecanismo de protección civil RescUE.