Una extraña quietud cae sobre Haifa. La ciudad israelí, cercana a la frontera con el Líbano, representa un lugar estratégico en el frágil equilibrio que se vive en la región. Las sirenas han sonado con frecuencia por los cohetes de Hezbolá, el país hebreo proyecta su incursión terrestre sobre el Líbano e Irán amenaza con una nueva ofensiva balística. Muchos de los habitantes de Haifa, ante el quebranto que supone para su seguridad, preparan las maletas en busca de un lugar más seguro: “Nos hemos ido de casa, pero no sabemos cuándo volveremos”.
Son las cuatro de la tarde. Apenas un puñado de niños juega en el parque de Ranat HaNasi, en el corazón de Haifa, una plaza rodeada de edificios residenciales de gran altura. “A esta hora está siempre lleno, con cientos de niños. Y ahora...”. Joao Miragaya hace una semana que abandonó su propia vivienda en la próxima localidad de Las Craiot. Aprovechará las inminentes vacaciones de las fiestas judías [Rosh Hashaná, año nuevo] para volar a Brasil junto a su mujer y sus dos hijos de 5 y 7 años.
“Queremos regresar a casa cuando terminen las vacaciones, pero no sabemos qué ocurrirá”, admite con gesto cansado. Es historiador y habla perfecto español, casado con una ciudadana argentina. La incertidumbre es total. “Parece que Israel atacará posiciones estratégicas en un corto periodo de tiempo, pero no sabemos si será una semana, dos, tres, cinco...”.
El sentimiento de Miragaya parece que es el mismo de toda una ciudad. Los establecimientos están vacíos y cada vez son más los ciudadanos que deciden abandonar sus casas por seguridad. Aún más al norte, 66.000 personas que vivían a menos de cinco kilómetros de la frontera con Israel permanecen evacuadas desde hace meses.
Hezbolá ha lanzado cerca de 10.000 proyectiles contra esta región desde el pasado 7 de octubre, tratando de abrir un segundo frente a Israel más allá de la Franja de Gaza, donde aún sigue la ofensiva militar contra Hamás.
Proyectiles sobre Haifa
Y en el mapa, en rojo, está marcado Haifa. Es un objetivo estratégico por sus instalaciones e infraestructuras energéticas. Hezbolá ha llegado a publicar vídeos del puerto de la ciudad -el segundo más grande del país- grabados con dron, exhibiendo sus capacidades para alcanzar esta posición.
En las últimas 48 horas también han tratado de golpearla con diferentes tipos de proyectiles. Todos los ciudadanos permanecen atentos a la sirena. De forma inconsciente, a medida que caminan, se fijan en cuál sería el lugar más seguro para protegerse: “Tendríamos un minuto y medio”, añade el historiador.
“No creo que la situación se cronifique como en la Franja de Gaza, aunque nadie puede decir con seguridad qué va a ocurrir”. Miragaya señala a su alrededor con gesto resignado y afirma: “Nadie quiere esto. Nosotros no queremos esto. Es difícil por los niños, dejan de ver a sus amigos, escuchan las sirenas y tenemos que protegernos… Por suerte ellos duermen por la noche, pero nosotros muchas veces no pegamos ojo”.
Haifa tiene una población aproximada de 600.000 residentes -68% judíos y 21% musulmanes-, aunque se prevé un descenso significativo en las próximas fechas. El Gobierno de Israel ha limitado las reuniones en espacios cerrados a un máximo de 30 personas y hasta 300 en el exterior. También se han tomado medidas excepcionales de seguridad, especialmente en el norte del país, donde se reúnen las tropas a la espera de recibir órdenes sobre el Líbano.
La amenaza iraní
Las aplicaciones instaladas en los móviles alertan del impacto de decenas de proyectiles en localidades próximas a Haifa. En un momento de la conversación con Joao Miragaya se escucha un estruendo. No sabe distinguir si procede de alguna obra cercana o si se trata de un ataque: “Si es un cohete ha caído lejos, no hay de qué preocuparse”.
También permanece atento a las noticias. En las últimas horas, Irán ha cumplido con su intención de atacar Israel con proyectiles balísticos, en respuesta a la incursión terrestre sobre el Líbano. Fuentes militares consultadas por Vozpópuli sostienen que "Israel avanzará hasta crear las condiciones de seguridad adecuadas para que los 66.000 evacuados puedan regresar", sin especificar si el avance será limitado o si se extenderá hasta más allá del río Litani, unos 20 kilómetros al norte de la frontera.
La resolución 1701 de la ONU establece que Hezbolá no puede asentarse al sur del río Litani. La organización terrorista -a la postre, autoridad militar en buena parte del Líbano- ha atacado posiciones israelíes desde la zona que debería permanecer segura. La ONU, por su parte, condena a través de la misión militar UNIFIL toda “violación” de la frontera, en clara referencia a la incursión israelí.
Mientras, Haifa se sostiene en una extraña quietud. “Es difícil pensar en la derrota militar de Hezbolá por la magnitud de su ejército y su presencia en el Líbano”. Joao Miragayo suspira y levanta las manos: “¿Podremos volver a una vida normal? Esperemos que sí, pero ahora es mejor salir y buscar seguridad”.