El viceprimer ministro talibán, el mulá Abdul Ghani Baradar, ha pedido a la comunidad internacional que reabra sus embajadas en la capital de Afganistán, Kabul, tras mes y medio de clausura desde que el movimiento se hiciera con el control del país el 15 de agosto.
"El Emirato Islámico de Afganistán desea mantener buenas relaciones con el resto del mundo y si alguien tiene algún problema con nosotros, estamos listos para resolverlo a través del diálogo y el entendimiento", ha hecho saber a través del portavoz talibán Suhail Sahin, en comentarios recogidos por la cadena afgana Tolo News.
Baradar realizó estos comentarios en el encuentro mantenido a última hora del jueves con varios embajadores internacionales, entre ellos los de Rusia, China y Pakistán, países que se han convertido en los grandes valedores de los talibán en su andadura al frente del país.
"No tenemos ni la intención ni la política de hacer daño a otros. El futuro Afganistán será un hogar de paz", ha asegurado el mulá, en su día jefe de la oficina política de los talibán en Qatar.
Nueva etapa
Por su parte, el ministro de Exteriores en funciones de los talibán, Amir Jan Muttaqui, ha insistido en que el "Emirato Islámico desea la "apertura de un nuevo episodio político de buen gobierno a domicilio y de relaciones con la región y con el mundo".
Mientras tanto, prosigue la violencia en el norte de Afganistán, donde siguen operando elementos de la filial afgana de Estado Islámico, cuyos combatientes han protagonizado un asalto contra las fuerzas talibán en la provincia de Parwan, según un portavoz talibán.
El ataque se ha tratado de un atentado en la capital de la provincia, Charikar, contra un vehículo de los talibán, cinco de cuyos miembros han resultado "heridos leves", según el portavoz a DPA. Tras la explosión, las fuerzas especiales talibán han atacado un escondite de Estado Islámico en las inmediaciones de la zona. En la operación han resultado detenidos dos combatientes yihadistas.
