La fuerte subida de los precios de la electricidad en Europa afecta también a Kosovo, uno de los países más pobres del continente, donde una infraestructura obsoleta, incapaz de atender la demanda en pleno invierno, ha provocado grandes apagones en los últimos días y malestar ciudadano. Todo indica que la crisis energética, la más grave en diez años, continuará hasta abril, con la previsión de que los precios de la luz suban otro 30% y el riesgo de que siga habiendo cortes de suministro. Todo ello en un país de 1,8 millones de habitantes que necesita importar más de la mitad de la energía que consume.
El 24 de diciembre Kosovo comenzó a sufrir los primeros grandes cortes de luz, que se extendieron por todo el país y se prolongaron por hasta cuatro horas. Algunos medios afirman que hay zonas donde la interrupción duró 24 horas y que aún hay numerosas regiones que siguen sufriendo los cortes. El regulador eléctrico de Kosovo ya ha anunciado que si el Estado no puede asumir el sobrecoste derivado del alza de los precios, serán los ciudadanos quienes tengan que pagar la factura.
Apagones en pleno invierno
El Gobierno del nacionalista de izquierdas Albin Kurti declaró el miércoles el estado de emergencia para poder decretar medidas como cortes selectivos de suministro. "En esta situación no hay ninguna solución buena: o cortes o subidas del precio", admitió el primer ministro. Al aumento de los precios se ha sumado las averías en las centrales eléctricas y un aumento de consumo.
Más del 90% de la producción eléctrica en Kosovo proviene de dos obsoletas plantas de carbón situadas en las afueras de Pristina, operativas desde hace 30 y 45 años, respectivamente. La menos antigua, Kosovo B, sufrió a mediados de diciembre una avería en su turbina que la dejó fuera de funcionamiento y supuso la pérdida de 225 megavatios, un tercio de toda la producción nacional, que no se recuperarán hasta el 20 de enero.
En Kosovo, que se independizó unilateralmente de Serbia en 2008, los hogares suponen un 80% del consumo eléctrico, en invierno sobre todo para la calefacción.
Un precio muy subvencionado
La oposición acusa al Gobierno de Kurti de mala gestión y de no haber preparado el sistema para afrontar una crisis previsible debido al progresivo aumento del precio de la energía en todo el mundo. El precio de la electricidad en los países de los Balcanes es el más bajo de Europa y un kilovatio/hora cuesta en Kosovo solo unos 6 centavos del euro, gracias a subvenciones públicas.
El sueldo medio mensual ronda unos 400 euros en este país, con una tasa de desempleo del 26% y con decenas de miles de personas que se han quedado sin trabajo durante la pandemia de la covid-19. El experto del Instituto de Política de Desarrollo Dardan Abazi, criticó que "en los últimos 20 años diferentes gobiernos hablaban de la construcción de nuevas centrales termoeléctricas de carbón sin poner Kosovo en la vía de la transición energética".
Una manifestación reclamó el pasado lunes en Pristina que se asegure el suministro y la nacionalización de KEDS, el único distribuidor de electricidad, privatizada en 2012 con promesas de modernización. Kurti, en el poder desde marzo pasado, acusa por su parte a los anteriores gobiernos de "falta de visión" por no haber modernizado las infraestructuras y de prácticas corruptas en la privatización de la red eléctrica.
Kosovo ha desembolsado por ahora más de 40 millones de euros adicionales (una importante para las modestas arcas públicas) para amortiguar el aumento del precio y para la importación de más energía, una tarea difícil ante la gran demanda en invierno. El Gobierno argumenta que, debido a la crisis global, tiene poca capacidad para comprar e importar más electricidad desde el extranjero, aunque el suministro desde la vecina Albania ha mejorado un poco la situación en los últimos días del año.