Las elecciones legislativas en Francia son clave para el devenir del país. Así, al menos, lo han interpretado los ciudadanos, que han disparado la participación por encima de los 20 puntos respecto a estos mismos comicios en 2022. Si entonces a las 17.00 habían votado un 39,42% de los franceses convocados a las urnas, en esta ocasión el dato se eleva hasta el 59,39%.
Este resultado provisional es radicalmente distinto al de los comicios de hace dos años, que terminaron con una participación final del 47,7 por ciento, la más baja registrada en unas legislativas. Ahora, Francia se encamina a los mejores porcentajes de asistencia desde 1986.
De hecho, al poco de ser publicada la última estimación de las 17.00, los medios franceses han proporcionado dos estimaciones de participación final, que podría rondar el 67,5 por ciento según Ipsos, y el 69,7 por ciento según Harris Interactive.
La población francesa ha acudido a los colegios electorales en medio en medio de un ambiente de enorme agitación de cara a la primera vuelta de unos comicios que podrían terminar de sellar el ascenso de la ultraderecha representada en la Agrupación Nacional de Marine Le Pen y Jordan Bardella, este último más que posible candidato a ocupar el cargo de primer ministro del país, si se cumplen los sondeos.
En juego está la gobernabilidad de Francia, con el partido de Marine Le Pen, Reagrupamiento Nacional (RN), como gran favorita para encabezar los votos con un porcentaje de votos que se mueve entre el 30-35%. En segundo lugar estaría el Nuevo Frente Popular, una coalición de izquierdas que busca hacer frente a Le Pen. Recibirán, según los sondeos, entre el 25% y el 29%.
En tercer lugar quedaría el bloque liderado con Emmanuel Macron, haciendo que la gobernabilidad sea complicada, ya que tendría que cohabitar con un Primer Ministro francés de un partido distinto al suyo.