En tiempos de conflictos políticos, sociales y económicos a nivel nacional e internacional, todavía hay hueco para la paz. Así piensa Prem Rawat, el ya denominado 'Embajador de la Paz', que desde los ocho años recorre el mundo difundiendo que todo lo creado por el ser humano tiene solución.
Nació en el año 1957 en una pequeña aldea del norte de India, a las afueras de Haridwar. A pesar de las adversidades y a la muerte de su padre cuando no llegaba a los diez años de edad, Rawat confió en que los conflictos tienen un origen y que si los crea el ser humano, el mismo tiene la llave para resolverlos.
Con tan solo 13 años, Rawat recibió invitaciones para hablar en Londres y en Los Ángeles y fue así como salió por primera vez del continente asiático. Su mensaje se ha difundido por todo el planeta, desde pequeñas conferencias hasta discursos para medio millón de personas, como en el caso de Bihar. En total, sus palabras han sido escuchadas en directo por más de 15 millones de personas por todo el mundo.
Su trabajo ha sido presentado en lugares como el Palacio Kensington, de Reino Unido; en los parlamentos de la Unión Europea, de Italia, Argentina y Nueva Zelanda. Además, en el año 2011, Rawat protagonizó el evento 'Paz y Bienestar de la Unión Europea', convocado por el primer vicepresidente de la Eurocámara, Gianni Pittella. El resultado de esta comparecencia fue la firma de una Declaración de Paz en el Parlamento Europeo por primera vez en su historia.
Rawat, que recibió el premio a la trayectoria de la Fundación Brand Laureate -galardón con el que también fue obsequiado Nelson Mandela-, visitó España este mes de marzo con motivo de la presentación de su nuevo libro: 'Cuando el desierto florece'. El 'Embajador de la Paz' reunió a más de tres mil personas en la capital. Rawat ha hablado con Vozpópuli de los conflictos armados, del hambre, del origen de las guerras, de la codicia y del papel que realmente juegan las armas.
Las grandes instituciones tratan de influenciar a las masas, pero se olvidan del individuo"
No todo el mundo puede decir que está contribuyendo a a la paz como lo hace usted. ¿Cómo es tratar de cumplir con esa gran responsabilidad día a día?
Para ser el "Embajador de la paz" hay que puntualizar que, ante todo, se tiene que ser humano. Son los seres humanos los que necesitan paz. Comenzando desde esa posición, es necesario que haya un cambio fundamental en la forma en que miramos la paz. La hemos estado buscando en las formas, en el pasado, que realmente no han logrado ninguna diferencia en este mundo. Hemos intentado, a través de diferentes vías, tratar de influir en la gente para lograr la paz, pero realmente no se ha resuelto. Se trata de un esfuerzo que comienza y luego se esfuma. No hemos logrado entender qué es realmente. Ser Embajador de la Paz es, fundamentalmente, de todo el mundo. Sin eso, nuestras sociedades y nuestras culturas se caen a pedazos; y las familias y los países se están desmoronando. Entonces, ¿qué se siente al ser el Embajador de la Paz? Solo soy una persona en el rompecabezas: cualquiera dentro de ese billlón de personas en la faz de la tierra.
¿Cómo comienza un niño tan pequeño, con tan solo 8 años, a hablar de la paz?
¡Porque la paz está intrínsecamente dentro de cada ser humano! Todo lo que tienes que hacer es poder dar la vuelta y sentirlo. ¡No es un tema de pensamiento! Por ejemplo, tú puedes pensar en el agua. Pero cuando la sed toma el control, entonces la necesidad se vuelve muy clara: "Necesito beber el agua". Un niño de ocho años bebe el agua y el de sesenta bebe el agua -porque eso, una vez entendido, cuál es la necesidad fundamental y cómo se apagará esa sed-, no es a través de conversaciones; no es a través de diferentes ideas, sino a través del agua potable. Y creo que si la paz permanece en el ámbito de las discusiones y el debate, realmente no se va a lograr la paz. Solo cuando comprendas que la paz reside en tu corazón, una persona de ocho años, de siete, de nueve, de sesenta y de ochenta, puede hablar sobre la paz.
¿Y cómo fue su primer viaje fuera de la India?
Fue emocionante, pero al mismo tiempo, no sabía el mundo en el que me estaba metiendo. Los medios en la India informaban poco de lo que estaba sucediendo fuera de mi país. Y especialmente, habiendo crecido en la tranquila ciudad de Dehra Dun. Realmente no tenía idea de cómo eran estos países, cómo era Inglaterra, Italia, América... Iba a hacer un experimento: "¿Estará la gente interesada en este mensaje de paz?". Pero al mismo tiempo, era una aventura, donde me decía a mí mismo: "Audazmente ve donde ningún hombre ha estado antes". Y para mí, que nunca antes había estado allí, me sentía con mucho coraje, pero al mismo tiempo, no tenía ni idea de cómo iba a ser.
Ha visitado la ONU o el Parlamento Europeo para hablar de paz, consiguiendo incluso que se firmase una Declaración de Paz por primera vez en su historia. ¿Hay esperanzas en las grandes instituciones para lograrlo?
Las instituciones están ahí, son cada vez más grandes, pero muchas veces se olvidan de que son simplemente un producto de la multiplicación de individuos. Por eso es importante enfocarse en las personas. Es como si estuviéramos mirando el edificio, pero nos hubiéramos olvidado de cada ladrillo. El foco debe estar en los individuos, porque ahí es donde comienza el colapso. Estas instituciones tratan de influenciar a las masas, pero se olvidan del individuo y quiero que se centren en él.
