Una de cal y otra de arena. Así se comporta el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, con Estados Unidos en un artículo publicado este miércoles en el rotativo estadounidense 'The New York Times'. Su gesto conciliador, expresa su deseo "de volver a intercambiar embajadores" con Washington, se ve ensombrecido por la enésima acusación al Gobierno de Barack Obama.
Maduro sostiene que aunque Estados Unidos dice ponerse en las protestas del lado del pueblo venezolano, al que describe como "pacífico", "en realidad está del lado del 1 por ciento que desea arrastrar a nuestro país a la época en la que el 99 por ciento era excluido de la vida política y solamente unos pocos, incluyendo a empresas estadounidenses, se beneficiaban del petróleo de Venezuela".
No se olvida el presidente venezolano del golpe de Estado que dieron en 2002 varios militares adversos al fallecido Hugo Chávez para recordar nuevamente a Estados Unidos el apoyo económico y reconocimiento que dio a los golpistas destacando que Washington destina al menos cinco millones de dólares anuales para apoyar a los movimientos de oposición en Venezuela.
"Es la hora del diálogo y la diplomacia, hemos extendido la mano a la oposición y hemos aceptado las condiciones de Unasur", sostiene Maduro
Tampoco pasa por alto la actitud de algunos medios de comunicación internacionales, a quienes acusa de "distorsionar" la realidad. Rechaza las voces que consideran que Venezuela tiene "una democracia deficiente" y sostiene que las protestas "antigubernamentales", que ya han dejado más de 36 muertos, "están protagonizadas por personas pertenecientes a los segmentos más acomodados de la sociedad, que tratan de revertir los logros del proceso democrático de los que se ha beneficiado la mayoría".
Maduro denuncia en el artículo de opinión que publica 'The New York Times' que los manifestantes persiguen un "único objetivo", "la destitución inconstitucional del gobierno democráticamente elegido".
Tras destacar los supuestos progresos que ha experimentado Venezuela bajo su mandato, entre los que se incluyen la reducción de la pobreza, la creación de un sistema de sanidad y educación gratuitos para los ciudadanos o el diseño de un programa para luchar contra el intercambio de divisas en el mercado negro, Maduro retoma la actitud conciliadora y realiza un "llamamiento a la paz". "Es hora del diálogo y la diplomacia", remata.
Asimismo, pide que a Estados Unidos que no le imponga sanciones ya que su pueblo "no merece tal castigo" e insiste en que "Venezuela necesita paz y diálogo para avanzar". "Todo aquel que nos ayude a alcanzar estas metas es bienvenido".