El terrorismo, en materia de atentados y víctimas mortales, perdió intensidad en 2022. Sin embargo, las acciones cometidas tuvieron más fallecidos de media, según el índice Global de Terrorismo (GTI). El conocido Estado Islámico se alza como el grupo más mortífero, y Sahel como el principal foco de actividad terrorista.
De acuerdo con el índice elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP), el año pasado se contabilizaron 6.701 muertes por terrorismo, un 9% menos que el año anterior y un descenso del 38% en comparación con 2015, un año negro que se convirtió en el peor año hasta la fecha desde que se comenzó a elaborar este estudio en 2007.
El número de víctimas cae, especialmente, dado que se redujo el número de ataques: 3.955 frente a los 5.463 de 2021, un 28% menos. Es una variación lastrada por los ataques cometidos en Afganistán y cómo han variado de un año para otro, por lo que de retirarse este país del recuento, los fallecidos habrían aumentado un 4% de un año para otro. Y, si bien el número de atentados fue menor, su letalidad ha crecido, matando un 26% más de personas por acción.
Así, en cada uno de ellos hubo una media de 1,7 fallecidos, frente a los 1,3 de 2021, lo que supone el primer aumento de la letalidad en los últimos cinco años, rompiendo así la tendencia a la baja.
Estado Islámico, el más letal
Estado Islámico y sus múltiples filiales sigue siendo el grupo más letal a nivel mundial por octavo año consecutivo, aunque dejó un 16% menos de víctimas que el año anterior en un total de 18 países, un dato ligeramente inferior a los 20 que hubo en 2021.
Así, el índice atribuye a la matriz central, que opera en Siria e Irak -el más conocido, que responde a las siglas de ISIS-, 410 ataques y 1.045 fallecidos, mientras que Estado Islámico Jorasán, la filial en Afganistán, estaría detrás de 141 ataques y 498 víctimas mortales.
Por su parte, a Estado Islámico en África Occidental (ISWA) le atribuye 65 ataques y 219 muertos, si bien en esta zona se ha producido en el último año un número elevado de ataques y víctimas sin atribuir. El índice incluye en este caso las acciones tanto de la rama activa en el noreste de Nigeria y el lago Chad, a la que tradicionalmente se conoce como ISWA, así como Estado Islámico Sahel, anteriormente conocida como Estado Islámico en el Gran Sáhara y que previamente estaba englobada en la primera.
Le siguen en el ránking Al Shabaab, la filial de Al Qaeda en Somalia, a la que se atribuyen 315 ataques y 784 fallecidos; el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), la rama de Al Qaeda en el Sahel, con 77 ataques y 279 muertos; y el Ejército de Liberación de Baluchistán (BLA), que con 30 ataques y 233 víctimas mortales en Pakistán se convirtió en 2022 en el grupo terrorista que más rápidamente evoluciona en el mundo.
Afganistán vuelve a ser por cuarto año consecutivo el país más afectado por el terrorismo pese a que el número de ataques disminuyó en un 75% y el de víctimas lo hizo en un 58% motivado por el hecho de que en agosto de 2021 los talibán se hicieron con el poder. En total, en 2022 hubo 866 fallecidos en ataques obra principalmente de la filial de Estado Islámico.
Sahel, foco de la violencia
Pero el gran foco de la actividad terrorista mundial se encuentra ahora en el Sahel. Esta región de África contabilizó más muertes por terrorismo en 2022 que todo el Sur de Asia y Oriente Próximo y el Norte de África juntos hasta el punto de que los fallecidos en los ataques en el Sahel suponen el 43% del total mundial. En 2007, cuando comenzó a elaborarse el índice eran solo el 1% del total.
Prueba de la gravedad de la situación en el Sahel es que cuatro de los diez países más castigados por el terrorismo están en esta región: Burkina Faso, Malí, Nigeria y Níger. En el caso de los dos primeros países -segundo y cuarto en el ránking mundial-, contabilizaron el 73% de las muertes por terrorismo en el Sahel y el 52% de todas las víctimas en el África Subsahariana.
Burkina Faso fue en 2022 el país que registró un mayor aumento de las víctimas por terrorismo, con 1.135 frente a 759 en 2021, un 50% más. En el caso de Malí, se produjeron un 56% más de fallecidos hasta los 944. Además, el informe resalta que los ataques en estos países son más mortíferos, con un 48% más de víctimas con respecto al año anterior.
Por otra parte, la región de Oriente Próximo y el Norte de África contabilizó solo 791 muertos en 2022, un 32% menos y el dato más bajo desde 2013. Esto se debe a que el número de ataques se redujo a casi la mitad, de 1.331 a 695. Como resultado, esta región representaba el 57% de las muertes por terrorismo en 2016 mientras que ahora solo supone el 12%.
El sur de Asia continúa como la región con la peor media a nivel mundial. En 2022 se dieron allí 1.354 muertes por terrorismo, un 30% menos. Si, como se planteaba en líneas superiores, se excluye la mejora registrada en Afganistán, la cifra de víctimas mortales ha aumentado un 71%. Esto se debe en buena medida a que en Pakistán ha habido un 120% más de fallecidos por terrorismo -de 292 a 643-. Una tercera parte de las muertes son obra del BLA.
Por lo que se refiere a Occidente, el número de ataques volvió a bajar, encadenando la racha positiva iniciada en 2017. Así, el índice solo ha contabilizado 40 ataques, un 27% menos que en 2021, cuando hubo 55 ataques. No obstante los fallecidos se duplicaron, si bien se ha pasado de 9 muertos en 2021 a 19 en 2022. De este total, 11 se produjeron en Estados Unidos. Este ha sido el primer aumento en víctimas desde 2019.