Internacional

Los hilos de Rusia en los conflictos de Oriente: "Putin quiere restaurar el poderío que tenía la Unión Soviética"

Las alianzas de Putin con Irán y Hamás son más que evidentes. No obstante, al presidente ruso no le interesa que los conflictos actuales en Oriente Medio escale demasiado la intensidad, ya que repercutiría en los intereses que guarda con estos países

  • Foto de archivo. El presidente ruso, Vladimir Putin -

Los misiles y drones lanzados por Irán a territorio israelí han causado que la tensión escale en Oriente Medio y la expectación aumente en el resto del globo. El papel que juegan grandes potencias, como Rusia o Estados Unidos, en estos conflictos es clave. Pueden ser las responsables de apaciguarlos, tal y como ocurrió con el incidente que alertó al mundo entero la madrugada del pasado 13 de abril.

Los intereses de estos grandes países, tanto geopolíticos como económicos, en territorios de Oriente queda evidenciado en las relaciones que guardan. Estos intereses, en parte, son la razón por la que Rusia, por ejemplo, prefiere que no escalen los conflictos. Siendo Irán uno de sus principales proveedores de armamento -así como uno de sus mayores aliados-, si entrase en guerra no podría suministrar tanta ayuda a Putin. En esta línea, las relaciones del Gobierno ruso con países asiáticos se ha hecho más fuerte a raíz de las múltiples sanciones que le ha impuesto la UE por la guerra en Ucrania.

Putin, sus alianzas con Hamás e Irán y la complicada relación con Israel

Rusia es uno de los pocos países que guardan relación con Hamás. De hecho, líderes de la organización han sido invitados a Moscú. Desde el atentado en Gaza el 7 de octubre de 2023, Putin se ha mostrado a favor de Hamás y ha condenado la masacre y genocidio que lleva ocurriendo desde entonces en el territorio. En relación a esa reunión en la capital rusa, Ynet -portal de noticias de Israel- ha apuntado que, según informes, Putin prometió armas e inteligencia a partir de fotografías aéreas a Hamás a cambio de la liberación de rehenes rusos.

Irán, por su parte, es uno de los mayores aliados del estado soviético. Más allá del armamento que provee al gobierno ruso, la región persa es una de las principales exportadoras de petróleo a nivel mundial -compitiendo con Arabia Saudí y Catar, entre otros-. En la otra cara de la moneda, Rusia dispone de grandes equipos de inteligencia y seguridad, así como es uno de los grandes exportadores de grano.

"Rusia no está interesada en que haya una escalada más grande en este conflicto, porque creo que ello llevaría, obviamente, a Irán a concentrar sus recursos en una guerra, por ejemplo, con Israel", comenta a Vozpópuli David Villar Vegas, profesor de Estudios Hebreos en la Universidad Complutense de Madrid. Según explica el profesional, Rusia depende militarmente del país persa. Asimismo, que se levantase el conflicto favorecería a China, uno de los principales competidores de Putin por las alianzas en Oriente Medio.

Referente a la relación entre Israel y Rusia, pese a pertenecer a ejes de alianza contrarios, se han mantenido mayormente como figuras neutrales. Por ejemplo, en la guerra de Ucrania, aunque el gobierno israelí no ofreció ayuda ni armamento al ejército ruso, tampoco lo hizo con el ucraniano. Por otro lado, el fuerte apoyo entre Estados Unidos y el país judío ha sido el mayor obstáculo para que los gobiernos de Putin y Netanyahu establezcan algún pacto. De la misma manera lo ha sido la conexión Irán-Rusia, siendo el país persa el "gran enemigo" de Israel.

Asimismo, la moralidad de ambas naciones difiere. Históricamente, "en Rusia siempre ha habido un alto grado de antisemitismo", señala el experto en Estudios Hebreos. Más allá de diversas manifestaciones, ejemplo de ello es el asalto en el aeropuerto de Makhachkala, en Daguestán. El pasado 29 de octubre de 2023, manifestantes rusos propalestina invadieron la pista para buscar en un avión con origen Tel-Aviv a ciudadanos israelíes.

El papel geopolítico de dos grandes potencias rivales: EEUU vs Rusia

La rivalidad entre los Estados Unidos y Rusia es conocido como uno de los grandes enfrentamientos históricos. La competencia por ser el mejor o el primero en un evento canónico -como la llegada a la Luna- ha quedado evidenciada a lo largo de los años. Al igual que otras potencias mundiales, ambas tienen armados sus hilos de aliados y contactos en Oriente Medio que, como es de obviar, apenas se entrelazan.

La influencia rusa en los conflictos de Oriente es más "estratégica", según ha definido el experto, "como otro polo frente a Estados Unidos". De hecho, David Villar identifica dos intereses totalmente diferentes entre las dos potencias. Por un lado, a Rusia le gustaría que las disputas en el territorio asiático se mantengan "a baja intensidad, pero que no se eleven", mientras que la administración de Biden busca más la "pacificación de la situación".

Esta disparidad de ideas también se debe en parte a que Estados Unidos tiene cubierta su venta de armamento con Ucrania, mientras que Rusia perdería un gran suministro si Irán entrase en guerra. "Yo creo que Putin quiere restaurar ese poderío que tenía la Unión Soviética en Oriente Medio antes de su caída", comenta David Villar a Vozpópuli.

Disuadir de la guerra en Ucrania

A Putin le interesa que los conflictos en Oriente Medio continúen, pero sin llegar más allá del estado en el que se encuentran actualmente. De esta manera, estas 'batallas' servirían de elemento disuasorio mientras la guerra en Ucrania siga latente. Porque, Aunque Putin tenga como actualmente como objetivo principal este pleito, "a medio largo plazo, Rusia quiere expandir su influencia en Oriente Medio", opina David Villar.

Respecto a la duda de si el conflicto entre Israel e Irán -además del resto de enfrentamientos que están teniendo lugar en la zona- puede descender en una posible tercera guerra mundial, el experto en Estudios Hebreos apunta que "el tema de Ucrania es mucho más peligroso". Según explica David Villar, que la disputa persa-judía escale a nivel mundial no interesa a nadie; ni a Rusia, ni a Estados Unidos, ni a los países de Oriente. El desinterés proviene a la fuerte crisis económica que desencadenaría una guerra global, en donde elementos básicos sufrirían una fuerte subida de precio -como se vio al estallar el conflicto ruso-ucraniano en febrero de 2022-.

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