Michelle Obama celebrará su 50 cumpleaños el próximo 18 de enero, un día después de su aniversario, con una fiesta en la Casa Blanca que tiene desconcertados a los expertos en protocolo: la primera dama de EEUU ha pedido expresamente a sus invitados que vayan comidos de casa. Michelle, a diferencia de lo que hizo su marido hace tres años, no celebrará el medio siglo de vida en su ciudad natal, Chicago, sino que será la anfitriona en Washington de una fiesta cuyo título suena más desenfadado de lo que cabría de esperar para un evento que acogerá la East Room de la mansión presidencial.
"Aperitivos & traguitos & baile & postre" (Snacks & Sips & Dancing & Dessert), así ha bautizado la primera dama su fiesta de cumpleaños, para la que ha dado unas sorprendentes instrucciones a sus invitados. "Trae zapatos cómodos, come antes de venir y practica tus movimientos de baile", reza el correo electrónico que la Casa Blanca ha enviado a los escogidos para brindar con la primera dama por sus cincuenta años, informa Efe.
Por el momento, no se conocen los nombres de los invitados, ni si habrá actuaciones de algún artista famoso, aunque los rumores apuntan a que la cantante Beyoncé y su marido el rapero Jay-Z estarán en la lista. Del tono y el contenido de la invitación se desprende que Michelle, amante a la vez de lo tradicional y lo espontáneo, quiere celebrar su medio siglo de vida entre amigos, con buen humor, y sin demasiada pompa.
Amante del baile
La primera dama, que se ha atrevido incluso a hacer divertidos bailes en un programa televisivo, comentó recientemente en una entrevista que, si algo no podía faltar para su cumpleaños, era la música y el movimiento. Algunos medios locales han comenzado a especular con que la fiesta de Michelle se parecerá a la que dio el matrimonio Obama también en la East Room de la Casa Blanca con motivo de la inauguración presidencial del año pasado.
La primera dama se ha quedado unos días más en Hawai de vacaciones -en la vivienda de Oprah Winfrey- mientras su marido e hijas han vuelto a Washington
Poco más se sabe con certeza de la celebración de la primera dama, puesto que aún no ha regresado a Washington. Su marido le ha hecho ya un regalo de cumpleaños por adelantado: quedarse unos días más de vacaciones en Hawai con sus amigas. El pasado domingo Obama y sus hijas volvieron solos a Washington, para que Michelle pudiera disfrutar de unos merecidos días de asueto en el soleado Hawai, donde, según los medios locales, se aloja en la mansión que la famosa presentadora de televisión Oprah Winfrey posee en Maui.
Hillary Clinton también cumplió 50 en Washington
Michelle no será la primera en celebrar sus cincuenta años en la mansión presidencial, puesto que Hillary Clinton también cumplió medio siglo como primera dama con una celebración en la que Van Cliburn, habitual de la Casa Blanca, tocó el piano y ella lució un vestido rojo de Oscar de la Renta. Como en tantos otros aspectos, también en materia de cumpleaños cada primera dama ha sido un mundo, de manera que mujeres como Jackie Kennedy, Lady Bird Johnson y Barbara y Laura Bush optaron siempre por celebraciones más discretas.
Michelle Obama, a la que algunos foros describen como la quintaesencia de la "supermujer" americana, cumplirá 50 años con un 63% de aprobación popular, unas cifras que, como siempre ocurre con las primeras damas, son mejores que las del presidente. Además, el pasado mes de junio, la revista Forbes la nombró la cuarta mujer entre las cien más poderosas del mundo, sólo por detrás de la canciller alemana Angela Merkel; la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y la empresaria y filántropa Melinda Gates.
Cuando los Obama dejen la Casa Blanca, Michelle tendrá 53 años y habrá pasado a la historia presidencial de EEUU no sólo como la primera afroamericana en convertirse en primera dama sino también como la abanderada de la lucha contra la obesidad en un país donde esta enfermedad es una auténtica lacra social. Sus dinámicas campañas en favor de un estilo de vida saludable, de la buena alimentación y del ejercicio físico le han dado notoriedad, al tiempo que le han valido también agrias críticas desde filas republicanas, que la acusan de querer hacer de "niñera" de los estadounidenses con estas iniciativas.
Michelle, con una inteligente combinación de tradición y modernidad, ha sabido en estos años meterse en el bolsillo a los estadounidenses y recuperarse del sonoro traspiés con el que comenzó su vida pública como futura primera dama, cuando dijo durante la campaña de 2008 que esa era la primera vez en su edad adulta en la que realmente estaba orgullosa de su país.