El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (TSJ) anunció este viernes que declaró "procedente" solicitar a Italia la extradición de Rafael Ramírez, quien fuera director de PDVSA entre 2004 y 2013 y exministro de Petróleo del fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013), según informa EFE.
A través de un comunicado, el Supremo informó que solicitará la extradición de Ramírez para que sea sometido a un proceso penal en Venezuela por la presunta comisión de los delitos de "peculado doloso propio, evasión de procedimiento licitatorio y asociación (para delinquir)".
Rafael Ramírez, el exministro de Petróleo del Gobierno de Hugo Chávez, ordenó en 2007 contratar a dedo a las empresas de Alejo Morodo, hijo del exembajador de España en Venezuela Raúl Morodo. Así consta en un documento oficial de 9 de octubre de 2013 firmado por el secretario general de Entes Corporativos de Petróleos de Venezuela (PDVSA), Álvaro Ledo Nass, en el que explica a su superior el origen de la contratación de las firmas Furnival, Aequitas y Consultores Asociados.
'Caso Morodo'
Raúl Morodo fue embajador de España en Venezuela entre 2004 y 2007. Tras cesar en este cargo, tanto él como su círculo familiar más íntimo, especialmente su hijo Alejo Morado Cañeque y varias empresas vinculadas, al menos entre los años 2011 y 2015 recibieron fondos procedentes de la empresa pública PDVSA por un valor de 5,4 millones de euros, que según la fiscal de anticorrupción Ana Cuenca no concuerdan con la lógica comercial.
No es la primera vez que aparece en el caso Morodo el nombre de Rafael Ramírez, una de las personas de la más estrecha confianza de Hugo Chávez. En su declaración como investigado, Raúl Morodo admitió que conocía al entonces ministro de Petróleo, Rafael Ramírez, que también ejercía como presidente de PDVSA.
Sin embargo, restó importancia a este vínculo, ya que dijo que únicamente había coincidido con él en actos oficiales "por razones de protocolo". También reconoció que su hijo, Alejo, sí había trabajado para la estatal venezolana. Pero aseguró en que él, como embajador, no había influido de ninguna manera con sus contactos en la élite política caraqueña.