Eso tiene que cambiar. Joyas heredadas, billetes pequeños no correlativos, recibos comprometedores y algún que otro cuaderno con recuerdos prohibidos necesitan un lugar digno. Puestos a ser sofisticados, nada mejor que adquirir algunos de los modelos de la casa Döttling. Desde 1919 esta familia alemana ha combinado el arte con el noble arte de guardar cosas. La piel y el acero se combinan en un mundo de llaves y anclajes que nos parece hacernos sentir más imporantes.
Sus piezas son consideradas piezas de colección. Desde el modelo “Narcissus”, creado en colaboración con Karl Lagerfeld, hasta el delicado “Liberty Barcelona”, inspirado en la silla de Mies van der Rohe de 1929, todos los modelos tienen un aire vanidoso. En general, parecen piezas creadas para ser vistas y retar al ladrón a intentar su apertura. Un juego de decoración y atrevimiento que a veces raya con el buen gusto…
El colmo de la sofisticación es el modelo Guardian, para llevar de viaje. El único problema es su peso, 8,8 kilos de pesos… más el peso de las joyas que se deben guardar. Por estilo, se ruega no viajar con ella en compañías low-cost.