El 23 de enero del 2019 la oposición venezolana adquirió un importante protagonismo cuando el líder político Juan Guaidó asumía el cargo de presidente “encargado” de Venezuela. El presidente español Pedro Sánchez fue el primero en Europa en reconocerle e hizo pensar a muchos que España sería el abanderado de la lucha por los derechos humanos en Venezuela, situación que ahora se pone en duda por distintas actitudes que ha tomado el Ejecutivo español. ¿Qué piensa el líder opositor venezolano sobre la posición española? Vozpópuli pregunta a Juan Guaidó.
Pregunta. El pasado 27 de mayo, la Fundación FAES, del expresidente José María Aznar, le otorgó el X premio de la Libertad por sus acciones en la búsqueda de la restauración de la democracia en Venezuela. ¿En qué ha consistido esa lucha desde que fue proclamado como presidente encargado de Venezuela?
Respuesta. El 2019 inicia un hito, una fase de lucha en Venezuela precedida por haber construido mayorías con otros partidos políticos y haber resistido a los ataques de la dictadura. Este premio, en definitiva, es un reconocimiento a la sociedad venezolana, a la resistencia, al haber consolidado una mayoría, al haber ejercido nuestros poderes constitucionales con la presidencia encargada que tiene un objetivo central, que es que el pueblo de Venezuela pueda elegir libremente, en un proceso electoral libre y justo. Hemos logrado colocar a Venezuela en el mapa mundial, articulado esfuerzos a nivel internacional para poder ejercer presión sobre una dictadura y empujarla a lograr una solución a un conflicto. Ahora nosotros debemos terminar la faena.
P. El gobierno de Pedro Sánchez fue el primero en Europa en reconocerlo como presidente encargado, eso hizo pensar a muchos que sería España quien lideraría la defensa de los derechos humanos en Venezuela ante las instituciones europeas, pero se han dado hechos que ahora dejan ver una posición ambigua: la no objeción del Gobierno de Pedro Sánchez a la invitación que hizo Andorra a Maduro para participar en la última cumbre Iberoamericana y no haberlo invitado a usted, o la tan polémica reunión del ministro Ábalos con Delcy Rodríguez. ¿Qué piensa usted de esta actitud de España?
R. España fue el primero en reconocerme en 2019, luego la acompañaron 27 países europeos en la lucha por la restitución de la democracia en Venezuela. Nosotros debemos agradecer esas gestiones positivas de cara al logro de un acuerdo. Y entendemos los hechos recientes como el interés en buscar una solución al conflicto. Pero lo que se debe señalar también siempre es a los responsables de la crisis en Venezuela, y Delcy Rodríguez es una de las grandes responsables, no es relativizable, dada la evidencia que hay. Yo respeto la actuación del gobierno de España y sobre todo la respeto de cara a poder articular y alinear a la comunidad internacional, pero también se deben señalar de nuevo a los responsables de la crisis y la tragedia en Venezuela. Separo las dos cosas.
Constantemente tenemos conversaciones y reuniones con nuestros aliados en España. Para nosotros no es una novedad: cuando hay puntos de fácil o rápida articulación, hay puntos de discusión como en cualquier democracia y cualquier alianza que se pueda generar
P. ¿Y España no lo está haciendo? ¿No está señalando a los responsables de la crisis venezolana?
R. Está actuando en la banda para buscar una alternativa y una solución de cara a un acuerdo, a una solución política. Pero el señalamiento y la denuncia pueden venir en paralelo.
P. ¿Ha tenido usted conversaciones recientes con autoridades españolas?
R. Sí, constantemente tenemos conversaciones y reuniones con nuestros aliados en España. Para nosotros no es una novedad: cuando hay puntos de fácil o rápida articulación, hay puntos de discusión como en cualquier democracia y cualquier alianza que se pueda generar.
P. ¿Aliados se refiere a gente del Gobierno de Sánchez?
R. Sí, claro.
P. Su propuesta de Acuerdo de Salvación Nacional ha sido bien recibida por Washington y Madrid, que creen en el diálogo como una vía para la recuperación democrática, pero esos son solo dos gobiernos. ¿Qué ha pasado con el resto de países que lo reconocieron en su momento como presidente encargado de Venezuela? ¿Siguen vigentes esos apoyos?
R. El apoyo sigue vigente, no solo de cara a recuperar la democracia en Venezuela, también, de alguna manera, a solucionar la situación del país. La crisis no ha mejorado desde el 2019 hasta la fecha. Por el contrario, ha empeorado, ha afectado a Colombia de manera severa y a todo el continente. El problema venezolano afecta de manera muy severa a la región. Aquí quiero hacer un paréntesis: la crisis más severa que ha atravesado Europa recientemente es precisamente por los refugiados y los migrantes. Imagínense el impacto que tiene esa misma crisis pero en América del Sur, que no tenemos la infraestructura que tiene Europa, que no tenemos la capacidad de servicios que tiene Europa, ese es uno de los primeros impactos directos que tiene en la región la dictadura de Maduro. No solo hay un respaldo a la posibilidad de un cambio en Venezuela, a nuestra Constitución, que en definitiva significa reconocerme como presidente encargado, sino también una necesidad de buscar soluciones a la terrible crisis que amenaza a nivel de seguridad a la región.
P. Pero este respaldo internacional ¿lo avala a usted como presidente encargado de Venezuela? ¿Es en estos momentos usted el presidente encargado, sabiendo que la Asamblea Nacional ya fue captada por el chavismo?
