Si algo caracteriza a Rusia es la omnipotencia de sus servicios secretos, encarnados en el FSB y que hunde sus raíces en el KGB, el organismo de Seguridad del Estado donde Putin hizo carrera en los 80. Es la tónica del Kremlin revestirse de un halo de misterio que juega al despiste, si bien existen influencias invisibles que dejan pistas allá donde van. Como las pruebas en una escena del crimen. Así fue recibida la noticia de ayer: el líder del grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, había desaparecido de la faz de la tierra. O así lo afirmaban los medios estatales rusos y el mismo grupo de mercenarios, que extiende sus tentáculos de influencia a nivel internacional con especial énfasis en África. Su avión se estrelló cuando se dirigía San Petersburgo en unas circunstancias aún por esclarecer. Por ahora, como afirma el canal prorruso Rybar, los cadáveres hallados en el lugar aún no han sido identificados. Esta mañana, la zona sigue vallada por la actividad policial y de especialistas forenses que han examinados los cuerpos, gravemente dañados, y han sido trasladados a la morgue de Tver. Se está a la espera de las pruebas de ADN.
Desde el inicio de la guerra de Ucrania, el grupo Wagner fue cogiendo cada vez más relevancia en el campo de batalla ucraniano, donde se convirtió en un arma de doble filo también para el Kremlin. Suyas fueron las victorias más significativas en la invasión, así como su resistencia feroz y a toda costa en el frente más mortífero: Bajmut. Un prestigio militar a base de reclutamiento en cárceles rusas que le valió a Pringozhin el 'derecho' de sacar pecho frente a Putin, e incluso poner en tela de juicio la efectividad del Ejército ruso.
La tensión llegó a su clímax en el arranque de verano, cuando el grupo Wagner se rebeló contra el Kremlin e incluso llegó a tomar la ciudad de Rostov del Don, donde había un importante destacamiento militar ruso. Dio pie entonces a lo que más tarde se llamó la 'Marcha de la Justicia', rumbo a Moscú, al más puro estilo César, tanteando el Rubicón del poder de Putin. El FSB, el servicio de inteligencia ruso, dio un golpe sobre la mesa y desintegró la rebelión, que acabó en una incorporación de Wagner a las fuerzas regulares rusas.
Todo parecía haberse 'quedado en casa' hasta ayer, cuando el líder de Wagner ha muerto, en principio, junto a los otros 9 tripulantes, también pertenecientes al grupo de mercenarios. Su muerte deja aún muchos cabos sueltos entre sensaciones de misterio y espionaje. Pero no es algo inusual. La muerte del líder de Wagner es solo una más de las otras muertes extrañas en Rusia. Como si de una purga estalinista se tratara, a lo largo de los meses han desaparecido del mapa algunos importantes oligarcas rusos.
Larga lista de opositores oligarcas rusos
El año pasado murió en extrañas circunstancias Ravil Maganov, presidente de Lukoil, la mayor petrolera privada rusa, tras caer por una ventana del Hospital Clínico Central de Moscú, donde estaba ingresado por un ataque cardíaco. La agencia rusa TASS definió el suceso, citando a fuentes de las fuerzas del orden, como una "una muerte por suicidio". Maganov, de 67 años, era contrario a la invasión rusa de Ucrania. En marzo, su compañía pidió el "cese inmediato del conflicto" y una resolución de la guerra "mediante un proceso de negociación y a través de vías diplomáticas".
Tamporo era un caso aislado; hasta diez oligarcas rusos habían muerto en extrañas circunstancias hace un año. En junio del año pasado dos altos cargos de la popular red social VK, Vladímir Gabrielyan, director general adjunto de VKontakte, y su jefe de adquisiciones, Sergey Merzlyakov, murieron en un accidente de coche durante una expedición por la costa del mar Blanco, según informó la agencia RIA Novosti. El vehículo todoterreno Sherp en el que viajaban volcó al cruzar el río Bugryanitsa y ambos hombres fallecieron. Los cuerpos fueron encontrados en la orilla del río.
