El primer ministro francés, Michel Barnier, ha reconocido este domingo que su país está "en una situación muy grave" con una deuda pública de más de tres billones de euros y no descarta subir los impuestos a los ricos, e insistió en que hay que garantizar la credibilidad ante los mercados.
"No voy a aumentar todavía más los impuestos al conjunto de los franceses que ya pagan más impuestos que todos los otros europeos", ha señalado Barnier en su primera entrevista tras el anuncio de la composición de su Gobierno el sábado, en el canal de la televisión pública France 2.
Ha añadido que no los ha subido "ni a los más modestos, ni a las personas que trabajan ni a las clases medias", pero al mismo tiempo ha puntualizado que "no voy a excluir que las personas más ricas participen al esfuerzo nacional que habrá que hacer".
Francia se encuentra en una situación financiera delicada con un déficit público que ha subido el pasado año hasta el 5,5 % del producto interior bruto (PIB) cuando lo previsto en el presupuesto era un 4,9 %. El tesoro ha anticipado que este año Francia terminará con un déficit del 5,6 %, muy lejos del tope del 3 % preconizado por las reglas europeas, y con una deuda del 112 %.
El nuevo primer ministro conservador ha recordado que dado que la mayor parte de la deuda francesa se ha emitido en los mercados internacionales, y en manos de extranjeros, "hay que mantener la credibilidad de Francia".
La Comisión Europea ha abierto en julio a Francia un procedimiento por déficit excesivo y el Gobierno saliente se había marcado el objetivo de reducir el déficit al 3% del PIB en 2027, pero pocos han considerado creíble esa trayectoria, empezando por el gobernador del Banco de Francia, François Villeroy de Gallois, que ha apostado por un plazo más largo.
Barnier ha recordado que, como ha dicho una vez que ha asumido las funciones el 5 de septiembre, "no quiero agravar la deuda fiscal ni ecológica".
Eso ha significado que "hay que hacer un esfuerzo colectivo para controlar el gasto público", lo que pasa por hacerlo más eficaz y evaluar.
Partiendo de la constatación de que "no hay mayoría" que permita por sí sola sostener a su Gobierno, el primer ministro ha dicho que la base de 220-230 diputados con la que cuenta, de un total de 577 en la Asamblea Nacional, "estará abierta" a otras formaciones.
"Vamos a hacer compromisos, ha asegurado, después de haber criticado a los responsables de las formaciones de izquierdas, que han anunciado que presentarán una moción de censura lo más pronto posible, "antes de que yo haya abierto la boca" y haya podido presentar su programa político.
Ese programa lo oficializará en el Parlamento con un discurso de política general previsto el próximo 1 de octubre.
Si la coalición de izquierdas, que es el principal bloque en la Asamblea Nacional con 193 diputados, ya ha preparado esa moción de censura, la extrema derecha de Marine Le Pen ha preferido esperar para ver el discurso de política general y el proyecto de presupuestos, que debería llegar el 9 de octubre.