R. Según nuestra Constitución soy el presidente encargado, por ser el presidente de la Comisión Delegada y del Parlamento Nacional en este momento.
Hoy el nivel de presión sobre Maduro es mucho más alto, no solo a nivel nacional sino también internacional principalmente. El desgaste de la dictadura es total
P. Hay sectores dentro y fuera del país que consideran que falta cohesión en la oposición. ¿Usted se considera el representante de toda la oposición en Venezuela?
R. No solamente de la oposición, nosotros somos una alternativa democrática, el gobierno encargado y representamos al Parlamento nacional. Voces disidentes o que generan algún tipo de diferencia, sobre qué métodos o qué mecanismos son más eficientes para salir de la dictadura, por supuesto que existen en Venezuela y también a nivel mundial. La magnitud del conflicto en Venezuela es tan grande como la crisis de refugiados de Siria o tan grande como la hambruna generada en Sudán del sur. Pero es la más grande a nivel de hiperinflación, destrucción del PIB, 83% en los últimos siete años, es decir nuestros números son comparados con países en guerra o conflictos bélicos. Hay personas que dicen que se necesita ejercer el artículo 187.11 en Venezuela, que es el referente a la posibilidad del uso de la fuerza extranjera, o quienes creen que a través del diálogo con la dictadura se podría conseguir un cambio, evidentemente enmarcado en lo que dice el Acuerdo de Salvación Nacional que no pretende la buena fe de la dictadura, sino que pretende generar la presión necesaria para lograr un acuerdo que pase por un proceso de negociación en este caso. Un acuerdo que genere un cronograma de elecciones libres y justas, que tenga a disposición de la comunidad internacional el levantamiento progresivo de las sanciones de cara al cumplimiento del acuerdo y que a nosotros nos facilite una solución: el ingreso de ayuda humanitaria y la multiplicación de la acción multilateral en el país.
P. ¿Por qué ahora es viable el diálogo con Maduro y antes no lo era?
R. Hoy el nivel de presión sobre Maduro es mucho más alto, no solo a nivel nacional sino también internacional principalmente. El desgaste de la dictadura es total; hoy está la acción de justicia ejercida por la Corte Penal Internacional; hoy es el mantenimiento de la exigencia clara de elecciones libres presidenciales que es la que nos deben a los venezolanos; pero también es la disposición de nuestros aliados del levantamiento progresivo de las sanciones de cara al cumplimiento de un acuerdo que lo ha dicho los Estados Unidos, y de alguna manera Europa y ese puede ser un elemento de garantía a los que hoy sostienen de alguna manera al régimen de Maduro.
P. Maduro ironizó con esta propuesta que usted plantea pues considera que ha llegado tarde a estos diálogos que según él ya se están dando con sectores de la oposición ¿Existen estos diálogos en los que no están involucrados ustedes?
R. Esto no es nuevo, ellos ya lo intentaron en el 2018, cuando trataron de robar la elección presidencial y la denominada “mesita”, que ellos decían que era la oposición, una oposición a su medida. Pero también están los “alacranes”, que son líderes cooptados, sobornados de alguna manera por la dictadura, y algunos amenazados. Es una forma de Nicolás Maduro de distraer a la opinión pública, tratar de hacerse ver fuerte en un momento de absoluto desgaste y deterioro de su régimen.
El ánimo está intacto aunque entiendo el riesgo de enfrentar una dictadura como esta. Nosotros tenemos más de cinco vehículos impactados con balas que hemos tenido que cambiarlos por la persecución constante de la dictadura
P: Hace algunas semanas habló por teléfono con Antony Blinken, secretario de Estado de los Estados Unidos, quien ya había confirmado que la administración Biden no tiene ningún interés de dejar de reconocerlo como presidente interino de Venezuela. ¿Cómo avanza ese apoyo que, sin duda, es indispensable a nivel mundial?
R. Muy activo. Uno de los grandes logros de nuestra gestión ha sido mantener el respaldo bipartidista en los Estados Unidos y, en general, en muchos de los países que nos apoyan. Eso ha sido clave y ha ayudado mucho y facilitado esta transición de la administración Biden. Aún no se ha podido ratificar al subsecretario de Estado para América Latina, eso tiene unos tiempos de designación, pero aun así hemos conversado con el secretario de Estado Blinken, con la Casa Blanca, directamente con los asesores para construir alternativas de solución.
P. Ya han pasado algunos años y todo produce un desgaste. Hace poco en las redes sociales se veían algunas fotografías de su vehículo con disparos en el parabrisas. ¿Cómo está usted anímicamente, tiene la fuerza para seguir intentando que Venezuela recupere todo lo que ha perdido?
R. Yo tenía 16 ó 17 años cuando llegó Chávez al poder, ni siquiera tenía la edad legal para votar. Nuestra generación heredó esta situación y se ve con nostalgia esa Venezuela del pasado, incluso como modelo de democracia que ayudó a países de Sudamérica e inclusive de Iberoamérica a recuperar su democracia. El ánimo está intacto aunque entiendo el riesgo de enfrentar una dictadura como esta. Nosotros tenemos más de cinco vehículos impactados con balas que hemos tenido que cambiarlos por la persecución constante de la dictadura. Es parte de los riesgos, pero el ánimo y el objetivo continúan intactos y sabemos que la dictadura está en su peor momento. Urge una solución y por eso todo este esfuerzo que estamos haciendo y que mantendremos hasta lograr la democracia en Venezuela.