Por otro lado, el exgerente principal de Lukoil, Alexander Subbotin, fue el séptimo magnate ruso encontrado muerto el 8 de mayo de 2022 en la casa de un chamán en Mytishchi, una ciudad al noroeste de Moscú, según la agencia de noticias rusa TASS. Supuestamente, había ido hasta allí para obtener una "cura contra la resaca", que incluía veneno de sapo. Según TASS, el chamán realizó una pequeña incisión en la piel de Alexander Subbotin para inyectar este tipo de veneno e inducir así el vómito. Sin embargo, en lugar de vomitar, el multimillonario comenzó a experimentar fuertes dolores en el pecho y el chamán le recomendó que se fuera a casa a descansar. A la mañana siguiente fue encontrado muerto en el sótano de un supuesto ataque al corazón.
Además, el 19 de abril de 2022 dos oligarcas rusos mataron a sus familias y después se suicidaron, según fuentes oficiales rusas. Uno de ellos, Sergey Protonsenya, que fue vicepresidente del gigante ruso del gas natural Novatek durante siete años, se encontraba de vacaciones en Lloret de Mar (Gerona) y los Mossos trataron lo ocurrido como un caso de violencia de género. Sergey Protonsenya mató a su mujer y a su hija de 16 años a cuchilladas y hachazos en una villa de lujo que habían alquilado. Después, se dijo que se había suicidado ahorcándose en el jardín. Su hijo Fedor rechazó públicamente la teoría. Ese mismo día, Vladislav Avayev, exfuncionario del Kremlin y exvicepresidente de la compañía estatal de gas Gazprombank, fue encontrado muerto en su apartamento de Moscú junto a los cuerpos de su mujer Yelena, de 47 años, y su hija menor, María, de 13. El cadáver del hombre fue hallado con una pistola en la mano y los tres cuerpos presentaban heridas de bala.
También es destacable la muerte de Vasily Melnikov, que según el periódico ruso Kommersant fue encontrado muerto en su lujoso apartamento de Nizhny Novgorod el 24 de marzo del año pasado. El multimillonario era propietario de la empresa de suministro de equipos médicos Medstom, la cual había sufrido significativas pérdidas debido a las sanciones occidentales. Vasily Melnikov, su esposa Galina y sus dos hijos, de 10 y 4 años, fueron encontrados todos muertos. Los investigadores concluyeron que Vasily Melnikov apuñaló a su familia antes de arremeter contra sí mismo.
Otro fallecimiento inesperado fue el de Mikhail Watford, que fue encontrado ahorcado en el garaje de su casa en Surrey (Inglaterra) el 28 de febrero, según la BBC. Mikhail Watford, que había cambiado su nombre de Tolstosheya original, nació en 1955 en la entonces Ucrania soviética y se había hecho un nombre después de convertirse en un magnate del petróleo y el gas. A principios de la década de los 2000 se mudó a Reino Unido con su esposa.
Alexander Tyulyakov también fue encontrado ahorcado, pero en su caso en el garaje de una casa de campo cerca de San Petersburgo el 25 de febrero del año pasado , según Novaya Gazeta. La Policía le dijo a este medio ruso que encontraron una nota de suicidio junto a su cuerpo. Alexander Tyulyakov, de 61 años, era ejecutivo del gigante energético ruso Gazprom.
Por último, Leonid Shulman fue la primera muerte vinculada al gigante energético ruso Gazprom y ocurrió poco antes de que comenzara la invasión rusa de Ucrania. Este alto ejecutivo fue hallado muerto en el baño de una cabaña en Rusia y cerca de su cuerpo se encontró una nota de suicidio que decía que no quería ser una "persona discapacitada" o una "carga" para su familia y se quejaba de un dolor insoportable en la pierna que tenía lesionada, informaron los medios rusos Novaya Gazeta y 78.ru.
Ernesto Tagliavini
Cuentan del general Narváez que cuando estaba para morirse el confesor le pidió que perdonara y/o suplicara el perdón de sus enemigos. - No puedo - respondió el agonizante -. Los he matado a todos. Una cosa así.
Urenga
No aparece ninguno de los casos de personajes que se han caído por una ventana desde la invasión de Ucrania.