El expresidente de Chile Sebastián Piñera ha muerto este martes a los 74 años en un accidente de helicóptero en la comuna de Lago Ranco de la región de Los Ríos, en la zona centro-sur del país. Sin embargo, el trágico accidente que ha provocado el peor de los desenlaces no ha sido el único momento polémico a los mandos de una aeronave protatonizado por el líder latinoamericano.
El propio Piñera conducía la aeronave para visitar al empresario José Cox en Illihue en un día de niebla y lluvias, un helicóptero en el que también viajaban la hermana del expresidente, Magdalena Piñera, el empresario Ignaci Guerrero y su hijo. Los tres acompañantes sobrevivieron, pero el cuerpo de Piñera fue hallado en las profundidades del río.
La afición del expresidente por los helicópteros no es nueva. Piñera obtuvo su licencia en el año 2004 y, desde entonces, ya ha sufrido otros percances.
En 2007, Piñera ya protagonizó otro momento controvertido a los mandos y tuvo que pagar una multa tras aterrizar en la pista del estadio municipal de la localidad de Quellón. Lo hizo en el mismo momento en el que se estaba jugando un partido de fútbol entre niños, que tuvieron que abandonar el campo ante el aterrizaje de emergencia.
Sebastián Piñera y su pasión por los helicópteros
El helicóptero era el medio de transporte favorito del chileno y realizaba numerosos viajes, primero para actividades como practicar golf o irse de vacaciones.
Cuatro años después, en 2011, cuando comenzaba su primera legislatura como líder del país (fue presidente de 2010 a 2014 y de 2018 a 2022), Piñera viajaba junto a un amigo y durante dicho trayecto llamó para tratar de conseguir gasolina. Tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en un lugar destinado a las aeronaves de los Carabineros.
Sebastián Piñera y su pasión por los helicópteros
El helicóptero era el medio de transporte favorito del chileno y realizaba numerosos viajes, primero para actividades tan cotidianas como practicar golf con sus amigos o irse de vacaciones y, después, aseguraba, para poder sumar las horas necesarias para no perder su autorización para volar.