Ha recibido el galardón a la trayectoria de toda una vida de la Fundación Brand Laureate, un premio que también posee Nelson Mandela…
Bueno, no voy a compararme con Nelson Mandela. Él pasó por lo que pasó. Y fue increíble su resistencia y su perseverancia, y pudo salir... Y, lo más importante, su sueño era ver una Sudáfrica próspera y lo llegó a ver. Mi sueño es traer la paz al mayor número de personas posible. Trasciende los límites de cualquier país, de cualquier cultura, de cualquier religión. Quiero conectarme con las personas y quiero mostrarles el tesoro que tienen dentro. Quiero ponerlos en contacto consigo mismos.
En Madrid afirmó que los humanos solo luchan cuando "sienten que su comida y su agua están amenazados". ¿Esa razón también sirve para los conflictos armados actuales?
Cuando algo, ya sea comida, agua o riqueza, acumula un pequeño tintineo de avaricia, va más allá de la mera "preservación de lo que es necesario". Y ahora pregunto, ¿por qué hay una guerra en Siria?". Todo comenzó con un simple descontento, que estaba siendo aplastado. Cuando ese descontento aumentó de forma monstruosa, todo el país reaccionó. Y luego, otros poderes que no tienen nada que ver con Siria, entraron y simplemente lo dividieron todo. Cuando la codicia entra en la fórmula, todo cambia. Debido a que la codicia sucede porque no apreciamos a los seres humanos ni lo que tenemos. Está muy, muy claro. Es muy sencillo. "¿Por qué está pasando esto?": porque hay mucha avaricia.
Está muy, muy claro. Es muy sencillo. "¿Por qué está pasando esto?": porque hay mucha avaricia"
"El hambre no ha sido creada por la naturaleza", continuó. ¿Tenemos la llave para acabar con el hambre?
Todo lo que se necesita es un pequeño esfuerzo consciente. Si más del 40% de la comida se desperdicia, ¿no podemos ser un poco más sensibles con ella? ¿No podemos cambiar nuestros hábitos en los países del Primer Mundo para que entendamos que no se trata solo de estos países? Necesitamos cambiar la forma en que hacemos las cosas: ¡ha llegado el momento de considerar el pensamiento alternativo! Hasta este momento se ha producido una cantidad tremenda de miseria, gran cantidad de guerras y una tremenda cantidad de sufrimiento humano. Si seguimos pensando de la misma manera, los problemas empeorarán.
¿El mundo se tapa los ojos cuando las cosas ocurren lejos de las fronteras de su país?
Absolutamente. Solo queremos ver lo que queremos ver. Cuando entras a un supermercado y tienes tu lista de compras, no quieres mirar otras cosas; ni siquiera quieres perder el tiempo. Deseas ir exactamente a los pasillos donde puedes obtener lo que necesitas y salir de allí. Nos cegamos a nosotros mismos porque queremos crear un mundo en nuestra fantasía. Sí, hay hambre; hay miseria; hay problemas. Pero estos son problemas que han sido creados por los seres humanos. Y la buena noticia es que, debido a que fueron creados por seres humanos, se pueden resolver.
Y las armas. ¿Hay quienes permitiéndolas estás entorpeciendo conseguir la paz?
No están obstaculizando el logro de la paz, pero están causando un gran sufrimiento a la gente. Y esto es lo que hacen las armas, es para lo que fueron creadas. Nadie crea un arma para cultivar flores. Están allí, y su propósito es... "Si no disuaden, disparen", y cuando disparen, lastimarán a alguien. Tal vez la gente se deje engañar, al principio: "Oh, tenemos todo esto para disuadir". Ahora hay nuevas tecnologías que se están enviando, en las que la matanza de las personas se convierte en una operación muy fluida, una operación muy eficiente. Esto no puede continuar. Darse la vuelta y pretender que algo es para disuadir, cuando sabes que los seres humanos están siendo asesinados... Quiero decir, ¿qué precio tiene la vida de un ser humano? Hemos olvidado eso.
En lugar de abdicar de la responsabilidad, hay que comenzar a aceptar la responsabilidad"
En 'Cuando el desierto florece' habla de que los conflictos ocurren a tres niveles: entre dos países; entre dos personas; y dentro del propio individuo. ¿Primero hay que solucionar los del propio individuo?
Ese es el origen del conflicto; ahí es donde comienza. Se vuelve visible, tal vez cuando llega al nivel del país, pero en realidad, las guerras se inician, y parafraseo a las Naciones Unidas: "Dado que las guerras comienzan en las mentes de los hombres, es en las mentes de los hombres que deben construirse las defensas de paz". Eso es lo primero que debe tratar de abordarse. Si tratamos de abordar solo las consecuencias de ello, no podremos tener éxito en establecer adecuadamente la paz.
Usted ha sido criticado por "falta de contenido intelectual en sus discursos públicos". Usted afirma que ofrece un contenido práctico...
Exacto, solo con la práctica y haciéndolo así de simple, es lo más poderosamente intelectual. Por ejemplo, cuando hay un plato que te encanta, cuando lo describes, siempre dices, ¡tienes que probarlo! Porque es algo que está más allá de las palabras; está más allá de las descripciones, ¡debes probarlo! ¡Y eso es lo que quiero que hagan las personas! Quiero que las personas despierten a su propia posibilidad en la vida y que la paz realmente sea posible. Este mensaje viene de mi corazón. Y no es solo una cuestión de intelecto, sino la cuestión de la realidad.
Y la última pregunta, "¿Cómo comenzamos a contribuir al logro de la paz?"
Entendiendo que somos parte de la solución. En lugar de abdicar de la responsabilidad, hay que comenzar a aceptar la responsabilidad. No somos parte del problema. Y cómo actuamos, cómo pensamos y cómo compartimos nuestra compasión y pasión por la paz, marcará la diferencia.
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