Un padre de familia ejemplar, directivo de una de las mayores compañías tecnológicas del mundo, Google. Encontrado muerto en su propio yate con una significativa marca en el brazo, inconfundiblemente una jeringuilla. Heroína. Jamás había tomado drogas, según cuenta su entorno. Padre de cinco hijos, Forrest Timothy Hayes fallecía en unas condiciones muy extrañas, muy raras para alguien que es directivo y un padre ejemplar. ¿Cómo es posible que alguien así falleciese de tal forma?
¿Quién era Forrest Timothy Hayes?
Forrest Timothy Hayes era un exdirectivo de la compañía radicada en Mountain View, Google. En Silicon Valley. Era el responsable de la sección de productos tecnológicos e innovaciones tales como el coche autónomo, y anteriormente había trabajado en Apple. Dejó cinco niños y una mujer, que no se imaginaban de ninguna de las formas el esperpento que había detrás de su increíble muerte.
Hayes frecuentaba páginas web de prostitución tales como seekingarrangement.com, donde buscaba aventuras. Prostitutas de lujo. Y allí encontraría su final. Lo que parecía otra relajante jornada en el yate del exdirectivo se convertiría en su horror particular. Contrató los servicios de una mujer que no resultó ser lo que era.
Avistaron en la sala a una mujer, haciendo el preparatorio típico de la inyección de heroína. Una mujer con pelo oscuro, tatuada, con un estilo entre oscuro, emo gótica circa 2007, con apariencia diabólica
La viuda negra de Silicon Valley
La familia alertó a la policía porque hacía 24 horas que no contactaban con Hayes, y finalmente los agentes acudieron al yate del directivo. Lo encontraron tumbado en el camarote del yate, inerte, sin señales de violencia alrededor. Todo parecía totalmente normal. Hasta que observaron que en uno de sus brazos había una inconfundible marca de jeringuilla. Se le realizó la autopsia y no dejó lugar a dudas. Se había drogado con heroína y había fallecido de una sobredosis. La familia simplemente no podía creer dicha versión. Al revisar la sala, observaron que la cámara estaba desenchufada, lo cual fue vital. Por suerte para Hayes, su experiencia como googler hizo que la cámara no estuviese conectada a un disco duro sino a la nube, por lo que pudieron ver el contenido de la misma. Y lo que allí encontraron fue sobrecogedor.
Utilizando un software de reconocimiento facial, la policía encontró su perfil de Facebook. Alix Tichelman, 26 años. “Bendecida cual hija de puta”, rezaba su estado
Avistaron en la sala a una mujer, haciendo el preparatorio típico de la inyección de heroína. Una mujer con pelo oscuro, tatuada, con un estilo entre oscuro, emo gótica circa 2007, con apariencia diabólica. La mujer primero introducía la aguja en su brazo, aunque de forma imperceptible casi para la cámara, y posteriormente, se la introducía a su cliente, nuestro padre de familia. No parecía que tuviese demasiada costumbre de pincharse 'caballo', por lo que Hayes comenzó a convulsionar y a padecer los efectos de una evidente sobredosis de heroína… pero la prostituta no hizo nada. Se limitó a recoger la jeringuilla, sostener el vaso de vino que estaba tomando, terminarse el caldo, recoger todo y simplemente marcharse. La policía californiana señaló que jamás había visto un grado de frialdad similar.
No obstante, no era la primera vez que la prostituta actuaba así. Utilizando un software de reconocimiento facial, la policía encontró su perfil de Facebook. Alix Tichelman, 26 años. “Bendecida cual hija de puta”, rezaba su estado. Trabajaba como “Baddest Bitch”, que viene a significar lisa y llanamente algo parecido a “putón”. Al realizar la búsqueda la policía, se dieron cuenta de que tenía antecedentes por llamar al 911 sin motivos, el número de emergencias estadounidense. Se encontraba en un bar local ebria y mostrando sus pechos, bar que pertenecía a su pareja de entonces. También lo había acusado de maltrato doméstico, y al poco después, llamó nuevamente al 911 para pedir ayuda porque él estaba sufriendo una sobredosis...de la cual ella parecía no saber nada.
La policía se dio cuenta de la coincidencia tras observar el caso del exgoogler. La chica, además, era hija de un emprendedor y jugador profesional de póker bastante adinerado. Había hecho muchísimo dinero con energías renovables, por lo que su problema no era precisamente económico. Tichelman se inyectaba heroína desde los 16 años, y escribía poemas sobre este narcótico.
La prueba definitiva fue la coincidencia entre su dedo y una huella encontrada en el yate. No había duda. La viuda negra había matado a ambos de la misma forma: sobredosis intencionada. Ahora mismo, la policía le ha impuesto una fianza de 1,5 millones de dólares y está imputada por los delitos de asesinato en primer grado y posesión de drogas. Anteriormente, había estado buscando en los resultados de Google sobre el asesinato que había cometido para saber cómo avanzaba la investigación.
Una vida truculenta
Alix Tichelman no contaba con una salud mental fuerte. Padecía un extraño trastorno mental por el cual quería desprenderse de algunos de sus miembros, y tenía afición por la autodestrucción. Tomó por primera vez heroína a los 16 años, a pesar de vivir en una condición ejemplar, dado que no le faltaba de nada, aparte de ir a colegios donde solo la matrícula suponía el sueldo de un año. Además de la adicción a la heroína, Alix tampoco consiguió terminar su carrera de Periodismo, de la que salió en el segundo semestre del primer curso. Alix recurría frecuentemente al portal Seekingarrangement.com, con el que ganaba 1000 dólares por noche con la prostitución de lujo. Después del asesinato, Tichelman prosiguió utilizando la web, en la que un policía se infiltró y la detuvo finalmente. Un portal al que recurrió Hayes para contratar una aventura, sin saber que iba a encontrar su muerte.
No obstante, el caso no finaliza aquí. Parece ser que fue la responsable de enganchar a la heroína a un cantante local de la zona, que mató a su novia con una doble dosis de heroína, por la que cumplió 20 años de prisión. Acusó a una “joven chica de 18 años” de ser la responsable de engancharle al caballo. Ahora el caso está pendiente de juicio, y la viuda negra de Silicon Valley pronto puede estar entre rejas.